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| El misionero y viajero español que 'da' lecciones de historia en Rusia
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Pedro Cubero -en la imagen- descubre a los estudiosos rusos
detalles de la vida en Moscovia durante el siglo XVII
RAFAEL M. MAÑUECO | El misionero y viajero aragonés, Pedro Cubero Sebastián (1645-1700), poco conocido en la España contemporánea, es sin embargo una referencia merecedora de estudio para historiadores y académicos rusos a la hora de reconstruir cómo era la vida en la Rusia de la segunda mitad del siglo XVII. El Instituto Cervantes de Moscú organizó este lunes una mesa redonda con el propósito de dar a conocer el viaje de Cubero entre 1670 y 1679, la primera circunvalación del globo terráqueo hecha por un explorador en dirección oeste-este.
El director del centro, Juan Carlos Vidal, presentó a los ponentes, al profesor del Instituto de Historia Mundial de la Academia de Ciencias de Rusia, Vladímir Védiushkin, y al especialista docente de la Universidad Ortodoxa Ticón, Artiom Serébrennikov.
En calidad de moderador, el primero en tomar la palabra fue el embajador de España en Rusia, Fernando Valderrama, quien subrayó que el principal propósito de Cubero era su misión evangélica, pero no solamente hacia las gentes sencillas sino especialmente hacia la jerarquía de las confesiones religiosas de los países que visitaba. La explicación de Védiushkin sobre el periplo del explorador español en su conjunto fue muy prolija. Serébrennikov, por su parte, se centró más en la parte del viaje que Cubero pasó en Rusia.
Cubero nació en El Frasno, cerca de Calatayud (Zaragoza), se hizo sacerdote y más tarde famoso por su viaje alrededor del mundo en dirección este. Gran parte de la travesía la hizo por tierra a través de Europa y Asia para embarcarse en Filipinas en el Galeón de Manila con destino a México. Desde América regresaría a España completando así su vuelta al globo. Navegó a través del río Volga, el mar Caspio, el golfo Pérsico, el de Bengala, el océano Pacífico, el golfo de México y el Atlántico.
Visitó ciudades como Roma, Viena, Varsovia, Vilna, Smolensk, Mozháisk, Moscú, Sarátov, Astracán, Isfahán, Goa, Malacca, Manila, Acapulco, Veracruz, La Habana y Cádiz. Por el camino, fue capturado por piratas y esclavizado en las Maldivas durante unos meses, en Malacca fue encarcelado por un gobernador holandés por predicar el catolicismo, en Manila sufrió un terremoto y llegando a Acapulco una tempestad que duró más de tres días.
De las más de 400 personas que comenzaron el viaje en Manila a bordo del galeón, sólo 192 llegaron vivas a México a causa de las enfermedades que les aquejaron durante el singladura. Todas las andanzas de aquel viaje quedaron reflejadas en su libro La Peregrinación del Mundo, que se publicó por primera vez en Madrid en 1680. Escribió además cinco obras, también de viajes como cronista y de incalculable valor histórico y geográfico, y una de carácter religioso.
Según cuenta Serébrennikov, Cubero estuvo en Rusia un total de siete meses. Esta parte de la Peregrinación del Mundo ha sido este año traducida al ruso y publicada en la revista Srednie Veká, documento que está siendo de gran utilidad a los estudiosos por la enorme cantidad de datos que el misionero español aporta a la hora de reconstruir hechos del pasado de gran trascendencia para la historiografía rusa.
El Correo (26-11-2019)
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