Canrostro y Pilatos

Me suena por oídas que los de Labros acudían a comprar vino a Godojos, (cerca de Calatayud, decíamos Bodojos). Ahora nos acercamos con el coche y quisimos comprar alguna garrafa, porque los botos de piel de cabra con que lo acarreaban colgados en las samugas ya se habían cuarteado.

Nos sorprendió que no quedara ninguna bodega, aunque alguien nos indicó que, quizá, todavía un señor nos vendiese algún litro: él continuaba vendimiando y pisando la uva. Nos invitó a pasar, porque antes los buenos vendedores daban a probar.

Mientras escanciábamos nos dijo lógicamente: "¿De dónde son los señores?, si no está mal preguntarles". Cuando le contestamos que de Labros, para mi sorpresa respondió: "Hombre, de la ciudad de Canrostro, del pueblo de Pilatos..." nos explicó mientras nos señalaba el camino por donde llegaban los labreños con los mulos y los burros para aprovisionarse de vino para todo el año.

A los abuelos, principalmente al tío Santos, les había escuchado nombrar a Labros con la expresión de Canrostro o Calrostro, que cuando se cogen de oído las palabras a veces se alteran, como si Labros tuviera estos dos nombres desde antiguo.

Cuando preguntaba lo del pueblo de Pilatos, me recordaban que era de aquí, y me lo creía, porque ¿no fueron españoles Trajano, Séneca y otros? ¿Por qué no podría haber nacido aquí Pilatos?

Se contaba que aquí se había ahorcado Judas y, en mi imaginación de niña, hasta pensaba que en la sabina de San Vicente... y es que en Semana Santa, la cofradía del Santísimo, en tiempos antiquísimos, hacía la representación del descendimiento, y el personaje se hizo famoso cuando desde el balcón de Pilatos dictaba sentencia sentado.

¿Labros, pueblo de Pilatos? Quizá en recuerdo de alguien que lo representaba con auténtico tesón.

Calendario 2001

Todavía se pueden comprar, al precio de 500 pesetas, los calendarios que la Asociación ha editado por primera vez este año con "algunos de los rincones más bellos del pueblo molinés", (Guadalajara 2000, 15 diciembre). "Qué visión más hermosa, sin palabras y sin ruidos, de ese pueblo. Esas fotos hay que mirarlas con mucho respeto, una y otra vez, en busca del alma que llevan dentro", nos escribía el académico Manuel Seco.

Otros dicen

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