Otros andarines, caminantes y arrieros, alforja al hombro o detrás del burro o mula, la llevaban como apoyo, a veces en defensa, o como muestra de elegancia.
La garrota de pastor era una "marro" o vara redonda y recta, la más de las veces hecha por ellos mismos, con la curvatura o agarrotamiento en la empuñadura o asidero. Ellos elegían la madera:
- La de sabina, si era ramón joven, trabajando la resina al calentamiento, respondía y se doblegaba poco a poco..., y como otras maderas no hay por aquí...! ...bueno, la de cerezo valía, pero si dice: ¡me rompo!, salta, ...un poco falsa para estos menesteres...
- El último tirón en agua hirviendo, y así, no se desdoblaba cuando le quitaban el tensor. Alguna, con varias horas cabeceando en el agua la tuve. Y cuando la desnudabas del tensor a su momento, se aguantaba torcida...
- ¿El perro? no se debe abusar, si lo tienes bien enseñado ya se lo sabe. Te acompaña y anda por su sitio. Si no puedes con el ganado le mandas y va. Lo colocas aquí y aquí se queda, y lo que digo, sin abusar. ¿Qué el sembrado queda en carasol?, tranquilo, no pasa nada. Las ovejas se ofenden de la luz... ¿Te das cuenta?
- Tirar así la garrota tenía su truco. Ya te he contado el cómo de ella. La agarrotadura, el asidero: lo más grueso, lo que pesa más, lo que manda al recibir el impulso, y en el recorrido, como los trillos, sin tropezar, esbarándose por los terrones y las piedras, ¡recta recta!..., que para eso está curvada.
- Yo, cada garrota que hacía, a pruebas. La tiraba por aquí, por allá,... entre aquellas dos sabinas,... hasta aquel escambrón,... a arrancar aquella aliaga seca... y a atinar, ¿oyes? a atinar.
- Y luego, en cualquier "iriazo", o descampado del monte, o en las labores, en éstas era fácil seguir el surco, pero en llano que no tiene cauce que seguir, se necesita buena puntería y "tino". Colocaba la manta y, a mis pasos, a tirar la garrota sobre ella. A brazo alargado, con buen impulso, a medio metro de altura: ¡¡zas!!, y que al caer al suelo corriera los últimos pasos hasta la manta y que la amontara: ¡sombrerete!. Eso era Sombrerete.
Su uso será tan antiguo como la garrota, palabra de raíz francesa, o como el "cayado" que así se le denominó con anterioridad, y tan viejo como la manta de lana tejida y tundida. Manta que arropa, impermeabiliza bajo la lluvia, y tiene sus codujones que hacen de alforja para el taleguillo de la sal, o el transporte de algún corderillo recién nacido si fuera necesario.
Las normas establecidas y aceptadas por todos los pastores de esta comarca, especificadas por los de Labros [donde todavía se juega y donde se celebra un campeonato durante las fiestas veraniegas, a finales del mes de agosto], abuelos y menos abuelos, que lo practicaron según herencia de conocimiento, fueron recogidas en su día y aparecieron expuestas en el periódico anual que edita la Asociación de Amigos de aquel lugar. Era verano de 1984 y rezan así:
Un juego, tan tradicional en Labros como el Sombrerete, ha revivido cada verano con el torneo que se realiza en las eras. Las normas resumidas de este entretenimiento, practicado entre los pastores para demostrar su habilidad en el uso de la garrota, son las siguientes:
Elementos: Garrota, bastón curvo por la empuñadura, más grueso por ella que por el apoyo, sirve para caminar y para lanzarla y poder corregir la marcha de las ovejas cuando se desmandan. Manta, la del pastor doblada cuatro veces.
Colocación del tiro: Desde una distancia de unos treinta pasos alargados, se lanza la garrota de manera que quede pisando la manta colocada en el suelo.
Puntuación: Puntúan igual todos los lanzamientos que acaben con la garrota pisando (sombreando) la manta. Gana quien pise la manta y si hay varios, se desempata. Si ninguno coloca la garrota pisando la manta, se miden distancias y gana el que la haya colocaldo más cerca.
No se hace distinción (se hacía) sobre cual de las garrotas sombrea más trozo encima de la manta, simplemente que la monte, se meta entre los pliegues, o debajo de ella: la puntuación es sombrerete.
La medición de distancias, cuando no se da sombrerete, se establece de esta manera: la parte más próxima de la garrota, a la más cercana de la manta.
Las tiradas son a convenir entre los contrincantes, y el uso de la garrota, cada cual con la suya o ambos con las dos. En esto se barajan las conveniencias y entre lon contendientes deciden.
En este juego, para no dejarlo vacío, se hacían las apuestas antes mencionadas:
- Aquel pitarrillo, contra mi cencerrillo de la negra...
De esta manera cada pastor demostraba su habilidad y conseguía las mejoras de su ganado o completaba su colección de cencerrros.