SE RESTAURARÁ NUESTRA JOYA ROMÁNICA

La restauración de la iglesia de Labros, y especialmente la conservación de su portada románica, figura como prioridad dentro del convenivo que han suscrito este año la Iglesia y la Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha. Según leemos en Nueva Alcarria el pasado 9 de febrero, se espera poder iniciar pronto las obras, una vez redactado el informe de bases. Otras 18 iglesiasas también se han incluido en este convenio. "De momento es difícil calcular el presupuesto que llegará a la provincia para la ejecución de estas obras, y no será hasta la próxima reunión de la Comisión de Patrimonio cuando se clarifiquen algo más las inversiones", concluye el periódico.

En la larga campaña mantenida por los labreños desde hace medio siglo por salvar esta joya del arte, el penúltimo aldabonazo lo dimos en diciembre al editar un calendiario "que estrena el siglo XXI y quiere servir para el recuerdo de Labros y, ante todo, para llamar la atención sobre nuestra joya románica y el peligro de su desaparición. El arco del siglo XII, con sus cuatro capiteles magníficos, sigue abandonado, expuesto a un mayor deterioro. ¿Hasta cuando?

Sencillo y rotundo

"Delicadeza de talla", "estampa bella, silenciosa y olorosa", "la sencillez y rotundidad de su arquitectura" son algunas definiciones sobre este "ejemplar magnífico" que es la portada o puerta abocinada del templo de Labros, levandado al norte del pueblo, en la parte más alta, bajo la advocación de Santiago apóstol. Construido hacia mediados del siglo XII, tras la conquista de la zona molinesa por Alfonso I el Batallador, se ve complementado, en 1548 según el rótulo esculpido en piedra, por la torre, hoy también medio hundida. En aquellos siglos de mayor estabilidad política y un cierto desarrollo económico, tras las angustias del siglo X, Labros resulta un punto crucial como tradicional lugar de paso entre Castilla y Aragón, en el confín de lo que hoy es la provincia de Guadalajara, a 10 kilómetros de la de Zaragoza y a 20 de Soria.

De dónde eran los canteros que esculpieron la maravillosa portada poco se sabe, pero es un arte traído del norte, que se extiende en construcciones de iglesias y monasterios: má de 200 solamente en Guadalajara. Como se puede contemplar en el plano de la planta de la iglesia, era un espacio amplio y no limitado a la cruz de la nave: en primer término, a la izquierda, y tras los dos ventanales se situaba la escuela con su cuarto oscuro, donde chicos y chicas aprendieron hasta los años 60. A la derecha, en primer plano, estaba la sacristía, con puerta al altar; y bordeando la zona noroeste, fuera del edificio, el espacio que siempre se conoció con el nombre de la huesera.

La fuerte emigración de mediados del siglo XX y otras causas que hoy quizás hubieran podido paliarse ha sido el origen del abandono y deterioro de esta joya mil veces estudiada. Se conservó en buen estado gracias a un portegado que la protegía y al aislamiento de Labros, lejos de las grandes vías de comunicación (sin carretera hasta bien entrado el siglo XX). Y sin que las guerras de los siglos XVIII, XIX y XX cruzaran por su término. Pero hoy su estado ruinoso reclama una intervención, que en buena hora parece a punto de llegar. Enhorabuena.