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El Zaragozano
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FRANCISCO TOBAJAS GALLEGO | Todavía se edita el Calendario Zaragozano El Firmamento, a imagen y semejanza de aquel otro que comenzara a editar en Madrid Mariano Castillo y Ocsiero, basado en los movimientos de la luna, con pronóstico del tiempo para todo el año. Mariano Castillo había nacido en Villamayor en 1821, muriendo en 1875. En la Revista Aragón, que comenzó su andadura en octubre de 1925, y en su número de diciembre de 1934, se publicó una fotografía de un retrato al óleo que conservaban sus herederos del astrónomo creador del Calendario Zaragozano, que ilustraba un artículo de título: "Una gloria aragonesa olvidada. Cómo vivió y cómo murió don Mariano Castillo, autor del almanaque conocido por el `verdadero zaragozano'". Mariano Castillo dijo alguna vez de Villamayor que era "el lugar de sus amores", pues allí vivió con su tercera mujer Victoriana Domeque y Pérez y allí yacen. Se cuenta que un día unos mozos colocaron un papel de fumar bajo la piedra en la que solía sentarse Mariano Castillo para observar el firmamento, junto a la ermita del pueblo. Y el astrónomo, al hacer sus observaciones, exclamó: "O se ha bajado el cielo o se ha subido la tierra". El colegio público y una calle de Villamayor llevan el nombre de Mariano Castillo. El año 2000 se editó un precioso libro de fotografías dedicado a Villamayor, que recorren todo un siglo, de 1882 a 1982.
Pero el popular nombre de Calendario Zaragozano no hace referencia a la patria de Mariano Castillo, sino al apellido de otro ilustre aragonés llamado Victoriano Zaragozano y Zapater, nacido y muerto en La Puebla de Albortón (1545-1602). Hijo de Miguel Zaragozano y de Gracia Zapater, hacendados y nobles aragoneses, estudió Medicina, Filosofía, Cosmografía y otras ciencias, obteniendo el grado de maestro de Artes. Casó en primeras nupcias con Juana Caserío y en segundas con Gracia Molinos. En aquella época abundaban los lunarios y calendarios con los pronósticos del tiempo, debidos a Juan Álvarez, Rollán, Villardiga y al célebre valenciano Jerónimo Cortés, el principal rival de Victoriano Zaragozano. Estos calendarios, que comenzaron siendo para un año o más y acabaron siendo perpetuos, pues sus pronósticos estaban basados en los movimientos y cambios de fase de la luna, contenían también pronósticos de sucesos políticos. Zaragozano publicó varios Lunarios y repertorios de los tiempos, unos para Zaragoza y otros para Europa, para uno o varios años, impresos en Zaragoza por Juan Alterach y Lorenzo Robles. En Zaragoza y en 1567 publicó la Compendiosa y breve cura de la peste, con lo cual cada uno se puede curar sin consulta del médico. Con el tiempo el nombre de este aragonés fue cayendo en el olvido, no ocurrió igual con su apellido, que sigue denominando genéricamente a los calendarios dedicados a este tipo de pronósticos.
Poco después de la aparición del Calendario Zaragozano y del catalán Dels Pagesos, aunque antes que lo hiciera el Del Ermitaño de los Pirineos, vio la luz en 1872 el Almanaque, santoral, calendario y pronóstico para el condado de Rivagorza y su establecimiento literario de Fonz, debido al historiador Joaquín Manuel de Moner y de Siscar, que nació y murió en Fonz, Huesca (1822-1907), siendo hijo de Alberto de Moner y Bardaxí. Esta familia poseía el mayorazgo de los Bardaxí en Puyarruego y varias propiedades en la provincia de Huesca. Joaquín Manuel de Moner estudió Derecho, Filosofía y Ciencias Exactas. En Fonz fundó un centro de segunda enseñanza y una imprenta en 1870, ambas en homenaje a Pedro Cerbuna, hijo de Fonz y fundador de la Universidad de Zaragoza. Joaquín Manuel de Moner fue cronista oficial de Ribagorza e interesado en el dialecto de Fonz y su comarca que recogió en un diccionario. En Fonz publicó la Historia de Tamarite, de 1876, y los cinco tomos de la Historia de Ribagorza, desde sus orígenes a nuestros días, entre 1878 y 1880. Fue colaborador de la primera Revista de Aragón (1878-1880), publicando en Zaragoza la Biblioteca de Escritores Ribagorzanos, de 1884, la Biografía de las Santas Nunilo y Alodia, de 1896, y la Clave onomástica de los apellidos de los pueblos del Alto Aragón, de 1895, su obra más importante.
El Almanaque de Moner fue un modo de vincular a los directores y profesores del Establecimiento Piadoso Literario, tipográfico, libre de Cervuna de la villa de Fonz, con los alumnos, familiares y otros habitantes del condado de Ribagorza, ofreciendo un almanaque propio para aquel territorio. Esto escribía José María Pisa, editor del nuevo Almanaque Ribagorzano para el año 2000, en colaboración con La Liga Ribagorzana y El Ribagorzano, que resurgió en marzo de 1981. En su primera época, desde su fundación en 1904, colaboró Joaquín Costa y su hermano Tomás.
Parte de la biblioteca de Joaquín Manuel de Moner, que atesoraba más de veinte mil volúmenes, pasó al monasterio del Pueyo de Barbastro, desapareciendo durante la guerra civil.
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