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2.1
Villafeliche
PATXI MENDIBURU | Cuenta
José Ramón Gaspar que en su primera visita a Villafeliche en la
primavera de 2009, para indagar sobre la vida de Francisco de Val,
nadie de los que entrevistó tenía noticia de que allí hubiera
nacido el compositor de "Campanitas de la aldea". A lo
sumo le sugirieron que Francisco, hijo de veterinario, bien podría
haber nacido (y, efectivamente, así lo dice la partida de
nacimiento) en el número 7 de la calle Patrocinio, casa donde de
siempre habían residido los sucesivos veterinarios.
Pero,
posteriormente, tuvo Peperramón la suerte de conocer, en el pueblo
de la pólvora, a Joaquín Lou Sebastián quien, a los 7 años, vio
al compositor en la mismísima casa de su abuelo Mariano que, por
entonces, era alcalde de Villafeliche. Y Joaquín le presentó a su
padre, Hilario Lou, nacido en Villafeliche en 1923, quien recordaba
con detalle las tres visitas que, a lo largo de los años, hizo
Francisco de Val a su pueblo.
En
una de esas visitas, según Hilario, fue Francisco a buscar su
Partida de Nacimiento y se alojó en casa de su padre Mariano Lou,
por entonces alcalde de Villafeliche.
Fue
para mí un honor y motivo de una emoción indescriptible pasar una
noche, invitado por Joaquín Lou y esposa, en esa misma casa y
contemplar el hogar a cuyo calor debió de pasar Francisco largas
veladas en tan buena compañía.
Esta
es la foto que, con celo, conserva Hilario Lou dedicada a su padre
Mariano, escrita de puño y letra de Francisco de Val, quien en esa
ocasión llegó acompañado de la siempre espléndida Mikaela,
intérprete de muchas de sus canciones:
Lógicamente, no tenemos muchos más datos de los primeros años de la vida de Francisco de Val en Villafeliche, donde, a orillas del Jiloca, vivió hasta que su padre, Anacleto, fue trasladado a Jaulín para seguir ejerciendo el oficio de veterinario.
2.2
Jaulín y Escolanía del Pilar
En
Jaulín pasó Francisco el resto (excepto dos cursos) de su
niñez y adolescencia hasta los 16 años.
Y
es aquí donde ya tenemos noticias de su afición musical. Y no creo
que dicha afición le viniera, precisamente, por vía paterna, como
veremos.
A
Francisco no le interesaba nada que no fuera su guitarra y sus sueños
de ser artista, dejando de lado los estudios, lo que creaba tensiones
en casa.
Hasta
el punto de que, con tan sólo 11 años, se escapa a Zaragoza y es
recogido de las calles de la capital, por la Policía Municipal. Su
padre tuvo que ir a buscarlo a la Casa del Amparo.
Esa
actitud decidida del chaval fue un toque de atención para sus
padres, quienes lo ingresan en la Escolanía del Pilar como
Infantico.
Pero
su estancia en la Escolanía del Pilar sólo duró dos cursos. Seguía
dejando de lado los estudios y dedicándose a la guitarra.
¿Se
arrepintió alguna vez el Francisco de Val adulto de no haber seguido
los estudios, especialmente los de música que le proporcionaba el
Maestro Ramón Borobia, gran director y compositor, en la Escolanía?
Aparentemente, parece que al revés: se vanagloriaba, como Agustín
Lara, de no tener mucha idea de música: "Si
hubiésemos estudiado música, quizá no hubiésemos tenido la
sensibilidad creadora que nos caracteriza".
Pero, pienso yo que, en su fuero interno, especialmente cuando estuvo
necesitado de dinero, maldeciría esa carencia de estudios musicales,
ya que en la inmensa mayoría de sus composiciones (cuya melodía
básica y la letra eran exclusivamente suyas) sólo figura como
autor de la letra, puesto que tenía que echar mano de otros compositores para
hacer las partituras más complicadas y estos últimos figuraban como
autores de la música y cobraban de la SGAE los derechos de autor
correspondientes.
Volviendo a aquellos años en la Escolanía, hasta tal punto dejó los estudios, que su padre lo hizo volver a
Jaulín.
Cuando,
casi 70 años después, en la primavera de 1983, según contó Pascual Navarro, Francisco y su pareja visitarón
Jaulín, reconocía perfectamente rincones, plazas, la iglesia, la
balsa... "Emocionado, lo vi llorar", decía Pascual. "Son
tantos los recuerdos que me traen estas calles y estos rincones de
Jaulín, donde jugábamos siendo chicos “al burro", "al
escondite", “al marro”... ¡Son tantos los recuerdos ...!”.
Francisco
tuvo que dejar con dolor las aldeas de infancia y primera juventud.
No es de extrañar que compusiera, muchos años después, una
preciosa canción de despedida a estos lugares: “Adiós, aldea”,
interpretada en 1973 por Miguel de Alonso:
2.3 Sierra de Luna
Su
padre no soportaba verlo todo el día con la guitarra, sin hacer
nada, según él, y tomó una durísima decisión: lo mandó al
taller que Don Delfín, su amigo y veterinario como él, tenía en
Sierra de Luna. Con 16 años Francisco tiene que dejar su casa, su
pueblo, su familia, para aprender el oficio de herrador de mulas.
Fue
para mí una auténtica sorpresa cuando, gracias a Peperramón, me
enteré del oficio de Francisco de Val de joven, tan atípico para un
guitarrista y para un compositor.
En
el herradero de Don Delfín pasaba la mayor parte del día herrando y
curando a las caballerías, charlando con carreteros y labradores y,
en los ratos libres, cantando y tocando su guitarra.
"Paco
el herrador", así se le llamaba en Sierra de Luna, fue
congeniando con los jóvenes del pueblo, creando una rondalla con
muchos de ellos y componiendo coplillas con letras alusivas a la vida
del campo, a las mozas, al vino... Podríamos decir que si "yunque
y martillo forjaron la voz de Julián
Gayarre"y
las cabras fueron la escuela de Miguel
Hernández,
la de Francisco de Val fue el herradero de Sierra de Luna.
Se
apuntó también al coro de la iglesia, en cuyos ensayos hizo amistad
con una chica a la que siempre consideró su primer amor. Pero, a
pesar de la buena voluntad de ambos, los padres de ella consideraron
que un herrador no era el mejor partido para su hija y la mandaron a
estudiar a Zaragoza.
Dicen
que los primeros amores son muy malos de olvidar y, quizás, pensando
en ella, compuso en 1947 Viajera, cantada, en este caso, por Los Sabandeños:
Durante
cuatro años, desde los 16 a los 20, estuvo Paco el herrador en
Sierra de Luna. Luego pasó, ejerciendo su oficio de herrador,
algunos meses en los herraderos de Mallén y Ainzón (Zaragoza),
terminando
en Jaulín, donde trabajó en el herradero de su padre hasta el
momento de incorporarse a filas.
Desolvidar (23-10-2012) |