El emplazamiento de las ciudades
La poblaciones de cierta importancia son el resultado del crecimiento
natural de núcleos menores anteriores o bien fundaciones de nueva
planta por decisión política. Su ubicación general
obedece a imperativos estratégicos (económicos en sentido
amplio) y busca el control de un territorio rico o de una ruta comercial
o militar. En su localización concreta priman en cambio necesidades
tácticas defensivas, tanto contra ataques directos como facilidades
para resistir un asedio. La defensa puede basarse en la orografía
o en barreras naturales de agua (mar o ríos). La disponibilidad
de agua intramuros es al tiempo un factor esencial en los asedios.
El emplazamiento de cada ciudad es realmente único, lo
que no impide que ante parecidos condicionantes topográficos existan
similitudes que permitan una clasificación. Cristóbal Guitart
ha propuesto en dos ocasiones (1) una detallada y acertada clasificación
de los tipos de emplazamiento de las ciudades, siendo uno de estos tipos
el de las ciudades en barranco, representadas en Aragón por Daroca
y Calatayud (2) y en el resto de la Península por Granada y otros
ejemplos menos significativos, a los que podríamos añadir
la ciudad imperial de Fez en el Reino de Marruecos.
Tipos de emplazamientos
- Sólo para centrar el tema vamos a partir aquí
de una clasificación mucho más simplificada que la Guitart.
a) Ciudades asentadas en terreno llano.
Casi siempre se encuentran en la orilla de un río que
sirve de suministro de agua y a la vez de barrera defensiva. Frecuentemente
están en confluencia, aguas arriba, de un afluente que también
sirve de foso natural. Muchas veces su planta original responde a un diseño
previo, a menudo rectangular (Cesaraugusta) y mas raramente circular (Bagdad).
b) Ciudades asentadas en terreno accidentado.
Aquí naturalmente la cantidad de subtipos que se pueden
establecer es tan grande como se quiera, yendo desde las ciudades enriscadas
hasta las situadas sobre suaves lomas, y también hay variaciones
en la relación entre la parte militar (alcazaba o castillo) y la
población civil. Pero en lo que todas coinciden es en situarse en
alto, forzando a los sitiadores a atacar siempre cuesta arriba. La evidente
ventaja de la situación en altura frecuentemente está en
contradicción con un fácil aprovisionamiento de agua que
puede solucionarse llevando las murallas o una coracha hasta el río,
si lo hay, o a base de canales, manantiales, pozos o en último caso
aljibes.
Las ciudades en barranco
Por ello he considerado que merecen especial atención las
escasas ciudades que en contra de las mas elementales reglas tácticas
se sitúan en el fondo de un barranco o un pequeño río,
dominadas en altura por un lado y por otro. Aunque el barranco pudiera
ser una fuente de suministro de agua, bien por su propio caudal o por su
nivel freático explotable mediante pozos, el relieve obliga a la
construcción de un extenso perímetro amurallado en amplios
espacios vacíos cuya defensa exige una guarnición numerosa
y siempre, insisto, con una topografía desfavorable.
Hay que constatar de entrada un subtipo que puede ser el intermedio
entre poblaciones en altura dominante y poblaciones en barranco, los pueblos
en ladera. Son pueblos, no ciudades, que se localizan en valles agrícolas.
la preservación de la huerta y las necesidades defensivas hacen
que se situén en ladera, bien soleada, protegiéndose la parte
mas alta por una muralla con torreones o un castillo, a su vez defendido
de las alturas más próximas por un foso natural o artificial.
Creo que ninguna de las ciudades en barranco que conocemos ha
sido planificada como tal sino que son la consecuencia forzada de la ampliación
de un núcleo anterior con un emplazamiento mas racional, bien en
ladera o sobre un montículo mas o menos aislado. Esto hace tiempo
que ya se sabe sobre Fez y Granada y mas recientemente se ha propuesto
para Daroca. Dentro de este marco quiero encajar alguna de mis hipótesis
sobre la evolución urbana del Calatayud islámico (3).
Granada
La capital del reino nazarí es una típica ciudad
en barranco, en este caso el pequeño río Darro afluente del
Genil, que entraba por Bab al Difaf y salía por Bab al Ramla. La
población queda dominada al norte por las alturas sobre el barrio
de los halconeros y al sureste por la Alhambra. Es suficientemente divulgativo
(4) que el núcleo primitivo del siglo X es la alcazaba Qadina en
la ladera derecha (norte). Su posterior ampliación hacia arriba
y hacia bajo junto con la creación de la fortaleza de la Alhambra
hicieron que el Darro quedase englobado en el recinto urbano, adquiriendo
la fisonomía actual de ciudad en barranco. Pero en origen era un
poblado en ladera, orientado al sur.
Daroca
Según Guitart es la más característica ciudad
en barranco de España. El barranco es la rambla Fondonera, que entra
por la Puerta Alta y sale por la Puerta Baja para desembocar en el río
Jiloca. El caserío queda dominado por las alturas al norte, con
el torreón de San Cristóbal y por otras alturas al sur, donde
esta la torre de San Jorge. Las murallas encierran tanto al norte como
al sur amplios espacio vacíos. Hace unos años José
Luis Corral (5) propuso que la primitiva fundación musulmana, del
siglo VIII o del IX, ocuparía solamente parte de la ladera norte,
sin llegar al barranco y su defensa se basaría en el castillo cuyas
ruinas aún existen al este. La ampliación de la población
en época cristiana, traspasando el barranco, obligaría a
fortificar los cerros al sur, adoptando la ciudad su aspecto actual. La
Daruqa original sería pues un poblado en ladera, orientado también
al sur.
Fez
Quizás la ciudad islámica que mejor conserva su
estructura y su espíritu medieval, también tiene disposición
en barranco, si bien no tan acusada como las otras que tratamos, al ser
la topografía mas suave. Ocupa una hondonada atravesada por el pequeño
río Fez, afluente del Serbú, y de ella dice Titus Burckhardt
(6) ìDesde un punto de vista estratégico la posición de la
ciudad dista de ser la ideal, dado que puede ser dominada desde las alturas
colindantes, pero la abundancia de agua contrarresta esta desventaja.î
Pero no fue esa su disposición original. La fundación
se debe a Idris I quien hacia el año 790 estableció una pequeña
población en la margen derecha, donde hoy esta la mezquita de los
andalusíes. Poco más tarde, hacía el año 808
su hijo Idris II funda otro asentamiento en la orilla izquierda, donde
después se edificó la mezquita de los kairuaníes.
Los dos barrios, solo separados por el río, tuvieron sus murallas
propias hasta que en época almorávide ambos se unieron, quedando
el río intramuros y adoptando Fez el Bali su configuración
actual. Hay que señalar que en el plano esquemático que adjuntamos,
el curso del río se señala aproximado pues desde antiguo
ha sido objeto de múltiples canalizaciones y desvíos y en
época colonial fue casi totalmente cubierto. Vista la ciudad desde
lo alto recuerda en alguna forma y salvando las múltiples diferencias,
a Calatayud.
Calatayud
Probablemente la primera ciudad del reino hudí de Saraqusta,
tras la capital, más que una ciudad en barranco es ìen barrancosî
pues son dos los que la cruzan, aproximadamente de norte a sur. El de la
Rua entraba por la puerta de Soria y salía por la puerta de Valencia.
El barranco de las Pozas, a poniente, cruzaba entre la Judería y
el castillo de la Peña. Como puede adivinarse, la topografía
es especialmente complicada y la población queda en dos hondonadas
dominadas por alturas al este, al norte, al oeste y en el mismo centro.
Para proteger el recinto de las murallas tiene que realizar un largo recorrido
por lo alto, encerrando vacíos, seguramente usados como albaracas
y articularse en cinco castillos: Mayor, Real, Judería, Torre Mocha
y La Peña, conocidos también con otros nombres. No es este
el momento para hacer una descripción detallada de este singular
conjunto, pues aunque no hay ninguna publicación monográfica,
es objeto de atención en diversos estudios (7).
Aunque la tradición, a partir de Jiménez de Rada
(s. XIII) atribuye la fundación de Qal`at Ayyub al emir Ayyub ibn
Habib al Lajmi en el año 716, la mayor parte de las defensas conservadas
corresponden a la documentada
reconstrucción llevada a cabo por los Tuyubíes en el
862, por orden del emir Muhammad I. Se ha cuestionado (8) que esta obra
del 862 fuese fundación nueva o ampliación de un anterior,
al no ser más explícitas las fuentes documentales y poco
elocuentes a primera vista los restos arqueológicos. Si, tal vez
por prudencia, se admitiese la hipótesis de nueva fundación
en el s. IX, y aún suponiendo que el barranco de las Pozas quedase
englobado en una etapa posterior, nos encontraríamos con una ciudad
planificada ìen barrancoî, lo que según venimos argumentando desde
el principio no parece que nunca haya sido una opción lógica,
ya que Granada, Daroca y Fez no se diseñaron así.
Ya hace algunos años que propusimos (9) la posibilidad
de que la obra ordenada por Muhammad I fuese la ampliación de un
fortificación, que tras un análisis esencialmente topográfico
pero con apoyos en el trazado urbano y en el uso de determinados sistemas
constructivos podría identificarse con el castillo de la Judería
o de Doña Martina. No se trataría en este caso de un típico
poblado en ladera sino de un caserío en las faldas de un escarpado
montículo ocupado por un castillo, que a su vez sería el
extremo de un espolón rocoso (de roca de yeso) aislado mediante
un gran corte artificial, con notables posibilidades defensivas. Queda
la duda, suponiendo que esta hipótesis se acertada, de si la primitiva
población ocuparía únicamente la ladera meridional
del castillo o si englobando por el norte al barranco se extendería
por la actual plaza de San Juan el Viejo.
La ampliación a ciudad en barranco
La ampliación de una población dominada por alturas
resultaba francamente difícil de entender si se quería mantener
una razonable seguridad, lo que no ofrecía especiales problemas
para ciudades situadas en llanuras o sobre elevaciones dominantes.
En los casos que nos ocupan, el caserío tenía que
extenderse, al menos por algunos sitios ladera arriba de los cerros circundantes
que obviamente había que proteger mediante un cinturón amurallado
por la parte mas alta, a veces a cierta distancia de la población,
y aún así estas fortificaciones todavía podían
estar dominadas exteriormente por elevaciones mayores (10). Además
de la excesiva relación entre perímetro amurallado y número
de habitantes dificultaría notablemente la defensa, agravándose
por que su acceso a las murallas y su abastecimiento habría que
hacerse en buena parte cuesta arriba. Esto es especialmente claro en Daroca
y Calatayud, mientras que en ciudades con mayor crecimiento demográfico
como Granada o Fez estos inconvenientes estarían en gran parte paliados
al quedar pocos espacios vacíos intramuros.
El que sean muy escasas las ciudades con esta disposición
prueba que ésta no es muy afortunada y que quizá casos de
ampliación similares a los que comentamos se desestimarían
por sus inconvenientes. Pero también el que algunas hayan llegado
vivas hasta hoy demuestra que a pesar de las dificultades, la estructura
en barranco es viable. Una ventaja, ya mencionada para Fez podía
ser el abastecimiento de agua a cargo del propio barranco o de su caudal
subterráneo. Es bien significativo el nombre de uno de los barrancos
que atraviesan Calatayud, el barranco de las Pozas.
Y tal vez las desventajas defensivas no fueran tan grandes como
ahora nos parecen, sobre todo teniendo en cuenta la efectividad de las
armas de asedio según las épocas. En el año 937 el
sometimiento por Abderramán III de Calatayud, cuyo gobernador tuyubí
se había rebelado fue costoso y sangriento. En el s. XI Ibn Abi
Zar considera a Calatayud ìla plaza más fuerte del Oriente de Al-Andalusî.
En 1120 el victorioso Alfonso I de Aragón se detiene ante sus murallas
y pospone su conquista (luego sería rendición) a su encuentro
en Cutanda con los almorávides. Más documentada por más
reciente es la heroica y larga resistencia que en 1362 la ciudad opuso
durante más de cuatro meses al poderoso ejército castellano,
armado ya con rudimentaria artillería. Casi siglo y medio después
tampoco la rendición de Granada sería fácil.
Conclusión
Las ciudades en barranco son muy escasas y fundamentalmente de
origen islámico, estando los dos ejemplos mas representativos en
Aragón. Su poco favorable emplazamiento no es producto de una concepción
inicial sino el resultado de la necesaria ampliación de un pequeño
núcleo anterior más sensatamente situado. A pesar de las
insoslayables dificultades topográficas, un inteligente sistema
de murallas ha demostrado su eficacia frente a duros asedios.
* Comunicación presentada en el VII Coloquio de Arte Aragonés
(Jaca, 17 al 19 de Octubre de 1991).
NOTAS
1. Cristóbal GUITART APARICIO no sólo
es autor de la única obra de conjunto sobre los castillos de Aragón
sino que ha sido uno de los pocos en abordar el tema del emplazamiento
de las ciudades medievales, primero en ìCiudades amuralladasî en el Boletín
de la Asociación Española de Amigos de los Castillos nº
53 año 1966, y después en El paisaje urbano de las poblaciones
aragonesas, nº 40 de Cuadernos de Zaragoza, 1979.
2. TORRES BALBÁS considera también
a Calatayud y Daroca como fundadas en un barranco. ìLa ciudad (Calatayud)
fundóse por los musulmanes (...) en un barranco (...) cuyo fondo
se aprovechó para calle principalî. Ciudades hispano-musulmanas,
Madrid 1971, pag. 120.
3. Agustín SANMIGUEL MATEO ìApuntes sobre
la evolución urbana del Calatayud islámicoî Actas del Simposio
Internacional sobre la ciudad islámica. Institución ìFernando
el Católicoî, Zaragoza 1991.
4. Una clara síntesis de su evolución
urbana hace Antonio ALMAGRO GORBEA en ìPlanimetría de las ciudades
hispano-musulmanasî. Al-Qantara VIII, Madrid 1987.
5. José Luis CORRAL LAFUENTE, Historia de
Daroca, Centro de Estudios Darocenses, 1983.
6. Titus BURCKHARDT artículo ìFezî en La
ciudad islámica, varios autores, Barcelona 1982.
7.Aunque hay más citaremos aquí solamente
dos:
Gonzalo BORRÁS GUALIS y Germán LÓPEZ
SAMPEDRO, Guía de la Ciudad Monumental de Calatayud, Ministerio
de Educación y Ciencia, 1975.
Cristóbal GUITART APARICIO, Castillos de
Aragón tomo I,, Zaragoza 1976.
8. Juan Antonio SOUTO LASALA, ìSobre la génesis
de la Calatayud islámicaî, en Homenaje a Antonio Ubieto, Zaragoza
1988.
9. Agustín SANMIGUEL MATEO, ìEl posible emplazamiento
del núcleo originario de Calatayudî, Actas del II Encuentro de Estudios
Bilbilitanos, Centro de Estudios Bilbilitanos, Calatayud 1988.
10. El castillo más occidental de Calatayud,
el de la Peña, está dominado por el cerro de San Roque, desde
donde la artillería de Pedro I de Castilla, con sus bolas de piedra,
lo arrasó.
NOTA
En la discusión de la comunicación,
y entre otras intervenciones, D. Antonio Abarca, arquitecto municipal de
Barbastro, hizo la observación de que esta población aragonesa
también es una ciudad en barranco, conociéndose incluso popularmente
a sus habitantes como ìlos del barranquéî. Ciertamente como ciudad
en barranco la menciona Cristóbal Guitart en El paisaje urbano de
las poblaciones aragonesas (1979), citando a su vez el trabajo de Santos
Lalueza ìLas murallas de Barbastroî en El CRuzado Aragonés (1972).
Al igual que las ciudades antes descritas, Barbastro es una temprana fundación
musulmana, del siglo IX, sobre una loma flanqueada al norte por el río
Vero (afluente del Cinca) y al sur por un barranco. la expansión
urbanística del siglo XVI cruzó el barranco quedando éste
intramuros y convertido en vía urbana. La topografía es mucho
mas suave que en Calatayud o Daroca, no quedando espacio vacíos
interiores.
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