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El pasodoble 'Sabiñán' del maestro Pascual Marquina
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FRANCISCO TOBAJAS GALLEGO | Estanislao Gálvez Lacruz (Saviñán, 1912) nos proporcionaba algunos datos sobre la Banda de Música de Saviñán, publicados en el nº 6 de Enebro, julio de 1994. La Banda de Música Santa Cecilia de Saviñán había sido fundada en el año 1925 por Paterno Pina Pérez y por el maestro nacional Pascual Ruiz, que por aquel entonces tenía a su cargo a unos ciento diez niños. Era alcalde del pueblo Valero Herrero, sastre, y secretario Roque Campillo. De cura párroco estaba mosén Vicente Enguita y de coadjutor su hermano Jesús.
La Banda de Música debutó el 29 de junio, festividad de san Pedro Nolasco, interpretando un repertorio de pasodobles, polcas, valses, mazurcas y chotís. La primera pieza que interpretó la Banda fue el pasodoble El Maestro, de Lorenzo Luis de Fitero, bajo la dirección de Patricio Hernández, primer director de la Banda.
El día de san Pedro de la Siega, o sea el 29 de junio, las mujeres de Saviñán tenían costumbre de jugar a la baraja debajo de un arco desaparecido, dedicado a san Pedro, que engalanaban con una colcha. El arco de san Pedro cerraba el pueblo hacia el sur, al final de la calle Mayor, en el llamado barrio de Paracuellos.
En la Consueta de 1600 de la parroquia de San Pedro de Saviñán, ya se apuntaba que el día de san Pedro y de san Pablo se celebraba misa conventual con diácono y subdiácono. En la Consueta de 1961 se escribía que en este mismo día se celebraba la fiesta de san Pedro y de san Pablo. Además, los días 27, 28 y 29 de junio se solemnizaban con un triudo de predicación.
Al poco tiempo de la fundación de la Banda de Música de Saviñán, ya se interpretaba el pasodoble Sabiñán, original del maestro Marquina, por entonces músico de la Banda de Ingenieros de Madrid, que incluía una dedicatoria que decía: a "mi querido amigo y paisano Pedro Miranda". Pedro Miranda había participado como militar en la Guerra de Cuba con el grado de teniente. Por aquel entonces residía en Saviñán, como representante de la Azucarera de Calatayud. Pedro Miranda había fundado en Saviñán y en 1913 un grupo infantil de exploradores, el Batallón Infantil Patria, que actuó en las fiestas de san Roque de aquel mismo año. Según me contó María Sanjuán, la bandera que bordaron las señoritas de Saviñán para el Batallón, cubrió el féretro de Pedro Miranda, durante su entierro en Calatayud.
En el padrón parroquial de 1910 aparece un Pascual Miranda, de cuarenta y un años, que vivía en la calle del Centro con Simeón Villalba, de sesenta y dos años, y tres de sus hijos, llamados Martín, Vicenta y Vicente. En el padrón de 1917 aparece un Pedro Miranda Benedí, casado y de cuarenta y nueve años de edad, que vivía con Simeón Villalba Sánchez, viudo de sesenta y nueve años, y la hija de éste último, Vicenta Villalba Serrano, de treinta y dos años. Entonces vivían en el nº 1 de la calle Nueva, tercer piso, en lo que actualmente es cuartel de la Guardia Civil. Todo hace suponer que Pedro y Pascual Miranda fueran una misma persona y entonces residiera en Saviñán, en casa de sus familiares, la familia Villalba-Serrano.
Simeón Villalba Sánchez, hijo de Vicente y de Manuela, de la Señoría, había casado en 1876 en San Pedro de Saviñán con Bernardina Serrano Benedí, hija de José, de Saviñán, y de Teresa Benedí, de la Señoría. Pedro Miranda Benedí bien podía ser pariente de Bernardina Serrano Benedí.
En la Banda de Música de Saviñán había socios fundadores, que pagaban una peseta de cuota mensual, pero pronto se tuvo que buscar ayuda económica fuera del pueblo. La Banda de Saviñán visitaba con frecuencia los pueblos del alto Jalón, ya en la raya de Soria. La Banda de Música de Saviñán tuvo que disolverse con la llegada de la II República Española, al quedarse sin subvención municipal, aunque desaparecerá definitivamente en 1936, a causa de la Guerra Civil.
De los primeros componentes de la Banda de Música Santa Cecilia de Saviñán, aún vivían en 1994 Francisco Marco, León y Estanislao Gálvez, y Julio Arévalo.
En el padrón parroquial de 1925 aparecía el maestro Pascual Ruiz García, de treinta y nueve años, que estaba casado con Rafaela Ladrón de Guevara, de treinta y ocho años. El matrimonio vivía en la calle Mayor, nº 61, con sus hijos Ascensión, de dieciséis años, Pascual, de catorce, Amalia de doce, Delfina de nueve y Florencio, de siete años. En el nº 58 de la calle Mayor vivía mosén Vicente Enguita Gómez, cura párroco, de cuarenta años, con sus hermanos Romualdo y Miguela. El maestro Pascual Ruiz debía ocupar la casa contigua a la parroquia, donde entonces se localizaban las escuelas, antes de ser trasladadas al recreo ese mismo año de 1925.
En Saviñán se bautizaron a dos hijos del matrimonio: Delfina en 1915 y Florencio en 1919. En Heraldo de Aragón apareció el 26 de octubre de 1922 una información, según la cual, en el salón de actos del Instituto General y Técnico se había verificado ante el tribunal formado por los señores Allué Salvador, Marco y Latre, el sorteo de una beca concedida por el Ministerio de Instrucción Pública y Bellas Artes a los alumnos de las escuelas nacionales de la provincia. Se habían formulado veinte propuestas, desestimándose tres de ellas, por no reunir las condiciones legales. En sorteo público, la beca fue adjudicada al alumno de la escuela nacional de Saviñán, Pascual Ruiz Ladrón de Guevara, que deseaba realizar sus estudios de Comercio en la Escuela de Zaragoza.
El maestro Pascual Ruiz García era natural de Aranda de Moncayo. Era hijo de Francisco Ruiz, de Aranda, y de Amalía García, de Clarés. Rafaela Ladrón de Guevara, natural de Villarroya de la Sierra, era hija de Florencio, de Villarroya, y de Clara Hernández, de Ateca.
En el padrón de 1932 aparecen citados los maestros Hilarión Martínez, que estaba casado con Rosa Martín, Félix Domínguez, casado con la también maestra Pilar Tomey, y Carmen Puri. Todos ellos ocupaban las casas del recreo, donde también vivía el telegrafista Paterno Pina Pérez, contiguas a las nuevas escuelas, que se acondicionaron siendo alcalde Pascual Sanjuán Mené en terrenos de los Pujadas, que antes habían pertenecido a la familia Martínez de Saviñán. Por entonces también era maestra de niñas Paula Sardaña, que estaba casada con Pascual Sanjuán Mené.
El 11 de diciembre de 1994 publiqué en el semanario La Verdad un artículo en el que me ocupaba de la fundación de la Banda de Música de Saviñán y del pasodoble del maestro Marquina. En este artículo comentaba que la Asociación Cultural poseía una copia de la partitura del pasodoble, aunque estaba incompleta. Un ejemplar de La Verdad cayó en manos de Pepe Morales, de Embid, que pasó a Claudio, médico del Centro de Salud de Saviñán. En su casa de Ricla lo ojeó su amigo Jesús Peralta Macaya, gran aficionado desde muy joven a la música, que al leer el artículo recordó poseer la partitura del pasodoble Sabiñán en su extenso repertorio musical.
Jesús Peralta era por aquellas fechas maestro nacional en Villanueva de Gállego. Desde muy joven y siguiendo la tradición familiar, había pertenecido a la Banda de Música de Tarazona. Al finalizar sus estudios de magisterio, había ejercido en Bilbao y en varias localidades vecinas, a la vez que cursaba estudios en el Conservatorio vizcaíno 'Juan Crisóstomo de Arriaga'. Durante varios años fue componente de la Banda Sinfónica de la Villa de Bilbao. En 1981 fue trasladado a Villanueva de Gállego donde, además de su labor docente, fundó y dirigió la Banda Unión Musical de esta localidad.
Al comprobar que en su repertorio musical se encontraba la partitura del pasodoble Sabiñán, publicado en 1925 por la Editorial Música Española de Madrid, Jesús Peralta se puso en contacto con la Asociación Cultural, por medio de su amigo Claudio, donando una copia de la partitura. A raíz de este y de otros artículos publicados en La Verdad y en Enebro, aparecieron dos nuevas partituras del pasodoble Sabiñán. Una de la misma Edición Música Española de 1925, pero esta vez proveniente del Archivo de la Banda Municipal de Almería, y otra partitura francesa de Edition J. Garzon, sin fecha.
Al conmemorarse el setenta aniversario de la fundación de la Banda de Música Santa Cecilia de Saviñán, la Asociación Cultural quiso llevar a cabo un homenaje a los componentes de la Banda de Música. Este homenaje, con la colaboración del Ayuntamiento, se celebró el domingo 7 de mayo de 1995 y corrió a cargo de la Banda Unión Artístico Musical Santa María Magdalena, de Ricla, bajo la dirección de Fernando Escorihuela. La Banda Unión Artístico Musical de Ricla se había fundado en septiembre de 1992. Su director, Fernando Escorihuela, se hizo cargo entonces de la banda de Ricla, al ser trasladado a Zaragoza por motivos profesionales.
Fernando Escrituela Company había comenzado sus estudios de solfeo y de tuba en el Conservatorio Superior de Música de Valencia, obteniendo la titulación del Grado Medio en 1975, con la calificación de Sobresaliente. Este mismo año superaba las pruebas del Ministerio de Defensa, ingresando como suboficial músico.
En 1978 fue destinado a la Academia de Infantería de Toledo. También formaba parte de la Banda Municipal, como tuba solista, a la vez que ampliaba sus estudios musicales. Durante dos cursos fue profesor del Conservatorio de Toledo 'Jacinto Guerrero', en las asignaturas de trombón, bombardino y tuba. En 1986 iniciará en Ajofrín la Escuela de Música y en 1992 se hará cargo de la Banda de Ricla.
El programa presentado por la Banda de Ricla en el concierto de Saviñán fue muy variado, interpretando música moderna y tradicional, además del pasodoble Sabiñán, que fue dirigido en dos ocasiones por Jesús Peralta, verdadero mentor de este encuentro musical. La Banda de Ricla interpretó música de los Beatles, Love Store y Grease, además de Los Sitios de Zaragoza, Ayamonte, Mesonera de Aragón y una jota del maestro Marquina.
A este concierto asistieron las autoridades locales, la concejala de Cultura del Ayuntamiento de Ricla, numerosos padres de los músicos y no menos público. Tampoco faltó a la cita Julio Arévalo, uno de los veteranos músicos de la Banda de Saviñán. Aunque también fueron invitados, excusaron su presencia León y Estanislao Gálvez, Francisco Marco, Luis Ibáñez y Gregorio Lacruz, antiguos componentes de la Banda de Música Santa Cecilia de Saviñán.
Todas estas vivencias dieron un fuerte impulso a la fundación de la Banda de Música de Saviñán. Las primeras reuniones tendrían lugar a primeros de octubre de 1995. Pasadas las fiestas del Pilar de Zaragoza, dieron comienzo las clases de solfeo para treinta alumnos de edades muy dispares. Al mismo tiempo el Ayuntamiento iba gestionando la compra de instrumentos. El 3 de febrero de 1996 se organizó el acto de entrega de los instrumentos a los futuros músicos de la Banda. En este acto intervino la Banda de Ricla, en cuyo concierto volvió a interpretar el pasodoble Sabiñán, del maestro Marquina.
El día de san Roque de 1996 la Banda Municipal de Saviñán ofreció su primer concierto en la iglesia parroquial, con un lleno absoluto. La primera salida de la Banda se realizó a Morés, en octubre de 1996. Y en el concierto de Navidades de este mismo año interpretó por primera vez el pasodoble Sabiñán. La Banda de Saviñán ha actuado en Zaragoza, Calatayud, Binéfar, Villarroya de la Sierra, Calatorao y en casi todos los pueblos vecinos. Esto y mucho más nos contaba su director Fernando Escorihuela en el nº 50 de Enebro, julio de 2006.
La letra del pasodoble Sabiñán se debía al que fuera maestro de Saviñán Pascual Ruiz. La Banda lo interpretó y lo cantó el día de san Roque de 2007. La letra ya había aparecido en el programa de fiestas de San Roque de 1969 y la banda de música que amenizaba las fiestas lo tocaba por las calles en los años 50 y 60.
También apareció la letra del pasodoble en el nº 15 de Enebro, octubre de 1996, por amabilidad del nieto del maestro Pascual Marquina, Mariano Marquina Martín.
El 16 de agosto de 2007 se cantó la letra del pasodoble adaptada por el director de la Banda, Fernando Escorihuela, reseña que apareció en el nº 55 de Enebro, septiembre de 2007. Es como sigue:
Salve mi Sabiñán,
Salve recio Aragón,
Salve España, patria grande.
Dignos sois de admirar,
Dignos sois de mi amor,
Pues los tres sois una madre.
Salve mi Sabiñán,
Salve recio Aragón,
Valle del Jalón mediante.
En tu solar nací
Vergel encantador,
De tu savia fecundante.
De tu inmenso jardín
Mi ser tomó el calor
Mi alma el deseo de amarte.
Esmeraldas engarzadas
Tus parcelas se parecen,
Tus senderos se entrelazan
Y entre frutales se pierden.
Eres prodigioso cuadro
Matizado de armonías,
Arpegio que desgranado
Pones aliento en la vida.
(Recitado)
El Jalón enamorado
Mil rodeos da al cruzarte,
En no alejarse empañado
Para más veces besarte.
(Recitado)
Así tus hijos se encuentran
En tu recinto dichosos
Y cuando de ti se ausentan,
Te rememoran ansiosos.
Cuando esos montes traspongo
No sé lo que me sucede,
Cuando esos montes traspongo,
Que de alegría de verte,
De viejo me vuelvo mozo.
De viejo me vuelvo mozo,
No sé lo que me sucede.
Salve mi Sabiñán,
Salve recio Aragón,
Tus hijos rendirán
Ofrendas de tu amor.
Amor.
En este concierto del día de san Roque de 2007, el director de la Banda de Saviñán, Fernando Escorihuela, invitó a los presentes a escribir una nueva letra para el pasodoble. Y al día siguiente la escribí de un tirón, escuchando varias veces la música del pasodoble. La nueva letra aspira a ser más popular que la escrita por Pascual Ruiz, aunque en homenaje a su esfuerzo y a su valentía de ser el primero en dar letra a una música rápida y a veces muy poco apta para ser cantada, he querido conservar sus tres últimos versos. En vez de Salve mi Saviñán, que es una palabra un tanto antigua, he preferido utilizar Canta mi Saviñán. Se trata de cantar a coro un pequeño himno que nos representa a todos, que repasa nuestra pequeña historia, nuestras costumbres, nuestros monumentos más representativos, nuestras creencias, nuestros parajes, nuestras ganas de encarar los nuevos tiempos con nuevas fuerzas. Por eso no falta la referencia al Jalón, a la forma del cruz del pueblo, que ya cantara el tío Isaac Utrilla desde la Aldehuela, a san Roque, a la romería de la Vera Cruz a san Blas, a los quintos, al cielo azul de mayo, a las moricas del torreón, al puente de piedra, a la estaca del Calvario, al enebro de Valcardera, a los olivos de Trasmón, a los frutales de las huertas, a Juan Calavera, a la jota, a Matías Maluenda y al tesón y al esfuerzo de nuestros antepasados, que han recorrido los cuatro puntos cardinales con los viveros y las frutas. Para la jota final he querido describir un paisaje y un sentimiento que siempre nos sorprende cuando volvemos al pueblo, y nos topamos de golpe con la impresionante vista de los montes floridos en primavera, después de cruzar el Portijuelo.
Este estreno de la nueva letra, el 16 de agosto de 2008, pasó desapercibido a los redactores de Enebro, que tampoco copiaron la nueva letra, que se incluía en el programa del concierto de la Banda Municipal de Saviñán. Aquí la volvemos a copiar para el que todavía no la conozca.
Canta mi Saviñán,
siente limpia emoción
en este día de fiesta.
Canta tu despertar,
quiere de corazón
que la esperanza no muera.
Canta mi Saviñán,
a orillas del Jalón,
que riega campos y huertas.
Nuestros mayores labraron,
con esfuerzo y ambición,
toda nuestra tierra
con esta canción.
Tienes forma de cruz,
san Roque es tu Patrón
y nadie falta en su día.
Quintos y cielo azul
vamos en oración
a san Blas en romería.
Los hombres trabajadores
supieron cuidar con mimo,
sus frutales y viveros
y las olivas negrales de Trasmón,
que son las más sabrosas
de las tierras de Aragón.
Las moricas encantadas
están en el torreón
y bajo el puente de piedra
pasa cantando el Jalón.
(Recitado)
La estaca está en el Calvario,
el enebro en Valcardera,
los olivos en Trasmón
y los frutales en la huerta.
(Recitado)
Juan Calavera se fue,
dejando la Señoría,
su copla es canta de jota,
la que cantaba Matías.
Cuando desde el Portijuelo
se abre todo el horizonte
y bajo el azul del cielo
veo floridos tus montes
hasta la alta Cruz de Almeno,
no sé lo que me sucede,
pero al verte me conmuevo.
Canta mi Saviñán,
todos al mismo son.
Tus hijos rendirán
ofrendas de su amor.
¡¡¡Amor!!!
De Gentes de mi tierra. Paisanos, allegados y forasteros, 2009
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