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| Mosén Juan Antonio Bravo
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FRANCISCO TOBAJAS GALLEGO | Mosén Juan Antonio Bravo regentó la parroquia de San Pedro Apóstol de Saviñán entre 1883 y 1891. En el Libro 10º de bautizados (1867-1891) dejó apuntado que había pedido permiso para construir la casa parroquial, permiso que le fue concedido, terminando las obras el 20 de abril de 1891. Anteriormente había ocupado parte de este espacio la escuela de primera instrucción. En una visita pastoral llevada a cabo en mayo de 1826, se prohibía el tránsito de los escolares por la iglesia. Y se pedía que dentro de cuatro meses se abriera otro camino para llegar a la escuela. Por ello llamaba la atención del Capítulo y del Ayuntamiento sobre este particular, "pues acostumbrándose los niños á pisar, correr y divertirse de mil modos en las Iglesias, que en aquella edad deben infundirles ya un temor majestuosos, después nada queda que llame sus corazones á la compostura y piedad con que deben asistir a las funciones augustas de nuestra Sagrada Religión".
La primera partida de matrimonio que firmó mosén Juan Antonio Bravo en la parroquia de San Pedro de Saviñán, lleva fecha de 13 de junio de 1883 y la primera partida de bautizados el 24 de junio de 1883. Desde el 25 de noviembre de 1891 firmaba las partidas mosén Vicente Bono, regente y ecónomo, y desde el 11 de junio de 1892 lo hará el nuevo párroco, mosén Bruno Cilla. Mosén Juan Antonio Bravo fue trasladado a la parroquia de San Juan el Real de Calatayud, en cuya vicaría lo situaba José Gracián Gasca hacia 1919, fecha en que firma sus Notas para la historia de Saviñán.
En el Seminario de Valencia, a las once de la mañana del 19 de febrero de 1892, mosén Juan Antonio Bravo había defendido públicamente la tesis que le había caído en suerte: Divinum Verbum, una cum coprore, animan et mentem humanan assumsit, para lograr la Licenciatura en Teología, que obtuvo en este acto. Por ello se expidió un impreso con autorización del canónigo y rector Dr. Vicente Rocafull, que Mosén Juan Antonio Bravo dedicó a la Virgen del Villar, que se venera en el lugar de Sediles (lugar de nacimiento de mosén Juan Antonio), por su ayuda e intercesión, y al obispo de Tarazona, Juan Soldevilla y Romero.
A mosén Juan Antonio Bravo le tocó sufrir en la parroquia de Saviñán un importante contratiempo, como fue la epidemia de cólera de 1885. Zaragoza fue la provincia española más castigada con 13.526 fallecidos. En Saviñán fallecieron aquel año 132 personas, 105 personas lo fueron como consecuencia del cólera, casi el 80% de los fallecidos. De ellos, 75 eran mujeres y 30 hombres, que correspondía a un poco más del 6% de la población, que en 1885 era de 1.645 almas.
Murieron de cólera 36 niños de corta edad, la mayoría de pocos meses, 21 varones y 15 hembras. De entre 20 a 40 años fallecieron por el cólera 18 mujeres y 3 hombres. De entre 40 a 60 años, fallecieron por el cólera 17 mujeres y 8 hombres. Y mayores de 60 años fallecieron por el cólera 15 mujeres y 7 hombres. En las partidas de defunción, las causas de muerte que más se repiten son las de enteritis coleriforme, cólera morbo y cólera indiano. Los meses con más defunciones fueron julio con cincuenta y dos fallecimientos y agosto con veintiocho.
Joaquín Alvira, farmacéutico de Saviñán recibió un diploma de la Diputación Provincial, por su dedicación y labor durante la epidemia.
Aquel año no se celebraron las fiestas patronales de San Roque en Saviñán. El 7 de diciembre se inició la fiesta religiosa de las Hijas de María, dedicada a la Purísima, cantando completas en la iglesia a cargo de la Capilla del Santo Sepulcro de Calatayud. A las 8 de la tarde, La Unión Bilbilitana ofreció una serenata a las señoritas Francisca y Juana Gracián Gasca, presidenta y secretaria, respectivamente de esta pía asociación, que ofrecieron en gratitud pastas y licores. El día 8 hubo comunión para las asociadas en la misa oficiada por el cura mosén Juan Antonio Bravo. A las tres de la tarde tuvo lugar la procesión a los acordes de la Capilla del Sepulcro y de la Unión Bilbilitana. Luego se quemó una colección de fuegos artificiales con un baile público a cargo de la Unión Bilbilitana. Y a continuación se celebraron las fiestas de San Roque, que habían sido suspendidas a causa de la epidemia.
También en este mismo año de 1885 se reformaron las Ordinaciones de la Hermandad de San Roque, santo muy recurrido por aquellas fechas, siendo prior Clemente Ibarra y Morlanes y con unánime consentimiento de todos los cofrades. La Hermandad tenía por objeto "dar el mayor esplendor al culto" del Patrón San Roque. Se debían aunar todos los esfuerzos para dar mayor solemnidad a los funerales y aumentar los sufragios a favor de los hermanos difuntos. La cofradía tenía cofrades de primera, de segunda y de tercera clase. En la primera clase había apuntados 24 hermanos y 8 hermanas. En la segunda clase 108 hermanos y 24 hermanas. Y en la tercera clase aparecían 153 hermanos y 70 hermanas. A continuación se copiaba otra lista de cofrades, sin detallar el año. En la primera clase había apuntados 14 hermanos y 7 hermanas, en la segunda clase 49 hermanos y 14 hermanas, y en la tercera clase aparecían 98 hermanos y 34 hermanas.
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