Aragón no solo es en la actualidad una de las comunidades con mayor número de balnearios en activo de España, también tiene un pasado con numerosos manantiales mineromedicinales cuya explotación médica se abandonaron a lo largo del tiempo por distintas razones. En este artículo repasamos algunas de las más importantes:
Baños Nuevos de Paracuellos de Jiloca
Paracuellos de Jiloca tiene una larga tradición termal. Además de nuestro actual balneario la localidad cuenta con otro establecimiento abandonado con un manantial de agua sulfurosa con las mismas propiedades terapéuticas que el Balneario de Paracuellos.
El origen de este balneario se remonta a cuando la familia Cortadellas en 1875 encuentra un manantial al adquirir una finca en las cercanías del originario, construyendo más tarde un nuevo balneario. De esta manera quedan establecidos “Los Baños Viejos” de Felipe García, nuestro actual balneario y “Los Baños Nuevos” de Cortadellas, que compitieron hasta su unificación a principios del siglo XX.
Esta época de esplendor es interrumpida, desgraciadamente, por la guerra civil, siendo habilitados “Los Baños Nuevos” como hospicio, quedando parcialmente destruido por un desafortunado incidente y abandonado hasta la actualidad.
Hace no mucho que la propiedad actual ha comenzado la elaboración de un proyecto para la recuperación de esta joya termal que llevará el nombre de Balneario Aguas Blancas.
Arro
Las aguas de Arro fueron descubiertas por un monje del Monasterio de San Victorián, a principios del siglo XVIII. Fueron acrecentando su fama en la primera mitad del siglo XIX y en 1847 la propiedad fue adquirida por don Pascual Madoz, aunque sus muchos quehaceres le impidieron ocuparse del mismo, pasando a otras manos. Arro llegó a disponer de varias técnicas de aplicación y se anticipó a muchos otros balnearios en la tendencia a la especialización.
Estadilla
El descubrimiento del carácter medicinal de estas aguas se debió al labrador José Sarramona de la propia localidad que con “sagacidad poco común en su clase” supo discernir en 1857-58 que desprendían igual olor que las de Caldas de Bohí, observó que tenían el mismo sabor y dedujo con fundamento que debían poseer similares virtudes. La importancia de Estadilla fue muy desigual en los años de su explotación, alcanzando más de 300 enfermos en 1863, año en que fue declarado de utilidad pública, por lo que se decidió la construcción de un establecimiento por la baronesa de la Menglana propietaria del terreno. Estadilla tuvo gran auge a finales del siglo XIX.
Tiermas
Tiermas, situado en el norte de la provincia de Zaragoza (en la Alta Zaragoza, según la feliz expresión de Serrano y de Contín), ya fue explotado en tiempo de los romanos.
En 1624, Pedro Velázquez, médico del valle del Roncal, publica “Tratado de las virtudes y excelencias de los baños de Tiermas”, que recoge diversos aspectos, (crenotecnia, tratamientos complementarios, diferencias entre las fuentes) e insiste en el origen romano de estos baños.
La asistencia fue de 692 pacientes en 1861 y de 581 en 1901. Era propietario del establecimiento Luis Casals y Farrés y en 1880, Alejandro Oliván. Existían, además, dos fondas, Posada de San Miguel y Posada de la Juana. En 1885 era propietario don José Coello.
Sus indicaciones principales eran alteraciones del sistema nervioso periférico y vegetativo, cistitis y protatitis crónica, afecciones ginecológicas y sus dos grandes reclamos, los procesos del aparato locomotor y las afecciones cutáneas.
Quinto de Ebro
El primer estudio de las aguas de Quinto de Ebro data de 1737, de Beaumont, al que seguiría en 1762, el de Calvet y, en 1884 la monografía de Viñolas. En 1877 se trataron 146 enfermos, predominando los de aparato digestivo y con una especialidad poco frecuente, las oftalmias. Sus aguas tenían una mineralización total de 2,8 gramos/litro, de los cuales del 60% correspondían a sulfato cálcico. Quinto fue uno de los primeros balnearios españoles en disponer de médico director, ya en 1816. Con la temporada 1934 terminó la explotación de este establecimiento balneario construyéndose en su lugar una cooperativa de viviendas en 1973 que respetó una fuente, pero quedaron enterrados los manantiales.
Fonté
Fonté, situado en el pintoresco valle del Regallo, a 112 metros de altitud, entre Caspe y Chiprana, a 86 kms de Zaragoza, fue muy famoso en la segunda mitad del siglo XIX. Sebastián Velilla publicó, en 1862, en Barcelona “Monografía de la ciudad de Caspe y de sus baños de Fonté” con completa descripción geográfica, de las aguas, acciones biológicas y efectos terapéuticos, contraindicaciones y reglas y consejos a los bañistas. Las indicaciones eran numerosas: litiasis urológica, afecciones de espermatorrea y los fenómenos secundarios y terciarios de la sífilis. Se aplicaban baños y chorros. Fonté dejó de funcionar antes de 1913. El último propietario fue el Dr. Fermín Morales, de Caspe.
Manantial de la Salud en el Monasterio de Piedra
Las aguas del Monasterio de Piedra, a 780 metros de altitud ,hoy olvidadas porque el fenómeno turístico del impar Monasterio, fundado por Godofredo de Rocaberti en 1194 y “redescubierto” por Federico Muntadas el siglo XIX, no es compatible con el uso médico), corresponden a un manantial pequeño llamado de La Peña o de La Salud. Tienen mineralización total de sólo 0,36 gr/litro; de ahí su uso en la litiasis renal. Sus aniones principales son bicarbonatos y sulfatos; entre los cationes, calcio y magnesio y pequeña cantidad de hierro; pero su acción fundamental se debe a su condición de oligomineral. Manan a 13º. Su indicación en la litiasis única atraía buen número de enfermos de la comarca. Cesó hacia 1900. Se embotelló con el nombre de Agua de la Peña.
Mediana de Aragón
El manantial de Mediana de Aragón , a 26 kms de Zaragoza, no fue utilizado nunca en forma de baño por falta de vegetación y de agua potable. En las orillas de la balsa La Salada, de 3 kms de circunferencia, existen dos manantiales, Pilar y Mediana, el primero de los cuales con un aforo de 4.800 litros por día y ambos con temperatura de emergencia de 19º C. Su mineralización total alcanza la muy alta cifra de 143 gr/l, por lo que se usaron en la obtención de sales, pero también en forma de bebida (purgantes por excelencia, desintoxicantes, en afecciones de vesícula biliar). A pesar de su alto contenido en sales, por su escaso tenor en cloruro sódico se tomaban relativamente con agrado. Actualmente, pozos y almacenes están abandonados.
Agua Fita Santa Fe
Mención especial merece la popular y eficacísima Agua Fita Santa Fe, cuyos manantiales dejaron de explotarse en estos últimos años. Su eficacia seguro como purgante y laxante, como colagoga y colerética, no era superado por ninguna otra española, como demostró Ginés Madrid con trabajo de la más refinada y moderna metodología que me cupo la satisfacción de dirigir. También fue demostrado por Peña Yáñez el efecto antianafiláctico. Fita Santa Fe tuvo buen mercado en España, Iberoamérica y Filipinas. Fita Santa Fe tuvo amplio uso en afecciones de aparato digestivo (hepatopatías, coledisquinesias, estreñimiento), trastornos cutáneos y alteraciones ginecológicas.
Teruel
A media legua de Teruel, en las márgenes del Alfambra, en ameno prado, nacían tres fuentes originadas en varios montes situados a media legua. El Dr. Aguavera informó al Dr. Limón Montero y de lo que publicó éste se infiere que contenían sulfato cálcico principalmente y que aprovechaban a los que padecían jaqueca, gastritis, dolores cólicos, reumas crónicos, escrofulosis, litiasis urinaria (”la experiencia ha demostrado que a los pocos días de haber bebido estas aguas y haber tomado algunos baños los enfermos han arrojado arenillas y pequeños cálculos, con total restablecimiento del libre uso de las funciones del sistema genitourinario”).
Hotel Balneario de Paracuellos de Jiloca (El Blog, 6-3-2011)