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Solitarios: Baltasar Gracián
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JESÚS MILLÁN MUÑOZ | ¿Existen normas para la vida, para vivir y sobrevivir más correctas que otras? ¿Cómo interrelacionar de forma correcta una ética-moral correcta con sobrevivir en un mundo real, de estratos sociales diferentes, con diversidad de intereses en multitud de sentidos...? ¿Qué o quién era este ser, real y material, de carne y hueso y alma, como nos diría Unamuno, qué es en definitiva un ser humano, cada ser humano, hoy diríamos con una conformación neuromental concreta...? ¿Cómo vivir de forma correcta y pensar de forma correcta en una época de declive o de contradicción, en definitiva, como son casi todas...?
No podemos en unas cientos de palabras sintetizar la vida personal, la vida religiosa, la literatura, el pensamiento y la filosofía de uno de los grandes genios de la humanidad. Pero si creo que debemos acotar algunas ideas y concepciones, qué más que enseñarnos a vivir o, y a existir, al menos nos incentiven a y para reflexionar:
¿El gran y grave problema es la dialéctica entre el pesimismo y el optimismo ante el mundo, y si triunfa el bien o el no bien, o triunfa más veces el bien o triunfa más veces el menor bien, o tiene más éxito el ser humano, no perfecto, pero que aspira a la verdad-bondad, o el que según le conviene utiliza la verdad o la bondad, y cuándo no le conviene lo contrario, o a medias?
Gracián es un hombre entre varios mundos, entre su mundo interior literario y su mundo exterior e interior religioso, y el mundo social y político de su época, la España, que según algunos ya con claros síntomas de decadencia. Quizás en esto sea un ser humano moderno, que diríamos que vive en varios mundos, varios mundos interiores, varios mundos exteriores, varios mundos culturales-ideológicos de alguna manera.
A mi modo de ver Gracián intenta cómo encontrar sistemas teóricos más verdaderos y más bondadosos, pero que hagan al ser humano, en la práctica le proporcionen vivir y sobrevivir, incluso tener éxito en el existir y en la existencia. Es decir, compatibilizar una teoría conceptual, diríamos hoy, verdadera y eficiente, con una práctica existencial, verdadera y eficiente o con éxito. En definitiva el ideal clásico de una concepción ética y moral correcta, pero correcta y adecuada en todos los sentidos.
Un problema del que casi nunca se habla pero es esencial, ahora diríamos para un intelectual, en la época de Gracián para un hombre de letras, es dónde encontrar un refugio, porque al final un científico social, un escritor, un intelectual, un pensador, un artista, un filósofo, un teólogo, en general, solo admite de la tradición heredada una parte, y otra parte no estaría de acuerdo. Por lo cual, debe buscar un refugio, dónde se pueda encontrar en paz consigo mismo, dónde se le entienda o medio comprenda. En el caso de nuestro autor fue el duque de Lastanosa, ¿la gran y grave pregunta, es dónde encuentran hoy los intelectuales su refugio, los verdaderos intelectuales su refugio?
Cómo entender la no virtud del ser humano, de los estratos sociales altos, medios, bajos, tanto de ayer como de hoy. Este es uno de los problemas que parece ser llevaron a Gracián al pesimismo, en relación con la corte de Madrid, otros indican, también con su situación en su orden religiosa. Sea como sea, este es el problema de siempre. Las elites se comportan no correctamente cuándo les conviene, pero sucede lo mismo con las clases medias y las bajas, por otras o las mismas razones. Lo cual nos lleva al eterno problema, ¿debe existir una ética teórica y una moral práctica universal, un mínimo universal moral para que los humanes se entiendan y comprendan entre sí, puedan vivir y sobrevivir de forma correcta? ¿Acaso, la Declaración de los Derechos Humanos de 1948 y otras cartas semejantes no son la elevación de la ética-moral a categoría máxima, es decir, soporte de toda sociedad y todo Estado y todo sistema jurídico...?
Sentimos y analizamos y criticamos las persecuciones a los prohombres del pasado, y comprendemos y entendemos y creemos que son cosas del pasado, o de sistemas actuales no democráticos, ¿pero hoy un Gracián o una Graciana, no tendría problemas con el sistema cultural vigente...? ¿No porque vaya en contra de la moralidad, sino porque predique o hable de una ética-moral más correcta? ¿Tendría problemas con las morales prácticas de los seres humanos de hoy, tanto de unos estratos sociales o de otros...? ¿Se les cerrarían puertas y se les pillaría las manos en esos cerramientos, porque su libertad de interior o de pensamiento, no les permitirían ir en contra de nadie, individuos o colectivos, pero tampoco estar bajo el dictado de nadie...? ¿Quizás no tendría las identificaciones correctas, que abren los salones del momento de hoy, quizás no escribirían o pensarían, para ningún estrato social, sino buscando la verdad, ni para los de arriba, ni para los de abajo, ni para los del medio, ni en contra tampoco de los de arriba, ni de los abajo, ni de los del medio...? ¿Quizás hoy tendríamos a esa persona condenada a un ostracismo interior, incluso en sistemas democráticos, en sistema no democráticos estaría en la cárcel o saliendo de ella o entrando en ella...?
¿Existen seres humanos más excepcionales y otros menos, en algún tema o en general, hoy denominaríamos más excelentes o menos? ¿Se puede o, y se debe enseñar la excelencia? ¿El ser humano debe desarrollar y perfeccionar e incentivar sus talentos, siempre de forma correcta, en todos los sentidos y en forma moral en todas las maneras...? ¿pero hoy se admite lo ético correcto o, y por tanto la excelencia, pero en una etapa de relativismo-hedonismo-epicureísmo-escepticismo-materialismo, no se admite esa concepción ético-moral, aunque se prediquen de grandes principios, estos son para los otros, y para uno mismo, cuando le convenga...? ¿Hemos caído en una triple vida para poder vivir y poder existir y poder sobrevivir...?
Es paradójico o es quizás la vida, que Fernando el Católico, parece ser que inspirase dos formas teorías o prácticas de ejercer el poder político diferentes, una el Príncipe de Maquiavelo, otra el Político Don Fernando el Católico de Gracián.
Hoy podríamos plantearnos la misma pregunta, cómo debe ejercerse el poder y las elites que lo controlan o manejan o gestionan, pero hoy nos plantearíamos no solo cómo debe ejercerse el poder político o el del Estado, sino también el económico, el religioso, el cultural, el financiero, el social, etcétera. Porque solemos poner buenas argollas ético-morales a los de arriba, a los de arriba cuándo no somos nosotros, pero nosotros, cuándo estamos arriba o medio arriba, es decir, en las funciones que tenemos poder, y todos los humanes tienen poder, en mayor o menor grado, relajamos las argollas de ese mismo poder... ¿Podemos predicar grandes principios éticos morales, sociales o individuales, pero después en el ejercicio de nuestro poder, de la gestión de nuestro poder, sea pequeño o mediano o grande, en el ámbito de nuestra responsabilidad nos comportamos como pequeños sátrapas o dictadores, no con todo el mundo, pero si con algunas personas...?
Para terminar qué nos puede seguir diciendo Gracián a nosotros mismos... un ser humano que nació hace cuatro siglos, qué nos puede decir, pero para que nos diga algo, primero hay que volverlo a leer y volverlo a pensar. Cosa que ya queda en usted, hipotético lector de estas cientos de palabras, en usted queda. Pero si lo hace, le aconsejo, si es que le puedo aconsejar algo: no se convierta en demasiado pesimista, ni en demasiado optimista... Paz y buena semana.
El Albaceteño (29-11-2016)
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