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Un viaje en la tempestad de 1904
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RODOLFO LACAL | Desconozco si el protagonista principal de esta historia, Felipe García Serrano, es el padre o abuelo, o el mismo Felipón, bubiercano del que aún hoy los más mayores cuentan que era un ricachón del pueblo no muy elogiado que digamos.
En cualquier caso, esta historia podría perfectamente formar parte de mis entregas sobre Bubierca en la prensa del siglo XIX. He preferido, sin embargo, incluirla en la serie sobre Bubierca y el río Jalón dado que describe una de sus frecuentes avenidas.
Comenzaré, de todos modos, por transcribir la noticia original que llevó a que varios periodistas vivieran en directo la furia del río Jalón desbordado. La publicó La Epoca del 28 de junio de 1904:
CALATAVUD 28 (11 noche).-Se ha verificado la inauguración de la fábrica de luz eléctrica. Instalada por la casa Sturgess y Foley, y adquirida por los propietarios del balneario do Paracuellos de Jiloca, Sres. García Serrano, para surtir de fluido al establecimiento de baños.
Han asistido al acto, además de los periodistas que vinieron de Madrid representando á El Liberal, Nuevo Mundo y La Epoca, el laureado redactor de Blanco y Negro Sr. Arija, el conocido doctor Zofío, de Madrid, y el antiguo propietario do estos baños, Sr. Cortadellas.
La instalación es magnífica, y con ella ha quedado en condiciones dé figurar este balneario entre los mejores de España.
Los periodistas hemos sido objeto de toda clase de atenciones por los Sres. García Serrano celebrándose una magnifica comida para solemnizar este acto.
En el balneario, montado con todos los adelantos modernos, hay ya gran número de bañistas entusiastas de la virtud de estas aguas cloruro-sódicas-sulfurosas cuya dirección facultativa corre á cargo del reputado médico de Madrid, especialista de las enfermedades de la piel, doctor Manzaneque.
El confort y el buen gusto con que se ha amueblado recientemente el balneario nuevo, ha sido recompensado por los enfermos que acudieron al mismo la temporada anterior, y cuyo número excedió de mil personas.-Vierja.
Hasta aquí sabemos que Felipe García Serrano era propietario de los baños termales de Paracuellos de Jiloca por aquellos tiempos y que convocó y agasajó a un grupo de periodistas con ocasión de la inauguración de la luz eléctrica en el establecimiento. Y de ello se hace eco el representante de La Epoca en su nota enviada desde Calatayud.
Lo que no esperaban los periodistas era lo que vivirían al día siguiente y que el mismo reportero, Sr. Vierja, envío a su periódico, La Epoca, ya desde Bubierca, y salió publicado el 29 de junio de 1904 de esta forma:
LA TORMENTA DE AYER
Desde Bubierca
De nuestro redactor corresponsal
Anuncio de la tormenta.-De Paracuellos a Ateca.-La zona inundada.-Graves destrozos.-Un aragonés castizo.
BUBIERCA 29 (1 madrugada).- Poco después de las cuatro de la tarde de ayer se presentó aquí una nube, que llevó la intranquilidad al ánimo de los habitantes de Calatayud, Paracuellos, Terrer, Ateca, Bubierca y Alhama, a quienes las desgracias originadas por la crecida del Jiloca tienen con el natural temor de las consecuencias que puedan sobrevenir.
No descargó la tormenta con piedra, aunque llovió bastante. Pero esta tarde, entre tres y tres y media, volvió a encapotarse el cielo y empezó a circular en Calatayud la noticia de que el río Jalón se había desbordado, rompiendo la carretera de Madrid en varios sitios y causando graves perjuicios en la hermosa vega de los pueblos de Ateca y Terrer.
Deferente a nuestras indicaciones, el propietario de los baños de Paracuellos de Jiloca, D. Felipe García Serrano, que con tanto acierto dirige aquel magnífico balneario, preparó un faetón, tirado por cuatro caballos, que él mismo guiaba, y en él salimos a recorrer los 22 kilómetros que separan a Paracuellos de Bubierca, los expedicionarios que habíamos venido de Madrid a la inauguración del alumbrado eléctrico del establecimiento de baños.
Félix Méndez, profesional en esta clase de viajes por su expedición de Madrid a Paris en pitter; Palomero, el festivo redactor de El Liberal; Arija, de Blanco y Negro, cuyos triunfos son de todos conocidos y cuya primera medalla en esta Exposición ha sido una nueva prueba de lo que se estima su trabajo; Zofio, el popular doctor en Medicina, que representaba a El Imparcial; Ariño, propietario del Diario de Avisos de Zaragoza e hijo del inolvidable D. Calixto, fundador del mismo; Cortadellas, el simpático expropietario del balneario, y el representante de La Epoca que esto escribe, nos acomodamos en el coche y abandonamos el balneario, donde tan bien nos habían tratado y donde nos despidieron cariñosamente, en animado grupo, los agüistas.
Mr. Nicolás, el inteligente jefe de cocina del balneario y excocinero del Nuevo Club de Madrid, fue calurosamente felicitado antes de nuestra partida, rindiendo todos un cariñoso tributo de afecto a la señora viuda de García Serrano, madre del propietario de los baños, de cuya amabilidad se hacen lenguas todos los que allí acuden.
Pasamos sin novedad por Calatayud, y pudimos celebrar el buen estado de la carretera de Madrid, empezando a notar los efectos de la tormenta en las inmediaciones de Terrer.
La vega aparecía anegada en muchos puntos; y la impetuosa corriente del Jalón, sus turbias aguas, que arrastraban árboles, maderos y otros objetos, y los desperfectos del camino por las aguas que se precipitaban de las montañas, nos hicieron conocer que estábamos en la zona castigada por la tormenta que había descargado dos horas antes.
A la salida de Terrer nos dieron malas noticias.
- Es una temeridad seguir -nos decían.
- No puede pasar el coche - añadían otros labradores que, con el pico al hombro, se dirigían a sus propiedades, arrasadas por el agua.
- La fuerza de la corriente se ha llevado la alcantarilla que hay un kilómetro y medio antes de Ateca, y no hay paso -nos dijo un jinete que marchaba camino de Calatayud.
- Adelante y ya veremos -dijimos todos, y continuamos el viaje.
Cinco veces fue preciso bajar del carruaje, para aliviarle de peso en los sitios peligrosos y ponerse a cubierto de un vuelco probable; pero así como salvamos estas dificultades, así salvamos la del paso de la alcantarilla, a pesar de la creencia de los jinetes y carreteros, que veían muy difícil el paso por aquel sitio, y que unieron sus aplausos a los nuestros para recompensar la labor habilísima del señor García Serrano, que salvó la cortadura sin tropiezo, pasando al lado opuesto y permitiéndonos continuar el viaje.
El agua del Jalón, desbordado, y del río Piedras, que allí se une con él, ha causado grandes destrozos, arruinando a muchos labradores, cuyas mieses y frutos arrastró la corriente de las aguas, que subían hasta la vía férrea del ferrocarril de Madrid a Zaragoza.
La entrada del pueblo de Ateca ha quedado convertida en un lago, trabajando sin descanso los peones camineros para facilitar el paso de correos y transportes por la carretera general.
En el término de Bubierca, cuyo pueblo está situado en un nido de águilas, los efectos del temporal han sido poco sensibles.
Llegábamos a las ocho de la noche a Bubierca y, después de dar un paseo a pie a la ermita de la Esperanza, colocada en el picacho de la montaña, acompañados del joven médico del pueblo, un galleguito muy listo y simpático, reparamos nuestras fuerzas, sentados a la bien provista mesa del rico propoetario, D. Vicente García Serrano, tío del dueño de los baños de Paracuellos, y hombre que conserva la genuina tradición aragonesa de la nobleza baturra.
Y sin que sea nuevo suceso, ¡qué destrozo se hizo en la despensa, y cómo se vació la bodega de un rico mosto aragonés, anterior a la construcción del ferrocarril!-Vierja.
No sé lo que es un pitter. Lo he buscado en internet y no me sale nada relacionado con un medio de transporte. Agradeceré cualquier aclaración sobre ello.
En un punto del relato creo que confunde el río Manubles con el Piedra, puesto que habla de la confluencia de este último con el Jalón antes de llegar a Ateca desde Terrer.
Un poquito exagerado al decir que Bubierca está enclavado sobre un nido de águilas...
Es una pena que no nos da el apellido del médico de origen gallego que ejercía en Bubierca en aquellos años. A ver si con suerte lo encuentro por otro lado.
Por último, sobre la nota anterior, echando cuentas me sale que el mosto que se bebieron, del cual afirman que era de antes de la construcción del ferrocarril, tenía mas de cuarenta años. Mi pregunta es ¿se puede conservar el mosto cuarenta años y todavía ser bebible?
Nuestro amigo Vierja al menos relató el episodio del complicado viaje de Paracuellos a Bubierca. A otros integrantes del grupo parece que no les impactó, pues no lo mencionaron en sus crónicas. Por ejemplo, el representante de El Liberal sólo dijo esto en su crónica del 1 de julio de 1904: :
EXCURSION A PARACUELLOS
Ayer regresaron a Madrid los periodistas que han asistido a la inauguración de la luz eléctrica en el balneario de Paracuellos de Jiloca.
El propietario de estos baños, D. Felipe García Serrano, ha montado una fábrica de moderno sistema, suficiente s surtir de fluido al establecimiento de baños; y para solemnizar esta reforma invitó especialmente a varios periodistas de Madrid, Zaragoza y Calatayud y a algunos amigos particulares.
La instalación mereció a todos grandes elogios. Las atenciones del propietario merecen gratitud eterna. En honor de sus invitados dio una espléndida comida, organizó gratas excursiones a Calatayud, y al campo, y dispuso una velada en el salón de recreo, donde bailaron la jota del país de un modo inimitable las bellas y simpáticas hijas del secretario de Paracuellos, Lola y Juanita Ibáñez.
Los periodistas madrileños fueron también invitados por el acaudalado labrador de Bubierca, D. Vicente Serrano, y a este pueblo se trasladaron en coche, recorriendo y admirando la extensa y pintoresca ribera del Jiloca, una de las más florecientes y bien cultivadas de la región. En Bubierca se les obsequió de un modo inolvidable, y allí montaron en el tren que les condujo a Madrid, muy satisfechos y obligados a tantas atenciones.
Parece que al amigo de El Liberal le impresionaron más las hijas del secretario de Paracuellos, de las que recuerda bien sus nombres, que la tormenta y posterior inundación, je, je. Es más, debía de estar tan "embriagado" que todo, tanto Paracuellos como Bubierca, lo sitúa en la ribera del Jiloca. No se si os habéis dado cuenta que Vierja, el redactor de La Epoca, en su segundo relato define al Sr. Palomero, autor de la nota de El Liberal como "festivo". Creo que eso lo dice todo.
Y una cosita final. Sabéis que cuando escribo esto resido en Brasil y que he vivido en varios países lusófonos por lo que hablo portugués. Pues bien, en el portugués moderno hay muchas palabras y expresiones que me recuerdan el castellano del siglo XIX. Y en la nota anterior hay un ejemplo. Se concluye con la afirmación de que están "obligados a tantas atenciones". En portugués para dar las gracias se dice "obrigado", que traducido literalmente al castellano significa "obligado".
Bubierca (2-10-2012)
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