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| La Celtiberia de Carandell
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FRANCISCO TOBAJAS GALLEGO | Luis Carandell comenzó a publicar su celebrada sección Celtiberia Show a mediados de 1968 en el semanario Triunfo. Hechos reales de una España negra, tragicómica y surrealista. He aquí unos ejemplos. En 1971 los periódicos locales se hacían eco de la convocatoria de oposiciones para cubrir algunas plazas de infanticos del Pilar. Los interesados debían presentar certificado sobre antecedentes familiares y sobre la índole y docilidad del niño. Los niños, de entre siete y nueve años sin cumplir, debían tener voz clara, bien timbrada y llegar al sol agudo, además de ser hijos legítimos, de matrimonio católico y de buena reputación. Faltaría más. El vino de Jesucristo, de Jerez de la Frontera, era, según el fabricante, el mejor aperitivo y el más potente restaurador del mundo, además de estar recomendado por eminencias médicas de todos los países. Los de la Asociación Técnica del Copeteo del Norte al Sur de España, fundada en 1935 con sede en la calle de los Bebedores, 2 y 4, recitaban una oración impía que comenzaba: Creo en el alcohol a 36 grados todo poderoso, creador de formidables melopeas; creo en el aguardiente, su hija y mi esposa predilecta, la cual fue concebida por obra y gracia del alambique, nació de la purísima caña y padeció bajo la presión de los molinos, fue derramada y sepultada en la cántara; al tercer día resucitó en la garrafa y ascendió graciosa y triunfante "a caixa dos pirolitos", salió del fondo de la caldera y está en el tonel bien tapada, estando a mano derecha de las barbas del orujo, desde donde ha de venir a alegrar a una pandilla sin fin, dar vista a los grandes y pequeños, ricos y pobres, doctores y burros, santos y diablos; por lo tanto, creo en la repetición de la bebida, en la santa vendimia anual, en la comunicación de la hermandad de bebedores, en la renovación de pipas vacías y en la bebedera eterna, Amén. En un bar de Azpeitia se repartía una etiqueta que decía: Estoy de juerga, suplico al que me encuentre me lleve a casa (aquí había que anotar el nombre y la dirección). Sírvase no golpear la puerta, sino tocar el timbre y esperar que me reciban. Haga constar a todas mis vecinas que estarán vigilando (sea la hora que sea) que sólo es una pequeña jaqueca pasajera. Un bar de Valencia de Alcántara, provincia de Cáceres, editó unas hojitas por las que informaba que de un café se cobraba 5 pesetas, aunque por el precio también estaban incluidos otros servicios como: azúcar, cobijo, luz, calefacción en invierno y ventilador en verano, palillos para los dientes, servilletas, mesas, sillas, periódicos, dados, papel y lápiz, perchero y water. También se podía hablar, criticar y enterarse de lo que ocurría. Se podían pedir préstamos de dinero sin interés y marcharse sin pagar. Y acababa: ¡Y luego decimos que un café es caro! En otro bar de la costa se anunciaba: "Se habla idiomas por señas".
Una granja de Campanillas, llamada Granja Ramos, alardeaba de huevos frescos. Su consigna era: "del culo a la boca". En el tablón de anuncios de la catedral de Teruel se podía leer este aviso: "Por orden de Dios, queda prohibida la entrada en este templo a toda persona que no vista con decencia". Don Antonio Pildain, obispo de Canarias publicó un interesante documento titulado: D. Miguel de Unamuno, hereje máximo y maestro de herejías. El padre León de Guevara publicó en 1933 un libro relativo a los buenos y malos novelistas. A Pío Baroja le llamaba Don Impío Baroja. Tampoco merecían mejor crítica algunos libros de "Clarín", Ramón Gómez de la Serna, "Azorín", Blasco Ibañez, Pérez Galdós o Stevenson, del que apuntaba: "Sus novelas no son lujuriosas, pero tampoco recomendables. Bastante pasaderas, pero no para una biblioteca de Hijas de María". Ruperto Baena, que pertenecía a la Sociedad Española de Médicos Escritores, disertó en la Casa de Málaga en 1970 sobre "Alabanza y elogio de la mujer llenita". En la sección de anuncios de un periódico se decía necesitar "chica para todo, a la que se concederá trato familiar, salvadas las naturales distancias".
Hace años en el retrete del Ayuntamiento de Trebujena, provincia de Cádiz, colgaba un cartel que avisaba: "Prohibidas las necesidades biológicas. ¡No hay agua!". En Barbastro apareció una sentida esquela: El tren de Barbastro a Selgua, por otro nombre llamado La Burreta, ha fallecido a los 89 años de edad, el día 15 de diciembre de 1969, víctima de la incomprensión administrativa. A todo esto, la funeraria Andalán publicó otra esquela que decía: "Doña Autonomía de Aragón (Vda. de Bolea) falleció en la Residencia Sanitaria La Moncloa, el miércoles 16 de enero de 1980. Será enterrada en el nicho 143 del cementerio de Torrero. Otro cartel reproducía esta inquietante disposición: "Prohibido atropellar niños bajo la multa de 50 pesetas". En Calatayud he visto otro mensaje celtibérico en una de las fachadas de San Andrés que copio tal cual: "Se prohíbe jugar a la pelota y subir a los tejados bajo multa de 50 pesetas".
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