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Francisco de Béjar, obispo de Puerto Rico
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FRANCISCO TOBAJAS GALLEGO | A la muerte del obispo de Puerto Rico, el monje basilio Francisco Pérez Lozano (1738-1743), el rey Felipe V propuso para este cargo a Francisco de Béjar, monje también de la Orden de San Basilio. En el Archivo General de Indias se guarda la Bula de Benedicto XIV para la provisión del obispado de Puerto Rico en la persona de Francisco de Béjar, fechada el 9 de septiembre de 1743. El rey, en su Real Despacho dado en El Escorial el 24 de octubre de 1743, nombró nuevo obispo a Francisco Plácido de Béjar y Segura.
José Antonio Álvarez Baena, en el segundo tomo de Hijos de Madrid ilustres en santidad, dignidades, armas, ciencias y artes, de 1790, citaba a Francisco de Béjar y Segura, monje del Monasterio de San Basilio de Madrid. Fue maestro en Teología, tres veces Definidor de su Provincia de Castilla, Comisario Provincial, cuatro veces Abad de los Colegios de Salamanca y Alcalá y, una vez jubilado, Abad del Monasterio de Madrid. El 4 de junio de 1743 el rey lo había presentado para obispo de Puerto Rico, a donde partió antes de llegar las Bulas con el título de Gobernador, pero murió a los cuarenta días, el 24 de junio de 1745, antes de haberse consagrado. En el convento de Madrid se encontraba un retrato suyo de cuerpo entero. Este convento había sido fundado en 1608 por el P. Miguel del Pozo, junto al arroyo del Abroñigal, a un cuarto de legua de Madrid. Por ser este lugar poco saludable, solicitaron su traslado a Madrid a una casa de la calle Desengaño, que fue comprada por Alonso de Burgos el 5 de diciembre de 1610, efectuándose el traslado el 9 de febrero de 1611. En 1647 Felipe de Guzmán, marqués de Leganés, se hizo con el patronato del convento, por lo que pudo ser reconstruido de nueva planta. Su iglesia fue trazada por Juan Ruiz en 1654, hallándose pinturas de Claudio Coello y José Donoso. Fue desamortizado en 1836 y derribado en 1850. Francisco de Béjar fue autor de varios libros:
- Historia de la milagrosa imagen de Nuestra Señora de la Peña, patrona de la villa de Brihuega, en el arzobispado de Toledo, Madrid, 1733, en tres tomos. En el prólogo de este libro se anunciaba la publicación en breve de la Historia de San Basilio y el primer tomo de la obra ya terminada en ocho volúmenes, Basilius explanatus. De todo ello nos da noticia Juan Catalina García en su trabajo "Brihuega y su fuero", publicado en varios números de la Revista contemporánea de Madrid en 1887.
- Historia de la vida de San Basilio el Grande, Madrid, 1736. Firmaba la dedicatoria al infante Luis Jaime de Borbón, arzobispo de Toledo, en el Monasterio de San Basilio de Madrid, el 1 de marzo de 1736.
- Primicia Basiliana, vida de Santa Macrima virgen, hermana de San Basilio, Madrid, 1738.
- Compendio de la Regla de San Basilio, con los exorcismos contra bruxas y lombrices para el uso de los religiosos enfermos, que Juan Catalina García cree que no fue impreso.
El coronel Antonio de Alcedo también nos habla de Francisco de Béjar en su Diccionario Geográfico-histórico de las Indias Occidentales o América, de 1788.
En el tomo I de las Memorias geográficas, históricas, económicas y estadísticas de la Isla de Puerto Rico, debidas a Pedro Tomás de Córdoba, de 1831, se apuntaba que la diócesis de Puerto Rico comprendía de norte a sur, desde la ciudad de Puerto Rico hasta el río Amazonas, y de este a oeste, desde el océano Atlántico hasta el alto Orinoco, río Negro y Casiquare. Comprendía también las islas de Puerto Rico, Trinidad y Margarita, con otras muchas despobladas, las provincias de Cumaná, nueva Barcelona, vieja y nueva Guayana, la Parime o Guirior hasta las Amazonas, y las misiones establecidas en el alto Orinoco, hasta San José de Maravitas. El autor afirmaba que la distancia era un gran obstáculo para que los obispos pudieran atender a todos estos territorios. Ya en 1743, el rey Felipe V, al presentar al Papa a Francisco de Béjar para obispo de Puerto Rico, afirmaba que pensaba desmembrar las provincias de Cumaná y la Margarita de esta diócesis, debido a la gran distancia que se encontraban de la sede que, unido a los riesgos de la navegación, hacían que los obispos no las visitaran frecuentemente. Francisco de Béjar debía presentar la Bula papal al Consejo de Cámara de las Indias, para que le diesen el correspondiente despacho y así poder hacerse cargo de su diócesis de Puerto Rico. El obispo electo debía jurar que no estorbaría ni impediría la cobranza de los derechos reales.
En el Archivo General de Indias, Contaduría de Contratación, se encuentra la ejecutoria de obispo de la catedral de San Juan de Puerto Rico a Francisco de Béjar. En Aranjuez, el 10 de mayo de 1744, el rey dirigió un despacho al Presidente y asesores del Tribunal de la Casa de Contratación a las Indias, de la ciudad de Cádiz, indicando que dejaran pasar a Francisco de Béjar para servir y gobernar el obispado de Puerto Rico, pudiendo embarcar en cualquier barco de bandera del rey que saliera de aquel puerto, llevando en su compañía hasta seis personas, con su secretario Felipe de la Peña, además de ropas, libros y demás cosas personales.
En Cádiz, el 9 de febrero de 1745, se le concedió licencia para pasar a servir y gobernar el obispado, embarcándose en cualquier navío de bandera española que saliera para las Indias, llevando en su compañía hasta seis personas, sus familiares, que eran: Felipe de la Peña, natural de Madrid, de 21 años, José de Béjar, natural de Saviñán, de 12 años y picado de viruelas, Manuel de Santa Ana, clérigo tonsurado, natural de Brihuega, de 22 años, Esteban López, clérigo tonsurado, natural de Argomedo, Burgos, de 25 años, Manuel Fernández Valdelomar, de San Lúcar de Barrameda, de 21 años, y Juan Ferreiro de Castro, de 36 años, perteneciente al obispado de Mondoñedo. Pero el viaje se fue retrasando porque el fiscal pidió información de libertad de Manuel Fernández Valdelomar, de Juan Ferreiro de Castro y de José de Béjar.
Felipe de la Peña era hijo de José de la Peña, de Alcalá de Henares, y de María Pagano, de Madrid. Manuel de Santa Ana era hijo de Lorenzo y de Ana Díaz, todos naturales de Brihuega. Esteban López había nacido en Argomedo en 1719, hijo legítimo de Juan López, menor, y de Casilda Fernández, vecinos de este lugar con título de infanzón. Entonces gozaba de un beneficio en la parroquial de Quintana de Valdivielso. Manuel Fernández Valdelomar había nacido en San Lúcar de Barrameda en 1719, siendo hijo de Juan Fernández de Valdelomar y de María Ortiz, natural de Orán. Juan Ferreiro de Castro estaba entonces avecindado en Madrid como practicante del Hospital General. Era hijo de Francisco Ferreiro y de Luisa Castro, vecinos de San Julián de Gaibor, obispado de Mondoñedo. Todos ellos, como sus padres y abuelos, decían ser cristianos viejos y limpios de sangre.
José de Béjar era sobrino del obispo electo Francisco de Béjar y Segura. Había nacido en Saviñán el 10 de mayo de 1732, siendo bautizado en la pila de San Pedro dos días más tarde, actuando de madrina su tía Jerónima Bailón. José de Béjar era hijo de Fernando de Béjar y Segura, hermano de Francisco, y de Teresa Bailón y Benito, que habían casado en la ermita de Santa María de Saviñán el 11 de junio de 1718, actuando de testigos mosén Manuel Lafuente, Francisco Asensio y otras personas. Oyeron la misa nupcial el 2 de diciembre de 1719 en San Pedro de Saviñán. Fernando de Béjar, albéitar o veterinario, era hijo de José de Béjar y de María Segura, vecinos de Madrid. Teresa Bailón era hija de Jerónimo Bailón Peñalosa y de María-Andrés Benito Cortés, quienes habían casado en San Pedro de Saviñán el 26 de mayo de 1693.
Fernando de Béjar y Teresa Bailón tuvieron varios hijos. El 24 de abril de 1724 se bautizaba en la pila de San Pedro de Saviñán a María Manuela. En su partida de bautismo se decía que sus padres habían vivido en Illueca, donde Fernando de Béjar había ejercido el oficio de albéitar. En 1730 se bautizaba a Ana-Teresa, en 1732 a José-Ramón, en 1736 a Raimunda y en 1739 a Vicenta. Es posible que se bautizaran en Illueca a otros hijos.
Fernando de Béjar falleció a los 50 años el 14 de junio de 1742, a las doce de la noche, siendo enterrado el día 15 por la tarde en la iglesia de San Pedro, con licencia del vicario general Tomás Cuber y Liñán. Había testado con el notario de Saviñán José Carnicer en 1741, dejando veinticinco ducados por su alma, misas, sufragios y sepultura, siendo ejecutores de su testamento mosén Bernardo Gasca, vicario de la Señoría, Antonio Bailón y José Berdejo, mayor en días.
El 25 de abril de 1743, Teresa Bailón casó en segundas nupcias con José Percebal, que ya era viudo de Francisca Gumiel Morlanes. María-Andrés Benito, madre de Teresa Bailón, murió en 1752, enterrándose en el cementerio de San Pedro. No testó por no tener de qué hacerlo. En 1758 murió su marido Jerónimo Bailón. Tenía 80 años. Tampoco testó por no tener bienes, pues muchos años lo había mantenido de limosna una hermana suya que había muerto en Madrid, dejando dieciséis escudos para enterrarlo en la iglesia.
Finalmente el 1 de marzo de 1745 se dio el despacho a Francisco de Béjar para viajar a Puerto Rico, donde murió el 24 de junio de 1745, antes de consagrarse, a causa de graves disgustos. No sabemos si su sobrino José de Béjar se quedó en Puerto Rico o bien pudo regresar a España para rehacer su vida. Tampoco hemos encontrado rastro de él en los libros parroquiales de Saviñán. Sabemos que el 11 de agosto de 1749 falleció su hermana Josefa de Béjar, viuda ya de Antonio de Afuera, (fallecido el 7 de febrero de 1749), a causa de un rapto a la cabeza de apoplejía. Tenía 24 años. No testó y lo hizo la iglesia en veinte libras, que pagó su padrastro José Percebal y su madre Teresa Bailón. Antonio de Afuera y Josefa de Béjar habían casado en Saviñán en 1745. En este mismo año pusieron un pleito civil contra José Percebal y Teresa Bailón, para reclamar la parte que correspondía a Josefa de Béjar de la herencia de su padre. José Percebal murió en 1773 a los 76 años, enterrándose en la iglesia. Había testado con Domingo Carnicer Villalba, dejando veinticinco libras jaquesas.
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