LABROS

Periódico de la Asociación de Amigos de Labros 



 
Núm. 17
Verano 1998
 
 
 
 
Paseo
virtual
por 
Labros
 
 
 
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ANTONIO CARRASCO ARRIBAS: "RARO ES QUE ALGÚN DÍA NO HABLE DE LABROS"  
 
 

A. M. Y.
 
 
El último en tener a Labros como cuna, Antonio Carrasco Arribas, cumplió 30 años el 20 de marzo. Ni en la gestoría en la que trabaja ni en cualquier lugar de Martorell (Barcelona) le importa explicar "donde está ese pueblo, (para mí el único)", al que vuelve "en cuanto puedo". Especialmente en épocas de caza.  

"Solo tenía tres años cuando nos vinimos. Pero no puedo olvidar mi infancia allí. Son muchos recuerdos. Iba siempre con mi hermana y Jesús a jugar a casa de la tía Luisa, nevaba mucho, el Leoncio organizaba la cabrada abajo, la yegua blanca de mi abuelo..." Antonio guarda también en su memoria anécdotas de aquellos años en Establés, el pueblo de su padre, y lamenta no poder venir este verano porque espera su segundo hijo.  

"Claro que sueño con el pueblo. Es raro el día que por hache o por be no hablemos de Labros en mi casa. Unas veces porque nos acordamos de la tía Lucía y el tío Germán y los llamanos. Otras, sale el hombre del tiempo en televisión y le digo a mi hijo Oriol, espera que vamos a ver qué hará en el pueblo", cuenta.  

La proyección demográfica indica que, de seguir así, el último labreño apagará la luz en torno al 2070. "Siempre llevas dentro que eres de Labros y el último que ha nacido allí. El pueblo cambia, pero no en su tranquilidad y en otros atractivos que los nacidos no podemos olvidar. Aunque no sepamos definir bien. ¿Quién puede pensar en que va a desaparecer?", agrega aparentemente sin dudas.