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Marcial, el poeta bilbilitano que triunfó en Roma a modo de 'tuitero de la época'
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Perfil de Marco Valerio Marcial
A. P. I, | El 1 de marzo, conmemoramos el nacimiento en el año 40 d.C del gran poeta y cronista Marco Valerio Marcial en la ciudad romana de Bílbilis, situada a unos seis kilómetros de la actual Calatayud. Este 'municipium', que surgió en la época de emperador Augusto sobre un asentamiento previo de época celtibérica, llegó a tener cerca de 3.600 habitantes y vivió su máximo esplendor durante los siglos I y II d. C.
Pero volvamos a la figura de Marcial, considerado uno de los aragoneses más influyentes en términos de popularidad histórica, junto a otros personajes como Goya o Buñuel.
Alrededor del año 64 d. C, Marcial marchó a Roma para terminar sus estudios jurídicos con la protección de Séneca, pero la caída en desgracia de éste y su suicidio le dejaron desamparado y su pobreza le obligó a sobrevivir de forma bohemia e itinerante como cliente de diversos patronos la mayor parte de los 35 años que pasó allí. Se ganó sin embargo la amistad de los mayores escritores de ese tiempo, Plinio el Joven, Silio Itálico, Marco Fabio Quintiliano, Canio Rufo… Fue durante el mandato del emperador Dominicano, a quien dedicó interesados elogios, cuando recibió los más altos elogios de la sociedad.
Sus versos, ingeniosos y mordaces, triunfaron en Roma. Era leído con entusiasmo y regocijo pero también con indignación y temor. Demoledor, cínico... su pluma no respetaba nada, ni a nadie. De hecho, hubo un tiempo en que los traductores se negaban a traducirlo.
"Marcial era el tuitero de la época", dijo de él recientemente el profesor, escritor y divulgador Emilio del Río en una entrevista realizada por Antón Castro y publicada en HERALDO a propósito de su libro 'Calamares a la romana'. "Siempre he dicho que había un 'pensamiento twitter' antes de Twitter. Habla de las cosas sociales, es un gran satírico, pero por encima de todo Marcial, por raro que pueda parecer, es un poeta muy tierno. Es pura ternura. Y, claro, tiene un gran sentido del humor". Y añadía: "Sin él no se entiende la historia de la literatura española".
Marcial volvió a la vida rural en Bílbilis cuando tras el asesinato del Emperador Domiciano, los emperadores Nerva y Trajano se olvidaron de él. Allí marchó el año 98 d. C. para pasar su vejez, tal y como soñaba, y murió seis años después.
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Heraldo de Aragón (1-2-2021)
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