PATXI MENDIBURU | De todas las canciones de Francisco de Val, "Campanitas de la aldea" es una de las que más me emociona. Siempre ha formado parte de mi vida. ¿Desde cuándo la conozco? Yo creo que desde siempre. Nací en diciembre del 49, unos meses después de que Jorge Sepúlveda la grabara a mediados de ese año. Yo, por supuesto, no era consciente, pero ese bolero tuvo que sonar en aquella vieja radio de Dormitalería cuando me acunaba mi madre. Y tuvo que sonar muchas veces porque enseguida se hizo muy popular. Mejor, como dice José Luis Rubio, ese disco se hizo imprescindible para el público y las emisoras de radio porque, además, al otro lado del disco de 78 revoluciones, tenía "Mirando al mar", nada menos.
¡"Mirando al mar"! Tuve la inmensa suerte de ver la película de Summers, "Del rosa al amarillo" (1963) no mucho después de su estreno. Yo tendría 14, quizá 15 años, como Guillermo y Margarita, los protagonistas de "Del rosa..."; y muchas escenas y, sobre todo, la canción de Jorge Sepúlveda quedaron para siempre grabadas en mi mente.
Pero volvamos a "Campanitas...". No debieron de ser fáciles los comienzos de su andadura. De hecho, para 1944 ya tiene Francisco registrada la partitura en la BNE como "bolero (voz con piano)". También aparece como poesía musicada en su libro "Ángelus", de 1948 (o anterior). Me llama mucho la atención que esta canción tan bella tuviera que esperar 5 años para ser grabada. En 1949, en Madrid, hay en la BNE reseña de dos partituras de "Campanitas de la aldea", una de ellas, de la película "Paz". Y por fin en el mismo año 49 se dan las dos primeras grabaciones: a mediados, el disco de Jorge Sepúlveda (del que ya hemos hablado) y, a finales, el estreno de la película "Paz" en la que el intérprete es (como ya rectifiqué gozosamente) nuestro Francisco de Val.
Escuchemos, primero, a Jorge Sepúlveda en la grabación de mediados del 49:
Y, ahora, el trocito de "Campanitas..." de la película "Paz" interpretado por Francisco de Val y coro:
Finalmente, en 1953, también en Barcelona, este bolero va por bulerías (bolero, bulería, ¿tendrán algo que ver?) en el disco del Cojo de Huelva:
Campanitas de la aldea
(Francisco de Val)
Campanitas de la aldea, que llamáis al amor mío, no toquéis hoy tan temprano, que hace frío, mucho frío.
Está nevando en la aldea, que mi amor ya se ha dormido. No quiero que se despierte, que soñando está conmigo.
Que más que a nadie en el mundo le oigo decir que me quiere, mientras un rosal sin rosas se está vistiendo de nieve.
Guardad silencio, campanas, mientras mi cariño duerme... Que no quiero darle un beso para que no se despierte.
Calladas están las fuentes. Dormidos los surtidores. Y, hasta que el sol no sonría, llorando estarán las flores.
Parece que allá en el cielo se desnudan los almendros, y la torre de la aldea de novia se está vistiendo.
Esta canción tan sencilla y tan entrañable reúne en sus seis estrofas unos cuantos "lugares comunes" de Francisco de Val:
aldea: esta palabra, que aparece aquí 3 veces, es muy del agrado del compositor de Villafeliche y se sirve de ella en muchas otras canciones. Sin ir más lejos, en "Adiós, aldea". Y no creo que me equivoque si digo que, cuando con tanto cariño la usa, está pensando en sus "aldeas" de infancia y juventud: Villafeliche, Jaulín, Sierra de Luna... De hecho, el título alternativo es "Campanitas de mi aldea", como aparece en los créditos de la película "Paz". Y en Sierra de Luna conoció su primer amor.
Rosal-rosas: Se trata, sin duda, de la metáfora más característica de F. De Val. Hace algo así como año y medio, dudaba de si la letra de "El tornado", de cerca de 1932, sería de nuestro Francisco. Cuando conseguí la grabación original y vi que hablaba de jilgueros, calandrias, cruces, ermitas y, sobre todo, del rosal con rosas, ya no tuve ninguna duda. El rosal sin rosas es la soledad por el alejamiento de la persona amada, o (como en "Campanitas...") el invierno... El rosal con rosas es la plenitud, la primavera avanzada, la felicidad.
Dormir-despertar-silencio. Muy característico también. Por ejemplo, en "Sierra de Luna", el Ebro guarda silencio para no despertar a la Virgen. En "Campanitas..." se explicita lo que en otras canciones se intuye: en el fondo, el que pide silencio para no despertar a su amada, alberga la esperanza de que esté soñando con él.
Vestirse-desnudarse (rosales, almendros...); nevar-flores de los almendros: Florecer es vestirse. Perder las flores, por el contrario, desnudarse. Ya en su día lo dije y hoy lo vuelvo a repetir: [no he visto nunca una definición de “nevar” tan poética: “el desnudarse de los almendros del cielo”. Esta comparación entre la caída de los copos de nieve y la de los pétalos, como si el cielo, cuando nieva, estuviera plagadico de almendros a los que se les caen las flores, me parece entrañable. Como la de vestirse de novia la torre de la aldea. ¡Los almendros se desnudan para que la torre se vista! ¡Sencillamente maravilloso! Me ha hecho recordar un día de comienzos de la primavera, allá por el 95, en Gallipienzo. Paseábamos de par de mañana Rodolfo Merino y yo, y nos paramos a contemplar desde un alto un campo repleto de almendros en flor. “Parecen ramos de novia”, dijo Rodolfo. Y se quedó tan ancho, como si no hubiera dicho nada].
Quienes habéis tenido la santa paciencia de haber llegado hasta aquí os merecéis un buen premio. ¿Os acordáis de que, al principio, hemos hablado de "Mirando al mar", la canción que estaba al otro lado del disco de "Campanitas..."? ¿Y de que esa canción es el hilo conductor de la película "Del rosa al amarillo", de Manolo Summers? Pues he hecho un vídeo con las escenas que más gracia me hicieron, las que más me impactaron, las que quedaron para siempre grabadas en mi corazón de 15 años: