|
|
|
Calatayud en la Exposición Aragonesa de 1868
|
|
FRANCISCO TOBAJAS GALLEGO | La idea de la Exposición Aragonesa de 1868 surgió de la Real Sociedad Aragonesa de Amigos del País, presidida por Alberto Urriés y Bucarelli, en la sesión ordinaria celebrada el 27 de septiembre de 1867. El 22 de noviembre la Aragonesa aprobó las bases para la Exposición y al día siguiente se remitieron a la Diputación Provincial y al Ayuntamiento, que las aceptaron, nombrando a varios individuos para que formaran parte de la Junta Directiva, junto con los vocales de la Aragonesa, autoridades, senadores y diputados a Cortes. La Junta quedó constituida el 3 de febrero de 1868 y ese mismo día quedaron nombradas las comisiones que habían de redactar el reglamento de la Junta y el de la Exposición, con el sistema de clasificación de los objetos que se presentaran al certamen, cláusulas que se aprobaron en junta de 26 de febrero. A últimos de mayo dieron comienzo los trabajos de los edificios que la iban a albergar en la glorieta de Pignatelli, encargados al arquitecto Mariano Utrilla. La Exposición se inauguró el 15 de septiembre, acudiendo el ministro de Hacienda, en representación de la reina. Debido a la Revolución de Septiembre o la Gloriosa, que derroca a Isabel II el 28 de septiembre, los organizadores cerraron la Exposición el 1 de octubre, pero fue abierta de nuevo el día 11, por iniciativa del nuevo poder revolucionario, que apoyó este acontecimiento por medio de la Junta Provincial de Gobierno. La Exposición quedó clausurada a fines de noviembre, aunque siguió abriéndose el recinto sólo los jueves y domingos, para que el jurado llevara a cabo su tarea y los expositores pudieran vender sus productos.
Calatayud estuvo presente en esta Exposición. El pintor de Calatayud Juan García Martínez presentó varios óleos, Juan Bautista Dupuy salitres y el Ayuntamiento de Calatayud sulfato de magnesia filamentoso. Pascual Alcalde Gregorio, Victorio Álvarez Liñán y Justo Zabalo y Bueno presentaron harinas de primera clase. Gabriel Giménez Sanz expuso trigo puro. Fructuoso López Lozano presentó herramientas de acero y Tomás García Refuste varias cerrajas a 100 reales. Pedro Nolasco Ecuaras llevó pieles curtidas para calzado y encuadernaciones, a 5 reales la libra aragonesa, y Andrés Fustigueras doce badanas encarnadas, a 4,5 reales la libra aragonesa. Braulio Blasco y Ramón Gaspar e Hijo presentaron chocolate a 8 reales la libra aragonesa. Dentro del apartado de la pastelería, Manuel Caballero Casas y Mariano Ena Micheto expusieron bizcochos a 3,5 y 4 reales la libra aragonesa. Pedro Pérez y Casaos llevó bizcochos y turrón fino de piñones. Juan Blas presentó cáñamo cosechado aquel mismo año, además de cáñamo en mata, engranado, hilado en forma de rienda y rastrillado, y Bruno Oroz Rubio cáñamo en rama a 44 reales y cáñamo rastrillado a 88 reales, además de cordelería. Sebastián Pérez llevó cáñamo rastrillado y cordelería, y Atanasio Zapata una madeja de cáñamo en bruto y seis madejas de cáñamo rastrillado. El Hospicio Provincial expuso objetos de cordelería y alpargatería. Esteban Blas y Gil, Ramón Melendo Gil y Francisco Ibarra La Cruz presentaron cáñamo verde, albercado y agramado. Miguel Francisco Montes expuso trigo, avena y cebada. José Miguel Montes estaba dispuesto a llevar garbanzos, judías, patatas, frutas, cáñamo, lino, vinos, aguardientes y ganado. Pero, según se dice en la Memoria leída en el acto de entrega de premios, no fue posible exponer los ganados. Presentaron aguardientes Conrado Ballestero y Blanco y Pedro Domínguez Martín. Vinos de dos años llevó José Pérez Garchitorena, los dulces a 70 reales y los secos a 60 reales el hectolitro. Juan Bautista Dupin presentó coñac a 7 reales la botella, Pedro Carles y Cabero y Francisco Ibarra La Cruz tejas y ladrillos, Salvador Landa y Oset lencería, Vicente Mara Martínez una ensambladura de madera y Manuel Andrés y Matías Moros alpargatas.
La distribución de premios tuvo lugar el 27 de septiembre de 1871 en la Universidad literaria, con motivo de la visita del rey Amadeo I a Zaragoza. El rector Jerónimo Borao leyó un discurso encendido y democrático.
Edmundo de Amicis, que trabajaba para el periódico La Nazione de Florencia, recibió el encargo de hacer un viaje por un país que interesaba a Italia, pues su rey era un italiano. Amicis relatará el recibimiento triunfal que le ofreció Zaragoza el 26 de septiembre de 1871, en la estación del ferrocarril. Amicis cuenta que subió a la Torre Nueva. Un viejo guardián le condujo hasta lo más alto. Desde allí contempló toda Zaragoza y antes de bajar dijo al guardián: "Decid a los extranjeros que en adelante vengan a visitar esta torre, que un día, un joven italiano, pocas horas antes de salir para Castilla, saludando por última vez desde este balcón a la capital de Aragón, se ha descubierto la cabeza, así, y no pudiendo besar en la frente, uno a uno, a todos los descendientes de los héroes de 1809, ha dado un beso al guardián de la torre". Y Amicis confiesa: "Y le di el beso, y me lo devolvió; y me marche contento, y él también, y que se ría quien quiera...".
|
|