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Molina de Aragón en las memorias
del general Roguet

JOSÉ LUIS GARCÍA DE PAZ | Uno de los episodios más duros de la Guerra de la Independencia, cuyo bicentenario conmemoramos, fue el incendio de Molina de Aragón, ocurrido en noviembre de 1810 a manos de las tropas francesas mandadas por el teniente general Roguet. Sus memorias son accesibles a través de Internet.

Gracias a los libros digitalizados por Google (books.google.com) hay acceso público a muchas publicaciones de los siglos XVIII y XIX, entre ellas a muchas memorias de oficiales, generales y mariscales franceses que combatieron en la Guerra de la Independencia. Están en su idioma original (generalmente francés, claro) y deben ser tomadas con el mismo reparo que cualquier libro de memorias, pues la memoria histórica es selectiva y sólo recuerda lo que ha dejado un recuerdo profundo, pero también sólo recuerda lo que conviene y, en algunos casos, se pretende justificar los hechos en los que participó el escritor.

En el caso de nombres de personas y lugares, su apelación se realiza en el idioma natal de quien escribe. Ello ocurre también en algunas historias escritas en España, por lo que el teniente general conde François Roguet (Toulouse,1770- Paris,1846) es conocido en los textos que se pueden leer en Guadalajara como "general Roquet" (con "q" y no con "g"), aunque el ilustre conde de Toreno y otros autores le mencionan correctamente. Roguet incendió a conciencia Molina de Aragón el 2 de noviembre de 1810, ardiendo en dos semanas más de 600 edificios, con lo que la villa quedó prácticamente devastada.

François Roguet se enroló con 19 años y ascendió durante las guerras de Francia contra la Tercera y Cuarta Coaliciones, combate en Italia y llegó a general de brigada en 1803. Tras combatir contra prusianos y rusos hasta 1807, estuvo muy brevemente en el norte de España en 1808, marcha a combatir contra Austria en Wagram dentro de la Guardia Imperial (1809) y vuelve después al centro y norte de España de 1810 a 1811, cuando asciende a general de división. No guardan buen recuerdo de él ni en Molina ni en Castilla: "Valladolid, 5 de noviembre de 1811. El general Roquet (sic), que está aquí de gobernador, es peor que un caribe. Todos los días hay asesinatos…" Le sigue una lista de crudas represalias que pueden leerse en la Gaceta de la Regencia de España e Indias, nº 164, 20 de diciembre de 1811, fol. 1377."

En marzo de 1812, con su división de infantería de la Guardia Media, se incorpora a la campaña de Rusia. La historia guarda tanto los desmanes como los hechos de valor de su división durante la campaña de Rusia, protegiendo valientemente la retirada imperial. "El viejo Roguet", como le llamaban, daba ejemplo marchando a pie con la Guardia, deshelando nieve que bebía y usaba para afeitarse por las mañanas y comiendo las mismas gachas que los soldados.

Combatió en las campañas de Alemania (1813) y Francia (1814), y es nombrado conde del Imperio en 1814. Participa con la Guardia Media en Waterloo (1815). Aunque en su carrera "cerró los ojos" en diversos episodios de pillaje e indisciplina, consideraba a la disciplina militar como "el alma de los ejércitos" e hizo fusilar a soldados en ocasiones como saqueadores por los episodios en España. Pero en Waterloo amenazó con la muerte a cualquier granadero de la Vieja Guardia que le trajera prisioneros prusianos.

En retiro forzoso con los Borbones, vuelve al ejército tras la Revolución de 1830 y recibe diversos honores antes de su muerte, como Par de Francia en 1831 y la Gran Cruz de la Legión de Honor, en el mismo año que reprime la revuelta de los trabajadores de la seda de Lyon en noviembre de 1831.

Christophe Michel Roguet (1800-1877), hijo del general, alcanzó también el generalato y su viuda, madame de Sanzillon, creó en 1904 una fundación en Cliché-La-Garenne (al noroeste de Paris) dedicada a la atención de personas mayores y residencia cuidada para éstos, en la que se guarda un retrato al óleo sobre tela de François Roguet.

Les traduzco del francés un fragmento del tomo IV de las "Memories militaires du Lieutenant-General compte Roguet" publicadas en Paris dentro de la Librairie Militaire (Biblioteca Militar) que diera a imprenta el editor J. Dumaine en 1865, y que está digitalizado por Google de una copia existente en la Universidad de Michigan, Estados Unidos. La campaña de 1810, al mando de la primera división de la Guardia, se relata en el capítulo veinte del tomo IV, y el combate contra las "bandas" formadas por las guerrillas de Juan Martín Díez, "el Empecinado", Pedro Villacampa y Francisco Espoz y Mina lo empieza en la sección XXIV, hablando de lo sucedido en Molina de Aragón en la XXV.

Dice: "las bandas, partidas de Ciguela en la noche del 25 al 26 de octubre, parecieron tomar la dirección de Molina"… "El objetivo era fatigarnos en las montañas de Molina, y sustraerse de nuestra persecución, con el apoyo de falsas noticias". "Juzgando necesario un último esfuerzo, ordené al general Dumoustier (Pierre Dumoustier, 1771-1831) dirigirse a Deza el 20 de octubre, para ir desde allí a Molina. Yo mismo marché por Medinaceli sobre Molina, dónde nos debíamos reunir el 31. Las bandas fueron entonces obligadas a dirigirse a Sigüenza o hacia las montañas de Cuenca. Nuestra maniobra tenía también el objetivo de destruir los diferentes establecimientos de Molina"… "Yo llegué el 30 a Calatayud, donde establecí un plan con Dumoustier para marchar sobre Molina. El general Pannetier (Claude Marie Joseph de Valdotte Pannetier, 1769-1843), que llegaría igualmente el 30 a Calatayud, pasaría por Sisamón, Medinaceli, Maranchón y Molina; Dumoustier sobre Munebrega y Tortuera; mi columna por Ibdes, Fuentelsaz y Molina, donde los tres cuerpos se reunirían el 1 de noviembre". Nos encontramos ya en la página 260.

Sigue: "Después de nuestra partida de Deza, todos los pueblos por donde pasábamos habían sido abandonados; era imposible de obtener noticias útiles sobre las bandas. Esta emigración era la prueba del mal espíritu de los habitantes. Encontramos en Molina unos talleres, que yo hice destruir, muchas armas inacabadas y una cantidad considerable de bayonetas". Se está refiriendo a la fábrica de armas que la Junta de Molina había creado en la villa. "Las casas estaban desiertas, todos los muebles retirados. Órdenes, proclamas y panfletos contra el Emperador y su familia, nada se había olvidado para excitarlos contra nosotros. Los restos de todas las guerrillas, expulsadas de Vizcaya y de Navarra por nuestras columnas, se refugiaban en las montañas de Soria, que les ofrecían un punto de reencuentro y grandes recursos para este tipo de guerra. Yo partí, el 2, hacia Medinaceli, desde donde continué la marcha hacia Soria. El general Pannetier, que debía prestarnos su ayuda en el caso de que las bandas de Mina se fueran hacia Soria, después de nuestro paso, fue retenido en Calatayud. Él volvería hacia Tudela por Deza, Serón y Ágreda, mientras que Dumoustier tomaría el camino de Calatayud y de Ágreda, para volver a pasar el Ebro". No menciona el incendio de Molina, y sigue relatando que Mina y sus tropas retrocedieron hacia el Ebro y Navarra, llevándole tres días de ventaja, y que encarga a Pannetier y Dumoustier que aceleren su marcha hacia Acalora y Tudela. Después indica que "El Empecinado, con 2000 hombres, ocupaba Lechón (sic). Dirigí contra él a los lanceros de BERD y dos batallones. El abandonó su acantonamiento para internarse en los bosques hacia Cuenca. Encontró los talleres que fueron destruidos. Las tropas estaban extenuadas y sin calzado: habíamos hecho diez leguas por día en unos caminos horribles. Si todos hubieran podido llegar a la vez, la banda de Mina no se hubiera vuelto a ocultar hacia el Ebro". Roguet vuelve por Soria hacia Navarra.

Nada más dice el general en sus memorias. Claramente el mando supremo era de Roguet, secundado por Pannetier y Dumoustier, ellos tuvieron la responsabilidad de lo sucedido en una Molina abandonada por sus habitantes. Nada se dice de Józef Chlopicki (1771-1854, general polaco al servicio de Francia), que, poco antes, tomara brevemente Molina.

Anselmo Arenas López, en su "Historia del Levantamiento de Molina de Aragón y su Señorío en 1808" (Valencia, 1913) reproduce lo escrito en la Gaceta de Valencia el 1 de Enero de 1811: "Excmo. Sr.: El 2 del corriente fueron incendiadas todas las casas y edificios públicos de la capital por la división Roquet, auxiliada de 1.500 hombres de la de Aragón, por orden expresa, que manifestó él mismo, del Emperador Napoleón. Luego que la abandonaron, acudió el vecindario y los pueblos comarcanos á atajar el fuego; mas como éste era general y prendido con mixtos, apenas se ha podido conservar una pequeña parte de la población, la más miserable. La precipitación con que vinieron y las partidas y cuerpos que había aquí, que embargaron las caballerías, impidieron sacar, como otras veces, los haberes de los particulares. Esto ha hecho acaso mayor el daño. Sin embargo, esta pérdida considerable no ha costado ni un suspiro ni ha producido una queja. En medio de las llamas y de sus afanes, no se oía más voz que la de expresar estaban más contentos con verla arder, que entregada á los franceses."

Arenas continúa la descripción del incendio y daños. Luego escribe "El aspecto que ofrecía la población la mañana del día 2 era horrible. Las llamas se remontaban por los aires como un infierno, … ya el incendio había tomado tales vuelos que eran inútiles los socorros y trabajos de salvamento. La ciudad continuó ardiendo durante dos semanas. Diez y seis días después, ardiendo seguía aún, según atestigua el Sr. Pelegrín en su parte desde Cobeta al Gobierno el 17 de Noviembre." .. "Industrias, comercios, talleres, herramientas, subsistencias, todo había desaparecido en horas. Los vecinos se encontraban en la miseria y á la intemperie, sin haciendas ni hogares". El resto de los daños en casas y monumentos pueden leerlo en su libro, recientemente reeditado por la Diputación Provincial de Guadalajara y presentado en Molina de Aragón el pasado 7 de diciembre de 2008.

Alcarria (20-7-2009)

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