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| El cantero bilbilitano Manuel Ayarza contrata una fuente para la villa de Ágreda en 1715
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FRANCISCO TOBAJAS GALLEGO | En 1714, el justicia y regidores de Calatayud arrendaron por seis años el molar de Santa Catalina, al cantero Manuel Ayarza. El 4 de noviembre de 1715 y ante el notario bilbilitano Juan Antonio de Rada, Manuel Ayarza ajustó con José de Orovio y Recalde (1672-1734), segundo marqués de Paredes y regidor perpetuo de la villa de Agreda, la construcción de una fuente de diversas piedras labradas y puestas en esta villa por cuenta del otorgante. Esta obra la había contratado el P. Onofre Montero, de la orden de los clérigos menores y residente en el santuario de la Virgen de la Peña de Calatayud, procurador legítimo del marqués de Paredes, con una serie de pactos y obligaciones:
Se convino que las medidas de la traza se tomarían en varas castellanas. Ayarza debía construir la basa de la fuente de piedra negra de Calatorao, de una vara de altura. La basa tendría forma ochavada. De ochavo a ochavo o diámetro se contarían 5 pies castellanos, con un suplemento de hasta media vara, disminuyendo en una "escoria y molduras" proporcionadas, hasta que por arriba tuviera 2 pies y medio castellanos, donde se colocarían las cabezas de unos delfines.
Ayarza debía de hacer un árbol o pie para dicha fuente, de 2 varas y una cuarta castellanas de alto, de forma ochavada, con ocho delfines, cuatro de piedra negra y los otros cuatro de alabastro, embutidos e interpolados, colocados con las cabezas hacia abajo y las colas hacía arriba. Estos delfines servirían para sostener la taza.
El cantero debía fabricar una taza redonda de 7 pies castellanos de diámetro, de piedra negra de Calatorao, adornada con sus agallones de la misma piedra, por la parte convexa y cóncava, que fuera suficiente para recibir el agua de los caños. El grueso sería al menos de un pie, para evitar el posible rajado de la piedra. Para caños, se debían embutir cuatro mascarones de alabastro.
Sobre la taza se colocaría un jarrón ochavado, de 5 pies de altura castellanos, con la proporción y figura de la traza. En la barrica del jarrón se debían embutir ocho mascarones de alabastro, para caños de agua.
Sobre el jarrón se colocaría una estatua de Apolo, construida de alabastro de 5 pies castellanos. Portaría una lira en la mano izquierda, que descansaría sobre la rodilla. En la derecha llevaría un rayo, como señalaba la traza.
Ayarza debía construir ocho pedestalillos de orden dórico, con basas y sotabasas de 5 cuartas de altura cada una, con sus tambanillos, uno en cada frente, y sus colgantes de alabastro.
La piedra de Calatorao estaría bien labrada y trabajada con asperón, aunque sin lustre o pulimento. Todo el árbol de la fuente, desde la taza hasta la estatua, había de ir espigado, para su mayor seguridad.
Ayarza debía poner la obra en la villa de Agreda y embetunarla por su cuenta. El árbol de la fuente iría taladrado hasta los mascarones del jarrón, para que pudiera pasar el agua.
De toda la obra, Ayarza cobraría 450 pesos en tres tercios. El primero al comenzar la obra, el segundo a la mitad y el tercero después de colocar la fuente. Las partes costearían el traslado de las piedras, desde Calatayud hasta Agreda. La villa debía hacerse cargo de la estancia del cantero y sus oficiales, el tiempo del asiento de la fuente. Por su parte, Ayarza debía dar fianzas en Calatayud, a satisfacción del P. Onofre.
Y el mismo día, Manuel Ayarza, maestro de cantería, y su hijo Antonio Ayarza, escribano público, otorgaron ante el mismo notario, tener en comanda de José de Orovio 7200 sueldos.
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