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Darío Pérez, las elecciones de 1910 y la Plaza del Teatro
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Castillo del Reloj
FRANCISCO TOBAJAS GALLEGO | En la sesión del Ayuntamiento de Calatayud celebrada el 23 de marzo de 1910, el concejal Santos Gómez solicitaba la toma de medidas, para evitar desgracias, como la que había ocurrido recientemente en el cerro del Reloj Tonto, haciéndolas extensivas al Barrio Nuevo. El domingo anterior se había producido un desprendimiento de tierras en el barrio de Hiladores, sepultando dos edificios y causando la muerte a cinco personas. A propuesta del presidente, se acordó que constara en acta el sentimiento de la corporación, por estos trágicos sucesos, y que se abriera una suscripción que encabezara el ayuntamiento con 250 pesetas, del peculio particular de los concejales, 100 pesetas de la Caja Municipal y 500 pesetas que había donado Gabriel Maura.
El alcalde, Juan Ballesteros, había hablado con el Gobernador civil, quien estaba dispuesto a recabar ayudas del Estado para los damnificados, así como facilitar la intervención de personal técnico y de auxilios materiales, para evitar en lo sucesivo todo peligro a los vecinos. El presidente añadió que había dado orden de desalojar todas las viviendas, próximas a la zona de peligro y había autorizado a los cordeleros, para que emplazaran los artefactos de su oficio en la plaza de las dominicas.
El concejal Antonio Lorente afirmó que algunas casas habilitadas en el Reloj Tonto, eran propiedad del ayuntamiento, por haber sido expropiadas a raíz de la hecatombe de 1903, debiendo ser desalojadas inmediatamente, para evitar la responsabilidad que contraía la corporación, si ocurría algún accidente a esos vecinos.
A propuesta del concejal Pedro Chueca, se acordó agradecer la labor de la prensa zaragozana y en especial del Diario de Avisos, que se habían preocupado de aquel triste suceso.
En esta misma sesión, Vicente Mochales propuso dar el nombre de Joaquín Dicenta a la calle del Encuentro, premiando así los indiscutibles méritos de este eminente literato. Gómez no negaba los merecimientos de Dicenta, pero entendía que no debía concederse esta distinción, porque no había ostentado la representación de la ciudad. Mochales insistió e hizo constar que se trataba de una persona de relieve en las letras y en la política, añadiendo que se había dado el nombre a algunas calles de la ciudad, a personas que nunca habían tenido la representación de Calatayud. Puesta a votación la propuesta de Mochales, fue aprobada por diez votos contra seis.
El 30 de marzo, el secretario leyó dos cartas y un telegrama de Darío Pérez, en los que participaba las gestiones que había llevado a cabo ante el Ministerio de Fomento, como consecuencia de los trágicos sucesos acaecidos en el barrio de Hiladores, con el fin de conseguir que el Estado remediara esta desgracia. Acompañaba una carta del ministro, en la que mostraba su interés por este asunto. El secretario dio lectura después a dos cartas de Gabriel Maura, en las que, el diputado por este distrito, exponía sus deseos de que se solucionara definitivamente este grave problema, proponiendo llevar a cabo personalmente las gestiones necesarias en el Ministerio de Fomento. La corporación agradeció estas gestiones de Darío Pérez y Gabriel Maura.
A propuesta de Lorente, se acordó felicitar a los periódicos madrileños El Imparcial y El Liberal, por su humanitaria campaña llevada a cabo, a consecuencia de los desprendimientos acaecidos en el cerro del Reloj.
El 6 de abril se leyó una carta del diputado Gabriel Maura, dando cuenta de sus gestiones ante el ministro de Fomento, acompañando una carta del ministro, Fermín Calbetón, trasmitiendo un informe del ingeniero jefe de Obras Públicas de la provincia, en el que consideraba que no había modo alguno de evitar el desmoronamiento del cerro y habría que evacuar silos y casas.
A propuesta de Mochales, se acordó dirigir un telegrama al Consejo de Ministros, para que se resolviera el expediente incoado en 1903, por correr grave peligro la vida de sesenta familias, que podría evitarse con un auxilio por parte del Estado de 100.000 pesetas.
El 13 de abril se leyó un telegrama del alcalde, que había visitado en Madrid al ministro de Fomento, con el diputado Gabriel Maura, quien les había prometido el auxilio del Gobierno, para remediar esta necesidad urgente de la ciudad. El presidente interino, Ignacio López, se quejó en aquella sesión, porque Maura no había remitido al alcalde los telegramas que publicaba un periódico local.
En la sesión del 20 de abril, el secretario leyó dos cartas de Darío Pérez, en las que daba cuenta de las gestiones hechas ante el Gobierno, como consecuencia del telegrama que el ayuntamiento había enviado al presidente del Consejo de Ministros, con fecha del día 6, solicitando una ayuda de 100.000 pesetas. También se leyó una carta de Gabriel Maura, confirmando que, tras un breve viaje a París, continuaba las gestiones, y un telegrama de Darío Pérez, en el que comunicaba el acuerdo del Consejo de Ministros de llamar al alcalde de la ciudad a Madrid, que se leyó a continuación.
Seguidamente, el presidente dio cuenta de su viaje a Madrid con el secretario, donde, en compañía del diputado Gabriel Maura, se había entrevistado con el ministro de Fomento y con el director general de Obras Públicas, consiguiendo 50.000 pesetas. El presidente elogió la iniciativa de Darío Pérez en la prensa, interesando también a los consejeros de la Corona a favor de Calatayud, proponiendo agradecer a Gabriel Maura y a Darío Pérez sus gestiones. Asimismo, el presidente aludió al telegrama que le había enviado a Madrid la minoría republicana del ayuntamiento, afirmando que no había tenido ninguna intención de molestar a Darío Pérez, pues en su última carta, el periodista cedía el puesto de honor de la representación de los intereses de Calatayud. Mochales intervino defendiendo las gestiones de Darío Pérez, que había visitado al ministro de Fomento, que fue quien había ordenado al ingeniero jefe de Obras Públicas de la provincia una visita de inspección, trámite indispensable, según Mochales, sin el cual nada se hubiera conseguido. Por iniciativa de Mochales, el ayuntamiento había enviado un telegrama al presidente del Consejo de Ministros, por no haberle satisfecho la carta que el ministro de Fomento había dirigido a Gabriel Maura, añadiendo que la gestión de Darío Pérez en este asunto había sido decisiva, pues por ella el Gobierno había prestado su auxilio pecuniario y había llamado a Madrid al alcalde de la ciudad. Mochales añadió que Maura no había podido influir en el Consejo de Ministros, pues se encontraba en París, proponiendo que constara en acta el agradecimiento a Darío Pérez y a Gabriel Maura, con las aclaraciones hechas.
El concejal Floría preguntó al alcalde si se ratificaba con el contenido del telegrama del día 15, en el que daba cuenta de su entrevista con el director de Obras Públicas, en compañía de Maura, consiguiendo 50.000 pesetas de ayuda. Floría no tenía claro si esta subvención se había conseguido por las gestiones de Darío Pérez, de la comisión del ayuntamiento o de Gabriel Maura, pidiendo que el secretario expusiera su versión de los hechos, pero el presidente no accedió. En vista que otros concejales querían intervenir, el presidente zanjó la cuestión, acordándose por unanimidad agradecer a Darío Pérez y a Gabriel Maura sus gestiones en este asunto.
Las elecciones para diputados a Cortes se celebraron el 8 de mayo. Por el distrito de Calatayud se presentaron: el conservador Gabriel Maura, que obtuvo 4.379 votos, el republicano Darío Pérez, que logró 2.681 votos, y el católico José María Bascones y Pérez, que sumó 157 votos. Según el Diario de Avisos de Zaragoza, Darío Pérez había ganado en Ariza, Ateca, Paracuellos de Jiloca, Villarroya y Villalengua. El 9 de mayo, La Correspondencia de Aragón informaba que Maura había obtenido en Calatayud 1.273 votos y Darío Pérez 692 votos. El 13 de mayo este mismo diario publicaba que Darío Pérez había presentado una protesta en todo el distrito y ocho más en otros tantos pueblos, fundándolas en hechos ilegales.
En la sesión del Ayuntamiento de Calatayud del 11 de mayo, el concejal López Ruiz propuso que se diera el nombre de Darío Pérez a la plaza de San Antón. López Ruiz señaló que no pretendía ofrecerla a Darío Pérez, como compensación a su derrota, sino por sus gestiones llevadas a cabo en el asunto del cerro del Reloj y por su prudencia y corrección en las recientes elecciones, evitándose un día de luto en la ciudad. El concejal Ramón Medarde señaló que no pretendía negarle los méritos a Darío Pérez, pero estimaba que no debía prodigarse tanto el cambio de nombre en las calles del municipio, pues con igual o mayor motivo podía concederse esa distinción a otros bilbilitanos ilustres, como Vicente Martínez o Luis Guedea. López Ruiz mostró su sorpresa al querer impugnar su proposición, aludiendo el acuerdo del ayuntamiento, que había concedido el nombre de Gabriel Maura a la plaza del Fuerte, sin motivo justificado, otorgándole además la merced de nombrarle Hijo Adoptivo, sin tener entonces en cuenta las disposiciones legales vigentes, ni la formación del oportuno expediente. Medarde se reafirmó en sus ideas y Floría, aunque no discutía la proposición, que sería aprobada por la mayoría, preguntaba si no había otra calle para darle el nombre de Darío Pérez, sin tener que quitársela a un santo. A propuesta de la presidencia y escuchando los deseos de Floría, se acordó por unanimidad dar el nombre de Darío Pérez a la entonces Plaza del Teatro. Por su parte, el concejal Chueca solicitó que se colocaran las placas correspondientes en la calle de la Bodeguilla y en otras más, a las que se habían cambiado el nombre.
El 13 de mayo La Correspondencia de Aragón publicaba una reseña, firmada por Don Ramiro, informando del cambio de nombre de la plaza del Teatro. Y señalaba que, si el acta había sido para Maura, la plaza iba a ser para Darío Pérez, pues aunque acta solo había una, había varias plazas en la ciudad de Gracián. Ramiro escribía que en aquella plaza había vivido Darío Pérez, cuando residía en Calatayud. Recordemos que su padre había tenido a su cargo una fábrica de harinas, en la cercana Barrera de Marcial. El periodista de La Correspondencia de Aragón, afirmaba que este acuerdo se había tomado por unanimidad entre republicanos, conservadores, liberales y carlistas, achacándolo a un efecto tardío de arrepentimiento.
En la sesión del 18 de mayo se informó que Joaquín Dicenta se encontraba en Calatayud, donde había visitado al alcalde, para gradecer la distinción de haber dado su nombre a una calle de la ciudad. A propuesta de Mochales, se acordó por unanimidad, que el descubrimiento de las lápidas y la inauguración de la calle dedicada a Joaquín Dicenta y de la plaza a Darío Pérez, se hiciera oficialmente y con toda solemnidad, estando subordinada la fecha a la presencia de ambos en Calatayud.
Por su parte, el concejal López Latorre preguntó al presidente si tenía alguna noticia de las 50.000 pesetas, que habían sido concedidas al municipio para solucionar el problema del cerro del Reloj, agravado entonces por el temporal de lluvias. Ante la negativa del presidente y a propuesta de López Latorre, se acordó telegrafiar al ministro de Fomento, para que ordenara al ingeniero jefe de Obras Públicas de la provincia la distribución de esta cantidad.
En la sesión del 25 de mayo, se leyó un telegrama del ministro de la Gobernación, con una Real Orden, por la que se nombraba nuevo alcalde de Calatayud a Pedro Chueca Barranco, por dimisión presentada por Juan Ballesteros. Este mismo día se leyó una carta de Darío Pérez, en la que agradecía la distinción de haber dado su nombre a la plaza del Teatro.
En la sesión del 26 de junio, Mochales volvió a preguntar por el asunto del cerro del Reloj. El presidente contestó que hacía unos días, habían estado funcionarios de Obras Públicas haciendo fotografías y tomando datos, para llevar a efecto la distribución de las 50. 000 pesetas, bajo la inspección del ingeniero jefe.
El 20 de julio y a propuesta de Mochales, se acordó autorizar al alcalde para que, en representación del ayuntamiento, entregara al sobrestante de Obras Públicas, Vicente Ena, el torreón llamado del Reloj Tonto, para su inmediata demolición. El 27 de julio se nombró una comisión, para la apreciación de indemnizaciones a viviendas situadas en el cerro del Reloj y en otras zonas peligrosas de Calatayud. Este mismo día, Medarde propuso que la corporación mostrara su sentimiento por el atentado al ex presidente del Consejo de Ministros, Antonio Maura, dirigiendo un telegrama a su hijo Gabriel Maura, diputado a Cortes por este distrito. Mochales y Gaspar opinaron que se trataba de un tema político y esta propuesta se desestimó, por seis votos contra dos.
El concejal López Latorre propuso que, como el torreón llamado del Reloj Tonto databa del siglo XIII, se designara a una persona encargada de vigilar los trabajos, por si aparecían restos de valor histórico. El presidente confirmó que al día siguiente, se iba a entregar este edificio al sobrestante de Obras Públicas.
El 3 de agosto Medarde señaló que era partidario de construir otro torreón en un lugar próximo, aprovechando los materiales del viejo torreón, para colocar la famosa e histórica campana. Esta propuesta fue tomada en consideración por el ayuntamiento.
Documentos consultados
Archivo Municipal de Calatayud, Libro de actas del Ayuntamiento de Calatayud, 1910, Sig. 149.
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