II
La iglesia
Ya se ha dicho más arriba que se construyó entre enero
y septiembre de 1832, un tanto contrarreloj, como hoy diríamos,
debido a los acontecimientos político; ello conllevó que
se introdujeran modificaciones en el proyecto primitivo de la iglesia,
que resultó ser metro y medio más baja de lo previsto.
Pocos años después de su bendición don Mariano
del Cos, en 1845, en su libro "Glorias religiosas de Calatayud y su antiguo
partido" nos da detalles de la iglesia del monasterio de la Visitación,
y dice: "Öconsta de una nave cuya planta forma cruz latina. Su longitud
es de 72 pies y 43 de latitud; en los testeros del crucero hay dos altares.
En la cabeza, que es recta, está el retablo mayor, el que tiene
por titular al gran San Francisco de Sales, su fundador; obra del diestrísimo
pintor don Narciso LalanaÖ; en uno de los costados se halla colocado un
retrato de vara y media de altura y al óleo de Santa Juana Francisca
Fremiot, fundadora de la Orden de la Visitación. A los dos lados
del tabernáculo, hay dos estatuas de madera sin pintar y de tamaño
natural que representan la fundadora dicha y Santa Teresa, y las capillas
laterales de San José y la Virgen del Pilar, hechas todas ellas
por fray Ignacio Sánchez, religioso carmelita descalzo de esta ciudadÖ".
Pocas modificaciones en algo más de un siglo, presentando actualmente
la disposición que se indica en el adjunto cuadro.
|
1.- Entrada principal
2.- Subida al confesionario
3.- Capilla de la
Virgen del Pilar
4.- Capilla de la
Visitación
5.- Puerta de la Sacristía
y sobre ella lienzo de la Huida a Egipto
6.- Bajo relieve de
San Francisco de Sales entregando las Constituciones a Sta. Juana Francisca
7.- San José
8.- Santa Teresa de
Jesús
9.- Reja del coro
bajo, y sobre ella lienzo de la Anunciación
10.- Capilla de Santa Margarita
11.- Capilla del Sagrado
Corazón
12.- Subida al coro alto
y acceso a la clausura
|
La Virgen del Pilar
Dos son las imágenes de la Virgen del Pilar que las Salesas tienen
en su monasterio. De una de ellas tenemos noticias de su existencia, desde
la construcción de la iglesia, en el año 1832, es la que
se reproduce en este artículo. Su autor es el religioso fray Íñigo
Sánchez, que por los dos nombres se consigna en diferentes sitios.
Carmelita descalzo, según Cos, y que no comparto con él.
Esta es la imagen de la Virgen del Pilar, que todos los bilbilitanos
y forasteros pueden ver en la iglesia de las Salesas, pero hay otra imagen,
más difícil de ver, ya que se encuentra en la clausura, y
que ciertamente tiene una historia sencilla, humilde, pero al mismo tiempo
maravillosa, como lo es todo lo relativo a nuestra amada Madre, que ciertamente
me impresionó muchísimo por su delicadeza, por la hermosura
que en ella de encierra, y que fue precisamente el móvil que me
indujera a escribir estas líneas.
Pero dejemos, una vez más, sean las memorias del monasterio las
que hablen por sí solas y nos relaten la "Historia de la Virgen
del Pilar que está en la cocina, y de los obsequios que le hace
la Comunidad", y seguimos leyendo: "En la vida de nuestra amada hermana
María Joaquina Giménez, de velo blanco, fallecida en 1835,
se lee lo siguiente: Era muy devota de la Santísima Virgen, y después
del saqueo de los franceses, al volver al monasterio halló por los
suelo, hecha pedazos, una imagen de Nuestra Señora del Pilar, de
yeso, que tenían las señoritas educandas; no fue menester
más para su devoción, la cogió y habiéndola
compuesto lo mejor que pudo, la colocó en una tapa de almohadilla
adornándola con todo lo que podía recoger. La tenía
en uno de los aparadores de la cocina y viéndola así nuestra
honorable y difunta madre María Espíritu Bernad, a quien
nadie excedía en devoción a esta madre de misericordia, la
cogió por su cuenta, hizo que las educandas le bordaran un manto
y la puso en una urnita colocándola en la cocina y últimamente
se le hizo una capillita muy curiosa, mirándola todas como una de
las imágenes a quien tenemos más devoción y confianza
en la casaÖ; el día de su fiesta se le arregla muy bien y vamos
toda la Comunidad a cantar los gozos y toda la octava para hacerle algún
obsequio. Y lo que más es de admirar, que estando en la cocina expuesta
al humo, al polvo y a ensuciarse más que en parte alguna de la casa,
está tan limpia la urna y el cristal como si se acabara de poner,
sin haberla tocado para limpiarla ni siquiera una vez".
Todavía continúa haciéndose la octava y cantándose
los gozos a la Virgen del Pilar en la cocina. En alguna ocasión
se pensó trasladar la imagen a otro sitio de la clausura, pero llegado
el momento de tomar una determinación, por unanimidad, continuó
ocupando su primitivo sitio entre los utensilios de la cocina, donde la
Comunidad sigue rindiéndole pleitesía, no sólo en
las proximidades del doce de octubre, sino también a todo lo largo
del año.
Doce de Octubre (núm. 9, 1976)
I
II
|