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José Luis Sampedro, 50 años con la poesía


José Luis Sampedro en su amada Alhama de Aragón, donde concluía sus libros, veraneaba, y donde conoció a Olga Lucas (Foto: Concha Roldán)

ANTÓN CASTRO Olga Lucas y José Luis Sampedro (1917-2013) se conocieron en el paraíso de Alhama de Aragón, en Termas Pallarés, y allí, tras encontrarse en varias ocasiones y fortalecer el afecto y la pasión, acabarían casándose. En ese lugar, desde los años 60, el autor de 'El río que nos lleva', 'Octubre octubre', 'La sonrisa etrusca' o 'La vieja sirena', ponía punto final a sus novelas. Allí también firmó algunos versos.

Aunque publicó algunos poemas en revistas o en libros de artista, su condición de poeta era más desconocida hasta que un día su viuda encontró, entre sus archivos, una caja que contenía muchos manuscritos y una carpeta que ponía 'Poesía'. Le remitió ese material al poeta, estudioso y amigo de los últimos años de Sampedro José Manuel Lucía Megías, y el resultado es el volumen 'Días en blanco. Poesía completa', que publica Plaza & Janés.

¿Qué contienen las 400 páginas de lírica? "Personalmente creo que tenía razón en considerarse mucho mejor novelista que poeta", dice Olga Lucas con sinceridad, habla del "impacto que me ha producido leer estos poemas", y comenta los primeros cuadernos de poemas de guerra, animados por las dos antologías poéticas de Juan Ramón Jiménez y Gerardo Diego, de un jovencito de 18 años, que llevaba "mi libretita y mi diccionario".

Los cuadernos de la guerra

Explica Olga Lucas: "Impresiona leer cómo en plena refriega el joven Sampedro se sigue aferrando a esa búsqueda de sí mismo, de su camino literario, de su arte y filosofía, cómo le impacta el descubrimiento de la naturaleza. La guerra está ahí como telón de fondo, pero como si no fuera con él y solo la percibiera como una contrariedad que le cortaba las alas y en la que él no quería entrar". Sampedro combatió en los dos bandos: trabajaba en Aduanas en Santander con quince hombres a su cargo, y también estaría, entre otros lugares, en Intendencia, en las montañas del Pirineo. Fue destinado a Canfranc, pero no llegó a tomar posesión. Al final de su vida pasaba los veranos en Jaca con la entonces concejala Concha Jiménez y el escritor y ornitólogo Paco Ferrer Lerín. En su niñez y adolescencia vivió en Cihuela (Soria) y en varias calles de Zaragoza.

Si los poemas de guerra son los textos del despertar y de alguien que, poco a poco, toma conciencia del dolor, del desgarro, del paisaje y de sí mismo, incluso de lo que él llama "la metafísica del almendro", alguien que pide la paz, la poesía -como recuerda Lucía Megías- es el medio necesario "para nombrar este nuevo mundo que le había estallado en las manos (…), la poesía es la compañera diaria de José Luis Sampedro, tanto en Santander como en el frente. Una poesía de raíces y de influencia de Juan Ramón Jiménez, en sus orígenes, pero que poco a poco fue evolucionando, hasta llegar a unos tintes épicos propios del momento y las circunstancias en que fue escrita", dice el editor.


José Luis Sampedro con Olga Lucas, que descubrió la carpeta de 'Poesía': medio siglo de composiciones poéticas

Posteriormente, aparecerán detalles de la guerra y el combate, la presencia de la muerte ("En cada estación muere un hombre de la manera dicha. Y así descifra el Poeta la Muerte", escribe) y el diálogo con Dios. El autor redactó hasta cuatro cuadernos de poesía, de los años de la contienda, que se cierra con un alegórico 'Poema de la Victoria'. Son 200 páginas de poesía, que es casi todo lo que firmó un poeta tan leído, amado e influyente como Jaime Gil de Biedma.

Lucía Megías titula 'Poesía sueltas' (1939-1985) los escarceos, variaciones sobre un tema, tentativas y poemas finales de José Luis Sampedro. En alguno de ellos parece conversar, o glosar claramente, a 'Hijos de la ira' de Dámaso Alonso. Son piezas encaminadas a entender el mundo y a entenderse a sí mismo en el mundo. Y ahí entra también la comunión con los otros, la filosofía, el amor y el erotismo, la figura de la mujer tan importante en su poética.

Brilla de manera especial 'Meditación ante unos pechos desnudos', un texto de conocimiento e indagación, o las dos versiones de 'Advenimiento de tu cuerpo': "Pon la paciencia ardiente y activísima / que hay siempre en las esperas", dice. O "Me basta ver la flor de tu sonrisa, / tan pura y, sin embargo, tan del beso".

Uno de los poemas más impresionante, casi el autorretrato del escritor, es la composición que empieza así: "Nunca querré juzgar. Comprender solo", y concluye: "La vida es, ¿te enteras?".

Textos y bromas en el paraíso

José Luis Sampedro también escribió en Aragón. En Alhama firmó el 6 de septiembre de 1962 un poema entre teórico y satírico, sobre la importancia de los colegios. Del de 31 de octubre al 1 de noviembre de 1963 redactó en el motel El Cisne, en las afueras de Zaragoza, el texto que empieza así: "¿Nunca oíste / la grave voz del viento / cuando ulula sobre la paramera", un poema de paisaje, de meditación y también del azar.

José Luis Sampedro tenía un gran sentido del humor y le encantaba jugar con las palabras. Desacralizar con ironía. Por eso, "en la última sección se recogen los poemas cómico-satíricos que conservó José Luis Sampedro en su archivo", anota Lucía Megías, episodios de chupatintas, de cuando ganó la cátedra, los poemas que escribió contra la OTAN en 1982 o en instantes de tedio.

Entre ellos, el 6 de septiembre de 1962, redactó de nuevo en Alhama de Aragón 'Los señores Consejeros': "Ya llega el cortejo, ya suenan los roncos timbrazos. / (…) Para ellos no reza el mandato divino: / le deberás el pan con el sudor de tu frente". Escribió villancicos, romances, ripios, sonetos y cancioncillas jocosas, en una de ellas bromea sobre la traición de su agente Carmen Balcells: "ardiendo en celos, creí morir /pues sonreía a un argentino, / autor de tres tomos de poesí-/ as de vanguardia / muy celebrados/ por seis familiares en su país", anota.

Sampedro siempre buscó en sí mismo y en los otros. Cantó para muchos y para sí mismo. He aquí otro autorretrato, de los más definitivos: "Uno empieza a ser hombre / cuando se quedan dentro algunas lágrimas, / tan duras, tan espesas, / que no pueden salir entre los párpados".

UN POEMA

Escribo ¿para quién? Para ninguno.
Para mí ni siquiera. Lo reniego.
No es el basalto-acero que Retumba
en la roja caverna de mis entrañas.
No es el cuchillo, ni el violín siquiera,
violín afilado por la vida.
Es otro quien lo escribe, no mi mano.
Alguien que no soy yo y está escondido.
(12-VI-71)

LA FICHA

'Días en blanco. Poesía completa' 1936-1985. José Luis Sampedro. Palabras preliminares de Olga Lucas. Edición y estudio de José Manuel Lucía Megías. Plaza y Janés, 2020. 463 páginas.

Heraldo de Aragón (16-3-2020)


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