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Pasos y caballeros
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FRANCISCO TOBAJAS GALLEGO | El rey Juan II de Castilla, el condestable Álvaro de Luna y el marqués de Santillana eran muy aficionados a las justas, torneos y ejercicios militares. Don Álvaro de Luna organizó en Valladolid en 1428 fiestas y pasos honrosos en honor de Juan II, según aparece en la Crónica del Halcohonero, o Crónica de Juan II. En él participaría el propio rey y los infantes de Aragón, don Enrique y don Juan, este último por aquellas fechas rey consorte de Navarra, luego efectivo (1441-1479), rey de Aragón (1458-1479) y padre de Fernando el Católico. En pugna con estas justas organizadas por el condestable, el infante don Enrique organizó otro paso llamado de la Fuente Ventura. Fue convocado por el rey, a cargo de la venida de los caballeros de Toro y Pedro Puertocarrero. El infante don Enrique mandó poner una fortaleza de madera, con una alta torre, campanario y un barco con la siguiente inscripción: "Este es el barco del pasaje peligroso de la Fuerte Ventura". Sobre doce torres estaban las damas. Los caballeros entraban por dos puertas de esta fortaleza y conforme entraban, una dama a caballo salía con su paje, preguntando al caballero por qué venía a lugar tan peligroso.
Los infantes de Aragón, primos del rey castellano Juan II y siempre rivales del condestable, que tomaron parte en varias revueltas y conspiraciones en la corte castellana, fueron derrotados en Olmedo el 19 de mayo de 1445. Pudieron escapar de noche y por Atienza llegaron a Calatayud. Enrique murió a causas de sus heridas el 15 de julio y se enterró en el convento de San Pedro Mártir, donde tenían su panteón los Luna, sus contrarios. Vicente de la Fuente señala que el motivo de elegir este convento de los dominicos, debió ser por la devoción que los descendientes de Enrique de Trastámara, hijo bastardo de Alfonso XI, tenían a Santo Domingo de Guzmán, por parte Leonor de Guzmán, amante del rey Alfonso. Más adelante Juan II, siendo ya rey de Aragón, mandó llevar los restos de su hermano al monasterio de Poblet.
También fue famoso el paso honroso organizado por el caballero leonés Suero de Quiñones, celebrado en 1434. El primero de enero de 1434, Suero de Quiñones se había presentado armado y acompañado de nueve caballeros ante el rey Juan II, que estaba entonces en Medina del Campo, para pedirle licencia para organizar un paso de armas, y de esta manera liberarse de la promesa hecha de llevar todos los jueves una argolla al cuello, en señal de amor a una dama. Juan II se reunió con su Consejo y se acordó conceder el paso, aprobando su reglamento, que sería enviado a todas las Cortes europeas. El caballero leonés y sus mantenedores debían defender el paso situado en el puente del río Órbigo, situado a tres leguas de León y a seis de Astorga, en el camino francés hacia Santiago de Compostela. En él desafiaría a todos los caballeros que se dirigieran a Compostela en año santo, concedido por el papa Eugenio IV. No pasaría ninguno que no hubiera roto antes tres lanzas con Suero de Quiñones o con alguno de los caballeros mantenedores, que eran Diego de Bazán, Pedro de Nora, López de Estúñiga, Suero de Quiñones, hijo de Alvar Gómez, Pedro de los Ríos, Sancho de Ravanal, Diego de Benavides, Gómez de Villacorta y López de Aller. En caso de no querer justar, los caballeros rendirían una prenda o el guante derecho de su dama. El escribano real Pero Rodríguez de Lena levantaría acta notarial de todo lo que ocurriera en el paso. Los jueces serían Pedro de Barba de Campos y Gómez Arias de Quiñones.
A este paso acudieron sesenta y ocho aventureros. Entre ellos se encontraban diez caballeros aragoneses, de los que cinco eran de las tierras de Calatayud. Sus nombres eran: Rodrigo de Sayas, Antón de Funes, Sancho Zapata, Fernando de Liñán y Francisco Muñoz. Rodrigo de Sayas fue el primero en luchar en el paso con Pedro de Nora, corriendo 23 lanzas, de las que rompió tres. Antón de Funes corrió 15 lanzas con Pedro de los Ríos y rompió tres. En la crónica se cita a este caballero como oriundo de Paracuellos de Jiloca, aunque otros autores lo hacen descender de Bubierca. Sancho Zapata, de Miedes, corrió 19 lanzas con López de Aller y rompió tres. Fernando de Liñán corrió 14 lanzas con Gómez de Villacorta y rompió sólo una, siendo herido en un brazo. En último lugar intervino Francisco Muñoz, que corrió 16 lanzas con Suero de Quiñones, hijo de Alvar Gómez, y rompió dos.
Aunque no se rompieron en este paso las 300 lanzas que tenía comprometidas Suero de Quiñones, le fueron liberados sus votos.
En la Real Academia Española de la Lengua se conserva un manuscrito, que es una versión literaria del Paso Honroso de Suero de Quiñones. El autor de esta obra compuesta en octavas fue Francisco Arévalo de Zuazo, que aunque era toledano, estaba afincado en Calatayud, donde acabó su obra en 1620, según apunta de puño y letra. Este autor aseguraba que Rodrigo de Sayas descendía de Fernando de Sayas, a quien el rey Fernando I de Aragón, elegido en el Compromiso de Caspe, donó sus derechos sobre la Morería de Saviñán en 1416.
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