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Saviñán de Sabinius

FRANCISCO TOBAJAS GALLEGO | Según Antonio Ubieto, Saviñán deriva del nombre romano de persona Sabinius o Sabinianus. Es posible que este Sabinius, quizá ciudadano de Bílbilis, tuviera en Saviñán una huerta o casa de campo. Este es el parecer de José-Ángel Asensio Esteban, que ofreció una conferencia, dentro de las actividades del verano cultural 2006, titulada "El torreón de las encantadas de Sabiñán". Estas actividades culturales son organizadas desde hace algunos años por el Ayuntamiento y por todas las asociaciones locales, aunque pocos son los que al final se animan a asistir a estas interesantes conferencias.

Según Antonio Ranz Yubero, a quien quiero agradecer sus valiosas e interesantes informaciones, Sabiniano era también el dueño o tenente de La Fuensaviñán y de Torresaviñán, dos lugares próximos entre sí de la provincia de Guadalajara. Los topónimos Fuensaviñán y Torresaviñán contienen el antropónimo romano Sabinius. En las documentaciones más tempranas que se conocen, que datan de 1154, aparecen nombrados de esta manera: "in qua est Savinian, et inde ad fontem", y "mola in qua est Savinian", o sea, que Saviñán estaba junto a una fuente (Fuensaviñán), o sobre una muela (Torresaviñán). En 1353 ambos lugares aparecerán documentados como en la actualidad, pero separando el accidente geográfico del nombre de persona, o sea, fuente y torre Saviñán.

Normalmente, en la época romana los poseedores de una finca la nombraban con su nombre, pero a este nombre de persona le añadían un sufijo que indicaba posesión, que bien puede ser -ana, o bien -en. De este modo nos encontraríamos ante una posible primitiva denominación de Sabiniusana, aunque se perdería la terminación de nominativo latina "us", quedando Sabiniana. Lo que en latín se conoce como "n + yod", que es igual a "n + i + vocal", pasaría en romance a "ñ", luego nos quedaría Sabiñana, y por último, quizá en el siglo XIII y fruto del influyo francés, se produciría el apócope extremo de -a final, y por tanto la sonorización de la sílaba anterior. Luego el valor del topónimo Saviñán sería el "lugar perteneciente a Sabinius".

La explicación de que en siglos posteriores aparezcan las formas Sabinius o Sabinianus, se debe a que en los siglos XV y XVII, la lengua castellana sufrió un fuerte influjo de lo clásico, y se intentó restituir la sintaxis y el vocabulario latino. Si suponemos que el escribano, clérigo o sacerdote que escribió dichos libros o documentos, se había formado en una escuela o universidad donde se llevaran al extremo estos preceptos, no es raro que aparezcan estas formas, dado ese impulso por querer llevar al vocabulario y a la sintaxis castellana a su origen latino.

Los defensores de la forma Sabiñán lo hacían sosteniendo que en aragonés no existía la "v", pero andan equivocados porque en aragonés existe y existió la letra "v", que tenía, como ocurría con el castellano, distinta pronunciación que la "b". Lo que ocurre es que hace algunos años los lingüistas aragoneses tomaron el acuerdo de suprimir la "v" y como actualmente tienen el mismo sonido, escribir todo con "b".

Si revisamos el Libro primero de la parroquia de san Pedro (1546-1604) y el Libro primero de san Miguel (1578-1618), la forma más antigua y predominante es Saviñán, Savinian, Savjnjan. Otro tanto ocurre en los protocolos más antiguos que conserva el Archivo de la familia Gracián de Saviñán, que datan de mediados del siglo XVI.

En 1547 se hacía cargo de la vicaría de san Pedro de Saviñán, mosén Martín de Clarés. En 1577 entró de vicario mosén Antón Villalba, por muerte de mosén Cebrián Serrano. En 1599 era regente mosén Pedro Garcés. A finales del siglo XVII, mosén Joaquín Vitrian y García utiliza indistintamente Sabiñán y Saviñán, igual que mosén Miguel Vicente Villalba. Mosén Pedro Bueso, mosén Pedro la Plana y mosén Juan-Jerónimo Pariente utilizan siempre la forma Saviñán. En el siglo XVIII mosén Francisco Gumiel y mosén Antonio Gumiel utilizan las dos formas, aunque se repite más la forma Saviñán, que es la que utilizan mosén Roque Nicolás, mosén Manuel Lafuente, mosén Pedro Yepes, mosén Manuel García, mosén Juan de Afuera, mosén Francisco Betrián, mosén Manuel Morlanes, mosén Pedro Cuenca, mosén Juan Gracián, mosén Jacinto Lafuente y mosén Roque Lafuente. Mosén Ubaldo de Afuera utiliza las dos formas. Desde 1766 se repite con más frecuencia la forma Sabiñán y a partir de 1769 prefiere utilizar la forma Saviñán.

En el siglo XIX predomina la forma Saviñán, que utilizan mosén Vicente Joven, mosén Joaquín Cormán, mosén Agustín Lafuente, mosén Miguel Ximeno, mosén Joaquín Andrés, mosén Miguel López, mosén Roque Arévalo, mosén Vicente Bono, mosén Faustino Yepes y mosén José Yepes. Mosén Judas Yepes y mosén Evaristo Bernal prefieren escribir Sabiñán. Mosén José-María Lasierra y mosén Vicente Bono utilizan las dos formas. Mosén Juan-Antonio Bravo, mosén Bruno Cilla y mosén Celestino Soria prefieren escribir Saviñán. En cambio, ya en el siglo XX, Vicente Enguita, Salvador Labastida y José Yagüe escriben Sabiñán. Florentino Catalán y Julio Yangüas utilizan las dos formas. Doroteo Lamana, Saturnino Martínez e Inocencio Ramón prefieren escribir Saviñán. Narciso Pérez, José Pérez, Antonio Latorre, Cirilo Ortín y Jesús Moreno utilizan la forma Sabiñán. En el sello parroquial se mantiene la forma Saviñán.

En el Libro tercero (1709-1833) de san Miguel de la Señoría, mosén Martín López Sisamón, mosén Roque Nicolás, mosén Bernardo Gasca Sierra, mosén Roque Lafuente, mosén Miguel Ximeno, mosén Joaquín Yepes, mosén Joaquín Cormán y mosén Babil Ibarra escriben siempre Saviñán. Mosén Agustín Lafuente, salvo en unas pocas partidas, utiliza también la forma Saviñán. Mosén Faustino Yepes, el último vicario de san Miguel, escribe siempre Saviñán, igual que hace mosén José Yepes. Mosén Judas Yepes y mosén José-María Lasierra prefieren escribir Sabiñán.

Vemos que la forma Saviñán es más antigua y predomina más en los Libros parroquiales. Por esta razón me tomo la libertad y el gusto de escribirlo de esta manera, nunca movido por inútiles revanchas, ni mucho menos con ánimo de molestar a nadie. Que cada uno lo escriba como quiera, utilizando también las razones que quiera. Faltaría más.

Carlos Gasca Ibarra (1904-1988), que era partidario de la forma Sabiñán, hacía responsable de la forma Saviñán, que aparece en el Mapa Nacional, a Javier Bordíu y Prat. Carlos Gasca contaba en el desaparecido periódico local Cauce y Caudal (1974-1978), que sobre los años veinte discutían sobre una u otra forma José Gracián Gasca (1863-1922), el secretario del Ayuntamiento Miguel Lafuente Soriano (1877-1941), que casó en 1916 con Pascuala Costea Cebrián, e Iñigo Gracián Marco (1889-1967).

Cuando se hicieron las hojas del Mapa Nacional, números 409 y 410, en las que se encontraba Saviñán y sus accesos, ingresó Carlos Gasca Ibarra en el Instituto Geográfico, del que era entonces ingeniero jefe de las brigadas que operaban por esta zona Javier Bordíu, que era acérrimo defensor de la forma Saviñán, ordenando que así se escribiese en todas las cartas. Uno de los topógrafos que le acompañaban en los trabajos, Lázaro Alonso, oriundo de Toledo, entabló amistad con Carlos Gasca, a quien le contaba que Javier Bordíu les hospedaba y les daba de comer en el palacio de la plaza Muñoza, donde vivía su padre Luis Bordíu y Garcés de Marcilla, que tuvo grandes atenciones con ellos cuando comenzaron estos trabajos hacia 1918.

María-Soledad Muñoz de Pamplona y Sanz de Cortes, heredó el título de Argillo de parte de su padre, Manuel Muñoz de Pamplona, y los de Villaverde y Morata de parte de su tía Mª Luisa Sanz de Cortes, según consta en la Carta de Sucesión dada por Carlos IV el 3 de junio de 1805. María-Soledad Muñoz de Pamplona casó en Saviñán y en 1805 con José Garcés de Marcilla, de Molina de Aragón, siendo padres de José-Baldomero, que murió sin sucesión en 1883, siendo conde de Argillo desde 1848. Su hermana Antonia casó con Cristóbal Bordíu y Góngora, siendo padres de Luis Bordíu y Garcés de Marcilla, que nació en París en 1840 y murió en Saviñán en 1921.

El linaje de los Bordíu procedía de Francia. Dicha familia se refugió en Aragón en el siglo XVI. En Zaragoza aparecía afincado Juan de Bordíu Trasobares, declarado infanzón en 1606, infanzonía que fue revalidada en 1654 por sus nietos. De estos Bordíu de Zaragoza descendían los Bordíu de Gandía y de Níjar.

Luis Bordíu y Garcés de Marcilla estudió Leyes en las Universidades de Zaragoza y Barcelona, licenciándose en Derecho Civil y Canónico en 1862. Casó en 1865 con Carmen Prat y Sánchez Salvador. En 1864 ya fue nombrado agregado y un año más tarde se le designó cónsul de España en Niza, de donde pasó a Bayona en 1866. Dos años más tarde renunció a su puesto, disconforme con la política de la reina, adscribiéndose al partido carlista. Carlos VII, en premio a sus servicios, le concedió la medalla de su nombre. Terminada la guerra carlista, vivió exilado con su familia en Bayona, pero tras la Encíclica de León XIII de 1883, sobre el deber de reconocer los poderes constituidos, Luis Bordíu reconocerá a Alfonso XII, reintegrándose a Madrid. El gobierno lo destinó al consulado de Baltimore, pero no tomó posesión, por haber solicitado la excedencia. Reingresó en 1890, sirviendo en Amberes. En 1891 ingresó en la orden de Carlos III con el grado de Caballero. En 1892 se le destinó a Méjico, pero entonces abandonó la carrera consular. En sus actividades sociales estuvo muy unido al marqués de Comillas, hasta que se retiró a su palacio de Saviñán.

En el padrón de 1889 vivían en el palacio Vicente Polo y Polo, casado con Librada Hernández, Pedro Vincueria, casado con Luisa Sisas, y Jacinto Vincueria. En 1896 vivían Francisco Mateo, su mujer Carmen Marco y su hijo José-María, Jacinto Vincueria con su sobrina Pilar Sánchez, y Pedro Vincueria, su mujer Luisa Sisas y su hijo Julián. Jacinto Vincueria Nonay (1861-1944) casó en 1886 con Ángela Vincueria Marco. En 1899, viudo en segundas nupcias de Escolástica Sanz, casó con Petra Cormán Pablo (1871-1959).

En el padrón de 1908 ya aparecen viviendo en el palacio Luis Bordíu y Carmen Prat. También vivía en el palacio María Bascarán, con sus hijas Esperanza, Luisa y Enriqueta. También aparece Jacinto Vincueria y su mujer Petra Cormán.

El 18 de diciembre de 1907 recibía sepultura en el puesto nº 3 del cementerio de Saviñán Cristóbal Bordíu y Prat, de cuarenta y un años, que estaba casado con María Bascarán Reyna.

En 1911 vivían en el palacio Luis Bordíu y su esposa Carmen Prat. También aparecen residiendo en el palacio su hijo Javier Bordíu y Prat, de treinta y ocho años, su esposa Elisa Nava, de treinta y seis, y los cinco hijos del matrimonio, Elisa de siete años, María de seis, Javier de cuatro, Pilar de dos y Mercedes de siete meses, además de la nuera de Luis Bordíu, María Bascarán, con sus tres hijas, Esperanza, Luisa y Enriqueta. Los condes tenían entonces seis sirvientes además de Jacinto Vincueria, su esposa Petra Cormán Pablo y sus hijas Eulalia, de nueve años, Mercedes de siete y Natividad de dos años, que también vivían en el palacio.

El 7 de octubre de 1906 y en el oratorio del palacio de Saviñán, casaron Francisco-Javier Olazábal Ramery, ingeniero de Tolosa de cuarenta años, con María-Rosario Bordíu Prat, de veintiséis años, nacida en Hendaya, ante los testigos José Bascarán, general y jefe del cuarto militar, mosén José-María Lasierra, coadjutor, y los apoderados del conde de Argillo en Saviñán y Morata, Eufemio Abad y Martín Domínguez, respectivamente.

En 1906 Alfonso XIII quiso presenciar el paso de las aguas por el sifón de Sosa, del canal de Aragón y Cataluña. Llegó en tren a Monzón con el ministro de Fomento y los generales Pacho y Bascarán. Cuando los curiosos se acercaron a contemplar las válvulas de desagüe, el fotógrafo Goñi de ABC cayó al agua. Entonces el ministro de Fomento comentó al rey: "Majestad, ¡un fotógrafo hidráulico!".

En el oratorio del palacio de Saviñán casaban el 2 de febrero de 1918, José Martínez Ortega, de veintisiete años, de Mancha Real (Jaén), y María de la O Bordíu Bascarán, de veintiún años, que serán padres de Cristóbal Martínez Bordíu, que casaría con la hija del dictador Francisco Franco.

En Saviñán son bautizados varios hijos de los matrimonios Olazábal-Bordíu y Bordíu-Nava. En 1907 se bautizaba a José-Ignacio Olazábal Bordíu, que casó con María-Rosa de Castro y Cavero. Sus abuelos paternos eran Juan-Antonio Olazábal y Arteaga, de Irún, y Prudencia Ramery y Zuzunárregi, de Fuenterrabía, aunque entonces eran vecinos de san Sebastián. Juan-Antonio Olazábal Bordíu fue bautizado en 1909, casando en san Sebastián y en 1952 con Isabel Churruca y Plaza. María del Carmen Olazábal Bordíu fue bautizada en 1912.

En 1909 era bautizado en san Pedro de Saviñán María-Pilar Bordíu Nava. Sus abuelos maternos eran Hilario Nava, de Gijón, ya fallecido, e Isolina Ortega, de La Coruña. En 1910 era bautizada María-Mercedes Bordíu Nava, en 1912 José-Luis, que casará en Gijón y en 1941 con Florencia Menéndez Morán. En 1914 nacía Jaime, que casará en La Coruña y en 1946 con Gloria Colanse, y en 1918 se bautizaba a Enrique, que casará en Gijón y en 1950 con Remedios Cienfuegos.

En 1917 vivían en el palacio los condes y marqueses de Villaverde, Luis Bordíu y Carmen Prat, su hijo Javier y su mujer Elisa Nava, con sus hijos, que eran entonces siete. A los cinco de 1911 se añadieron José-Luis, que tenía en 1917 cinco años y Jaime de tres años. También residía en el palacio la viuda María Bascarán con sus tres hijas. Como sirvientas se citan a Presentación Lafuente, de veinticuatro años, a Carmen Morlanes, de veinte años, a Mariana Gumiel, de veinte años, y a Pilar Gumiel Pinilla, de veintiún años.

También vivían en el palacio Jacinto Vincueria, su mujer Petra Cormán y sus hijas Mercedes, Natividad, Pilar y Esperanza, además de Lorenzo Melús Saló, de veintinueve años, que estaba casado con Genoveva Rubio Hernández, de veintiséis años.

Luis Bordíu y Garcés de Marcilla morirá en Saviñán en 1921 y Carmen Prat en 1923, enterrándose en el puesto nº 3 del cementerio municipal de Saviñán, con su hijo Cristóbal. Este puesto fue vendido a la familia Vela-Utrilla.

En 1924, 1930 y 1932 aparecen viviendo en el palacio Serafín Cambón y Teresa Mercader, además de Jacinto Vincueria y su familia. Serafín Cambón Barbeito era oriundo de El Padrón, La Coruña, y había casado con Teresa Mercader Cebollada, de Pina de Ebro. En 1925 murió en Saviñán Serafín Cambón Mercader, de trece años, que había nacido en El Burgo de Ebro. El mismo año de 1925 nació José Cambón Mercader. Sus abuelos paternos eran Antonio Cambón, natural de san Silvestre de Veiga, y Vicenta Barbeito, de santa María de Celas. Y los maternos se llamaban Fernando Mercader, de Pina de Ebro, y Dolores Cebollada, de la Codoñena, Teruel. Su hermana Encarnación Cambón Mercader (h.1906-1980) casó en Saviñán y en 1933 con Jesús-Hermenegildo Nonay Nonay (1904-1975).

En 1934 aparece residiendo en el palacio de Saviñán José-Ignacio Olazábal Bordíu, de veintiséis años, que estaba casado con María-Rosa de Castro y Cavero, de veintiséis años. Jacinto Vincueria vivía con su familia y su sobrino Julián Vincueria Sisas. En los padrones de 1935, 1936 y 1938 aparece residiendo en el palacio la familia Olazábal-Castro, además de la familia Vincueria. En 1938 José-Ignacio y María-Rosa eran padres de José-Javier, de dos años, Pedro-María, de un año, y María-Rosa, de un mes.

Bibliografía

Archivo Parroquial de Saviñán.
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Gran Enciclopedia Aragonesa 2000, El Periódico de Aragón, Zaragoza, 2000.
Rafael LAPESA: Historia de la Lengua Española, Gredos, Madrid, 1985.
Antonio RANZ YUBERO: Toponimia Mayor de Guadalajara, Diputación Provincial de Guadalajara, 1996.
Antonio UBIETO ARTETA: Los pueblos y los despoblados, III, Anubar Ediciones, Zaragoza, 1986.
Alfonso ZAPATER: Aragón en 1900, Silex ediciones, Madrid, 2002.

De Cosas de mi pueblo, 2007.

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