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Alvira Lasierra
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FRANCISCO TOBAJAS GALLEGO | A finales del siglo XVIII, Zaragoza contaba con ocho farmacias, que se ampliaron a treinta en los últimos años del siglo XIX. Se concentraban en la plaza del Mercado, a lo largo del Coso y en las calles de Jaime I y Alfonso I. En toda la provincia trabajaban ciento ocho farmacéuticos. Una parte de estos profesionales de la ciudad y provincia ya pertenecían a alguna de las corporaciones herederas del antiguo Colegio de Boticarios, pero en 1898 se unieron en un solo colegio, al instaurarse los colegios provinciales y la colegiación obligatoria. El 12 de abril de 1898, en un Real Decreto de la regente María Cristina, se disponía la colegiación obligatoria como medio para luchar contra el intrusismo, defender los derechos de los farmacéuticos ante los poderes públicos y exigir a éstos el cumplimiento de sus deberes profesionales. El gobernador civil de la provincia nombró en Zaragoza, con carácter interino, la primera Junta de Gobierno el 4 de mayo de ese mismo año, presidida por Luis Iturralde Lecea. La primera sesión general ordinaria que celebró el colegio tuvo lugar el 31 de enero de 1899, bajo la presidencia de Luis Iturralde, en el salón de sesiones de la Real academia de Medicina y Cirugía de Zaragoza. Entonces aún faltaba la tercera parte de los farmacéuticos de la provincia por colegiarse. Entre las medidas adoptadas estaba el nombramiento de varios delegados especiales de la Junta, con el fin de recabar adhesiones de los compañeros de la provincia, recibir solicitudes de inscripción, conocer su situación y remitir a la Junta todo lo que consideraran oportuno. En Junta General extraordinaria, celebrada el 3 de abril de 1899, resultaron elegidos por unanimidad por el partido judicial de Calatayud: Iñigo Lorente, delegado, Ignacio Gumiel, secretario, y Joaquín Alvira, tesorero. En 1932 José Alvira Lasierra era subdelegado de la comisión de distrito por el de Sos.
Las primeras elecciones tuvieron lugar en octubre de 1899, resultando elegido presidente Luis Iturralde Lecea. El 28 de septiembre de 1899 se imprimió el primer número del Boletín Oficial del Colegio de Farmacéuticos de la Provincia de Zaragoza, que nació siendo trimestral.
Joaquín Alvira Lahuerta estaba al frente de la farmacia de Saviñán. Era natural de Zaragoza, de la parroquia de San Pablo. Había casado en Saviñán en 1882 con María de los Dolores Lasierra Cimorra, siendo testigo del enlace el médico del pueblo, Benito Mallén. El matrimonio tuvo varios hijos, entre ellos Mariano Alvira Lasierra (1883-1973), médico internista y destacado neumólogo del Hospital Provincial de Zaragoza. Casó en Saviñán en 1908 con Úrsula Mallén Vidal, hija del médico de Saviñán, Benito Mallén, que era natural de Borja, y de Matilde Vidal.
Mariano Alvira se doctoró en la Facultad de Medicina de Zaragoza en 1910, trabajando en el Hospital Provincial, donde promovió y organizó el Servicio de Tuberculosis, preocupándose además de los aspectos sociales de la enfermedad. Trabajó también como profesor auxiliar de Patología Médica en la Universidad de Zaragoza.
Los Lasierra de Saviñán descendían de Sestrica. En 1817 casaba en Saviñán Miguel Lasierra Larraga, hijo de Vicente y Evarista, con María Lafuente Gumiel, actuando de testigos Joaquín Cormán, clérigo de menores órdenes, y Ramón Lafuente Gumiel. El hijo de ambos Pedro León Lasierra Lafuente casó en 1847 con Lucía Cimorra Lafuente. El matrimonio tiene seis hijos, muriendo dos de ellos a corta edad. El mayor fue José María, que será clérigo, nacido en 1847 y fallecido en 1915. En 1849 nacerá María de los Dolores, que casará con el farmacéutico Joaquín Alvira. En 1854 nacía Domingo Lasierra Cimorra, que casará en 1890 con Asunción Liñán Sevilla. En 1895 nacía Serafín-Ángel Lasierra Liñán, que casó en la parroquia castrense de Zaragoza con Florencia Rigal Pueyo en 1923. Y en 1863 nacía Ignacio Lasierra Cimorra, comerciante, que casará en Saviñán en 1889 con Higina Gasca Escós.
La familia Gasca de Saviñán aparece radicada ya en el siglo XVIII en la parroquia de San Miguel de la Señoría de Saviñán. Roque Gasca Escós fue uno de los primeros electricistas de la provincia de Zaragoza. Había heredado de su padre una tienda con un alambique para hacer aguardiente, cuatro hermanos menores, dos años de bachiller y una gran afición a las obras hidráulicas. Su padre había trabajado en las obras del ferrocarril con los Corsini, constructores e ingenieros italianos. En un viejo molino de aceite de la Señoría se montó a finales del siglo XIX la fábrica de la luz de Saviñán. José Gracián Gasca compró en Alemania una dinamo Siemens de algo más de siete caballos de fuerza eléctrica. Roque Gasca Escós estudió el oficio en algunos libros e instaló las acometidas de las calles. Para comprar el hilo de cobre tuvo que vender la tienda y todo lo que tenía de valor. Aquellas bombillas eran de filamento de carbón.
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