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San Vicente y San Blas
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FRANCISCO TOBAJAS GALLEGO | El 14 de agosto de 2004 se presentaron en la iglesia parroquial de Saviñán dos retablos restaurados del siglo XVI y un Cristo crucificado con brazos articulados para poder ocupar la cruz o la cuna en la procesión de Viernes Santo. Estos dos retablos y el Cristo se han colocado en la que fuera capilla y cisterna de los Muñoz de Pamplona, a la izquierda del presbiterio, que va a hacer las veces de Museo Parroquial. Sobre la puerta campea un escudo de madera policromada con las armas de los Muñoz de Pamplona y de los Funes, al lado del retablo de Santa Ana, costeado también por esta familia. Diego Muñoz de Pamplona y Andrés de Camarena nació en Saviñán, donde casó con Josefa de Funes, hija de Juan José de Funes y Funes y María Blas Pérez de Nueros y Garcés de Marcilla. Fueron padres de Juan, que casó con Ana Andrés Ximeno, de Antonia, que casó con Francisco Zapata de Calatayud, de la que descienden los Zapata de Mallén, de Francisca, que casó en Saviñán en 1714 con Tiburcio Dolz Muñoz Espejo, y de Antonio, vicario de San Martín de Calatayud.
Se trata del retablo de San Vicente Ferrer, que se encontraba en la ermita dedicada a este santo, en el paraje de San Vicente, y del retablo de San Blas, perteneciente a la ermita de San Blas, situada en el paraje de Trasmón. Este último se hizo de limosna en el año 1588, según se apunta en la parte inferior del retablo.
En la Consueta de la parroquial de San Pedro de Saviñán de 1600 se dice que el día 3 de febrero, festividad de San Blas, se hacía procesión alrededor del pueblo. Se llevaba la cabeza del santo y el semanero llevaba la reliquia. A continuación y por voto del pueblo se decía la misa conventual. En 1601 muere Isabel Vicen, dejando una arroba de aceite para San Blas. En 1707 muere el infanzón Jerónimo Martínez, de 75 años, dejando media arroba de aceite prima para San Blas. En 1732 muere mosén Antonio Gumiel, vicario de San Pedro, dejando tres arrobas primas de aceite para la fábrica de San Blas. En 1786 muere Teresa Martínez Monterde, que había casado en 1753 con Blas Joven Trigo, escribano de la Real Audiencia de Aragón, y en segundas nupcias con Manuel Martínez en 1785. A su muerte deja 40 libras para componer la ermita de San Blas.
En la misma Consueta de 1600 se dice que el día de la Cruz de Mayo se iba en procesión a la ermita de San Blas, pasando por la ermita de San Roque. El semanero decía la misa conventual cantada y de vuelta se bendecían los términos en la Cruceta, "que está en vista de Mingorrea". Por estas fechas ya estaría fundada la Cofradía de la Vera-Cruz, que se haría cargo de esta fiesta. Al morir en 1601 Ana Vitrian dejaba 8 reales a las Cofradías del Santísimo, de Nuestra Señora, del Nombre de Jesús y de la Vera-Cruz. Al morir en 1601 el infanzón Simón Martínez, de 42 años, dejaba 25 sueldos para la Cofradía de la Vera-Cruz. Francisca Catalán, que muere en 1603, deja 20 sueldos para las Cofradías del Santísimo y de la Vera Cruz. El mismo año muere Francisco Villalba, de 24 años, dejando 5 sueldos a la Cofradía de la Vera-cruz.
En la nueva ermita de San Blas queda constancia que la Comisión de Obras llevó a cabo importantes obras en el recinto. Debe tratarse de la edificación de la nueva ermita, donde se trasladó el viejo retablo de San Blas del siglo XVI, debido al mal estado de la vieja, y que después de muchos años se derribó en 1997, dejando un arco, bajo el que se colocó un memorial a la Vera-Cruz, recordando la situación de la vieja ermita y la peregrinación, desde al menos finales del siglo XVI, de la Cofradía de la Vera-Cruz. Lo hacían también los pueblos de Morés y de Purroy, pero Morés perdió sus derechos al no participar en la nueva ermita, inaugurada para la Cruz de Mayo de 1960. El altar de la vieja ermita se encontraba bajo una pequeña cúpula. Adosada a la ermita se levantaba la casa del ermitaño, a la que se adosó al mediodía la nueva ermita.
Conocemos algunos ermitaños de San Blas. En 1696 muere Blas Gumiel, ermitaño de 76 años. En 1716 muere Teresa Hernández, ermitaña, que estaba casada con Miguel Pamplona, fallecido en 1717. En 1784 el Concejo de Saviñán, junto con el regente de San Pedro, deciden unánimemente que "no conbenia al beneficio publico" que María Marco, ermitaña de San Blas, estuviera en la ermita, nombrando como nuevos ermitaños a Manuel Joven y a Gracia Benedid, consortes, "sujetos de buenas costumbres", vecinos de Saviñán, A María Marco le daban tres días para dejar la ermita, entregar las cosas del santo, la hacienda y la casa al nuevo ermitaño. Manuel Joven morirá en 1792. De 1857 a 1861 aparece como ermitaño Manuel Joven, de 1867 a 1888 Lorenzo Joven y María Cabrerizo y de 1889 a 1896 Senén Saló y María Sanjuán Parral. En 1897 lo era Simón García y de 1903 a 1908 su hijo Marcelino García y Cándida Martínez. De 1911 a 1917 aparece citado Anselmo Lafuente y Antonia Joven, en 1920 era Vicente Terrer Aznar y Catalina Andaluz Urbano y en 1924 Lorenzo Arévalo Mateo. El último ermitaño de San Blas fue José Lafuente.
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