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El reloj de la parroquia de San Pedro de Saviñán
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Torre de la iglesia parroquial de Saviñán
FRANCISCO TOBAJAS GALLEGO | El 1 de octubre de 1750 y ante el escribano José Carnicer y Pérez, el capítulo eclesiástico de San Pedro de Saviñán y los hermanos relojeros, habitantes de Calatayud, Juan Ramón y Juan José Casajús, pactaron un convenio para el arreglo y mantenimiento del reloj de la parroquia. Este convenio se firmó en la sala capitular de la parroquia. Entonces, el capítulo eclesiástico estaba formado por mosén Francisco Betrián, vicario, mosén Roque Pamplona y mosén Pedro Yepes.
Los dos hermanos relojeros se comprometían a construir para el reloj de la parroquia una nueva rueda catalina, además de otras piezas necesarias para el buen funcionamiento del reloj.
Debían hacerlo antes del día de San Andrés de aquel mismo año, con pena de 8 sueldos por día que se retrasaran. Este plazo y esta pena no contarían en caso de enfermedad.
Durante la vida natural de los dos hermanos, o del sobreviviente, se comprometían a mantener el reloj a sus expensas.
El capítulo de San Pedro se comprometía a pagarles por su trabajo 48 pesos, de a 8 reales cada uno. La mitad se pagaría el día de San Andrés, una vez reparado y puesto en funcionamiento el reloj, y la otra mitad el día de San Miguel de 1751.
Los capitulares se obligaron pagar a los dos hermanos una arrobeta prima de aceite cada año, por el salario de venir a Saviñán, cuando fuera necesario visitar y poner al corriente el reloj. La primera pagar sería para la cuaresma del año 1751, pagando también las dietas de los relojeros.
Por esta vez, el capítulo se comprometía a llevar el reloj a Calatayud para su reparación y traerlo de nuevo a la parroquia.
Estos pactos fueron aprobados por las dos partes, obligando sus personas y bienes. Firmaron como testigos Manuel Yepes, infanzón, y Pedro Moliner, apotecario.
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