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Notas para la Historia de Sabiñán Tercera Parte
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FRANCISCO TOBAJAS GALLEGO | La tercera parte de las Notas de José Gracián está dedicada a la expulsión de los moriscos, que tuvo lugar en el verano de 1610. José Gracián apuntaba que serían expulsadas de Saviñán unas setenta familias de moriscos o cristianos nuevos. Lo cierto es que, según el censo del virrey de Aragón, marqués de Aytona, que se conserva en el Archivo de la Corona de Aragón, de Saviñán salieron unos 600 moriscos de las 120 casas censadas. Para organizar la expulsión, los moriscos de varios lugares vecinos se agruparon en un "tránsito", siguiendo un itinerario preestablecido, para ir a embarcar a los Alfaques. En el tránsito nº 26 se agruparon las 44 casas de Purroy, las 120 casas de Saviñán y las 196 casas de Morés. Desde Saviñán partieron todos hacia Alpartir, Paniza, Azuara, Lécera, Samper, Caspe y Maella, último lugar de Aragón. Marcos de Guadalajara y Xavier, en su Memorable expulsión y iustissimo destierro de los moriscos de España, de 1613, señala que el comisario Martín de Aedo condujo hasta la frontera de Navarra a 89 familias de Saviñán, que sumaban 382 personas, pagando en la frontera 2.784 ducados. Les acompañaban 24 familias de Purroy, que sumaban 152 personas, que pagaron 2.068 ducados.
Los musulmanes aragoneses fueron obligados a bautizarse en 1526, sin recibir ninguna instrucción religiosa. Tras la conversión, la mezquita de Saviñán pasaría a ser parroquia de San Miguel y la aljama se convertiría en Concejo, con un justicia, dos jurados y un procurador. En el siglo XVI la Señoría de Saviñán se quedó pequeña, por el continuo crecimiento de la población, por lo que algunos cristianos nuevos pasaron a vivir al pueblo de realengo, aunque seguían siendo vasallos de la Señoría. En sus visitas, los obispos señalaban la necesidad de acudir a misa, saber las oraciones y que los jurados pusieran a una persona hábil para enseñar la doctrina cristiana a los muchachos. En cada pueblo había un guarda morisco, encargado oficialmente por el Santo Oficio para obligar a sus correligionarios a asistir a misa, bajo multa. En Saviñán había por entonces un comisario de la Inquisición y varios familiares. En el reinado de Felipe II (1559-1598), hasta la expulsión de los moriscos en 1610, los tribunales de la Inquisición actuaron más activamente contra los cristianos nuevos. En el Auto de Fe celebrado en Zaragoza en 1582, los moriscos representan el 80%. En los Autos de 1597 y 1598, el porcentaje supera el 80%, siendo un tercio de mujeres, que fueron juzgadas por enseñar a leer libros moriegos y mantener sus tradiciones. Las mujeres representaban la salvaguarda de las costumbres, de la cultura y de la religión musulmanas. En el Auto de 1595 serán relajadas varias mujeres de destacadas familias moriscas de Saviñán. En el Auto de 1598 fue abjurado "de vehemente" Juan Calavera, siendo condenado a galeras por ocho años.
Fernando de Vargas, discípulo del maestro Juan de Ávila, predicó doce años a los moriscos de Aragón, "con poco provecho de aquellas endurecidas almas perseverantes en la creencia de su falso profeta". A pesar de todos los intentos, los moriscos no se integraron totalmente en aquella sociedad. Vestían y comían de manera diferente a los cristianos viejos, y seguían manteniendo, en cierta manera y a escondidas, sus costumbres. En Aragón se han encontrado abundantes textos aljamiados. En 1957 se encontraron en Saviñán dos manuscritos.
Con la entrada de mosén Jaime Pérez como vicario de la Señoría en 1604, las relaciones con sus parroquianos serán tensas y difíciles. Los vicarios anteriores debieron ser más tolerantes que mosén Jaime Pérez, que no podrá consentir aquella doble moral de los nuevos convertidos. Hasta 1604 no hemos encontrado en la parroquia de San Pedro ningún comentario a esta doble moral de los cristianos nuevos. En enero de 1607, mosén Jaime Pérez apuntaba que los moriscos habían abjurado del ramadán, haciéndoles "comer el pan bendito". El vicario escribía que fue requerido por el inquisidor y ante el tribunal se le preguntó si los moriscos vivían como moros, a lo que el vicario contestó afirmativamente, firmando su declaración que se remitió a la corte. En este año el vicario apuntaba en el libro parroquial el nombre de ciento cuatro cristianos nuevos, que poblaban la Señoría, señalando que todos ellos eran "grandísimos bellacos" y seguidores de la secta de Mahoma. Mosén Jaime Pérez recibió algunos bienes de los moriscos expulsados, quizá en premio a su conducta, muy en la línea antimorisca de Aznar Cardona, el P. Guadalajara y Jaime Bleda, quien en su Defensio fidei, de 1601, defendía la expulsión de los moriscos o su exterminio.
El 29 de mayo de 1612, la Comunidad de Calatayud dio una nueva Carta de población a los nuevos pobladores de la Señoría de Saviñán.
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