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Notas para la Historia de Sabiñán.
Primera parte
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FRANCISCO TOBAJAS GALLEGO | Estas Notas para la historia de Sabiñán, de José Gracián Gasca ya fueron publicadas en el periódico local Cauce y Caudal (1974-1978), al que estaba suscrito mi abuelo Félix Gallego Bureta. Allí las leí y desde entonces las guardo como libro de referencia. La idea de publicar estas Notas, una vez corregidas y convenientemente anotadas, corre pareja con la puesta en marcha de la Asociación Cultural, allá por 1993. Ya en 1994 la Asociación quiso buscar el apoyo de sus socios para intentar publicarlas, pero la respuesta fue escasa. Otro tanto ocurrió en 1997.
Aprovechando que en este año se cumple el XX Aniversario de la Asociación Cultural y el CL Aniversario del nacimiento de José Gracián Gasca, he vuelto sobre este viejo proyecto, poniendo al día las Notas con mis conocimientos. Quiero agradecer una vez más la confianza de Carmen Ledesma, las aclaraciones de José Ignacio Pina Gracián y el apoyo de nuestro párroco Nicolás Sebastián. Sin ellos y sin mi decidida y entusiasta determinación en sacar adelante este trabajo, el resultado hubiera sido otro muy distinto.
En un primer momento quise ser lo más fiel posible al trabajo de José Gracián, pidiendo a los hermanos Ledesma Bascones y Pina Gracián una copia de las Notas para compulsarla con la mía. Luego preferí limar el estilo del autor, rehaciendo algunas frases y suprimiendo comas innecesarias. He organizado el trabajo en cuatro partes, hablando en la primera de la fundación, historia y gobierno de la Comunidad de Calatayud. En la segunda se trata del culto en Saviñán, en la tercera de la expulsión de los moriscos y en la cuarta y última del pueblo civil, respetando la idea de organización que José Gracián ya expusiera en el prólogo a su trabajo.
José Gracián no señaló la bibliografía que había utilizado, pero para redactar la primera parte de sus Notas, dedicada a la Comunidad de Calatayud, utilizó varios libros: Los Anales de Aragón, 1562-1580, de Jerónimo Zurita, los Estatutos y Ordinaciones de la Ciudad de Zaragoza, 1593, con reediciones en 1801 y 1821, el Tratado del Patronado, Antigüedades, Gobierno, y Varones Ilustres de la Ciudad, y Comunidad de Calatayud, y su Arcedianado, 1598, de Miguel Martínez del Villar, y la Historia de la siempre augusta y fidelísima ciudad de Calatayud, 1880-1881, de Vicente de la Fuente. Quizá consultara también las Ordenanzas de la Junta de Gobierno y Pueblos de la Comunidad de Calatayud, 1824, la Colección de Fueros Municipales y Cartas-Pueblas, 1847, de Tomás Muñoz y Romero, y el discurso de ingreso en la Real Academia de la Historia, 1861, de Vicente de la Fuente, dedicado a las Comunidades de Aldeas de Calatayud, Daroca y Teruel.
De esta primera parte debemos aclarar que, debido a los nuevos hallazgos arqueológicos encontrados en el paraje de Valdeherrera, próximo a la ciudad de Calatayud, los investigadores retrasan la fundación de la Calatayud musulmana al siglo IX.
José Luis Corral ha publicado recientemente un estudio dedicado a la Comunidad de Aldeas de Calatayud. Este libro es el estudio más completo publicado hasta el día de hoy, dedicado a la Comunidad de Aldeas, que tuvo su origen en dos comunicaciones presentadas en el I Encuentro de Estudios Bilbilitanos de 1983.
Alfonso I el Batallador se encontraba a las puertas de Calatayud cuando, en mayo de 1120, tuvo noticia que un importante ejército almorávide venía en su encuentro. El enfrentamiento tendrá lugar el 17 de junio en Cutanda, saliendo vencedor el bando cristiano. Con la derrota de los musulmanes, Calatayud y Daroca se entregarán el 24 de junio. Algunos historiadores aseguran que en 1120 Alfonso I concedió a Calatayud una carta-puebla, aunque el único fuero conocido fue concedido en 1131. Así el 26 de diciembre de aquel año, el rey hizo donación a la entonces villa de Calatayud de un amplio territorio, que estaba sujeto al señorío jurisdiccional de Calatayud, cuyo Concejo actuó como un verdadero señor feudal. Para favorecer la repoblación de aquellas tierras de frontera, el rey concedió amplios privilegios, derechos y libertades a los pobladores, confirmando la libertad y la igualdad de todos ellos, con libertad de culto y de mercado. Este fuero de 1131 se ha conservado junto a un documento de confirmación de Alfonso III de 1286, que recoge también una breve adición de Ramiro II en 1134 y la confirmación del rey castellano Alfonso II y del conde Ramón Berenguer IV en 1162.
En 1182 el Papa Lucio III concedió una bula por la que se adjudicaba el patronato de las iglesias de Calatayud a las aldeas de su término, cuando aún no se había constituido la Comunidad. Esta concesión de las rentas de las iglesias de las aldeas a las parroquias de la villa, fue el germen de posteriores conflictos.
La Comunidad de Aldeas de Calatayud no nació con el Fuero de Calatayud, sino un siglo más tarde, con la agrupación de varias aldeas, con la intención de conseguir más autonomía de la villa de Calatayud. El primer documento en el que aparece el término de Comunidad data de 1251. Entre 1255 y principios del siglo XIV, las aldeas de la Comunidad fueron ganando poco a poco más autonomía. En 1323 las aldeas ya estaban plenamente constituidas en Comunidad, o sea, en una universidad autónoma de realengo, ejerciendo una jurisdicción plena, que mantendrán hasta los Decretos de Nueva Planta de 1707. La Comunidad de Aldeas de Calatayud se dividía en seis sesmas, que correspondían a los seis ríos que la siguen surcando. Saviñán pertenecía a la Sesma de la Cañada (por el río Ribota).
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