LABROS

Periódico de la Asociación de Amigos de Labros 



 
Núm. 17
Verano 1998
 
 
 
 
Paseo
virtual
por 
Labros
 
 
 
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EL MONCAYUELO DE LABROS 

Isidro Gutiérrez 
Tiene Labros, entre otras maravillas, dos estupendos miradores, desde donde se pueden contemplar pueblos y extensos horizontes de siete provincias. El primero, el Puntal de la Lastra, a 1.372 metros de altitud, con su repetidor telefónico de 25 metros. 

Pero mucho más importante es el segundo mirador, situado a unos 3 kilómetros del pueblo, en el Alto del Medio, con 1.362 metros: apenas 10 menos que el de La Lastra. Resulta más interesante porque sus horizontes son muchísimo más dilatados y porque el Instituto Geográfico Nacional marcó hace siglos a este pico como Vértice Geodésico, construyendo aquí una torreta escalonada de calicanto de 4 metros de altura, que los vientos, las aguas y el paso del tiempo habían semidestruido, pero que recientemente el Instituto ha vuelto a reconstruir junto a la anterior, con bloques de cemento, mucho más esbelta y maciza, con 6 peldaños de hierro para poder subir por el prisma cuadrangular hasta la base donde se levanta un cilindro también de cemento. 

Por cierto que un Vértice Geodésico sirve fundamentalmente para los trabajos topográfico; ya que la geodesia (palabra procedente de las griegas geo=tierra, y desia=división) es la ciencia matemática que determina la figura y magnitud del globo terrestre o alguna de sus partes, para poder construir los mapas correspondientes. Así que nuestro Moncayuelo es un punto clave de la red de triangulación que, con otros vértices, permite ir trazando cualquier mapa; o mejor aun, todos los mapas que quieran reflejar con exactitud nuestra Tierra. 

Desde esta torreta se ve una profunda hondonada de muchos kilómetros: todo el reino de Aragón, Soria y la Rioja; con el Moncayo a lo lejos y nuestro viejo Tejar y su aguadero a los pies. A este mirador entre nosotros conocido por Alto del Medio, los aragoneses le llaman el Moncayuelo de Labros, porque cuando miran hacia poniente ven a la vez dos grandes moles: a la derecha el Moncayo, de 2.345 metros, y a la izquierda, el Moncayuelo de Labros, un poco menos crecido. Desde nuestro Moncayuelo nosotros vemos el Moncayo a simple vista cualquier día claro, sobre todo en invierno, cuando el Moncayo se pone su gorra blanca de nieve. 

Decían nuestros bisabuelos, o quizás los tatarabuelos, que desde aquí se pueden contemplar 7 obispados. Desde luego se alcanzan 7 provincias: Zaragoza, Huesca, Teruel, Soria, La Rioja, Burgos, y, lógicamente, Guadalajara; que es donde estamos. También dicen algunos que hasta se ven los Pirineos oscenses: ¡qué Dios les conserve la vista, y sus buenos y potentes prismáticos!