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Andarines y viajeros
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FRANCISCO TOBAJAS GALLEGO | Pedro Cubero Sebastián, de noble familia, nació en El Frasno en 1640, siendo el primer español en dar la vuelta al mundo por tierra y mar. Abandonó su canonjía en la catedral de Tarazona y se marchó a difundir el catolicismo en Asia y en las Indias Occidentales. Tras salir de España, pasó por París de camino a Roma, donde el papa Clemente X le recibió y le entregó cartas para diversas autoridades eclesiásticas y civiles, donde lo presentaba como misionero apostólico. Pasó luego a Alemania, Austria, Hungría, Constantinopla, Polonia y Rusia. Visitó al Sha de Persia y llegó hasta Ceilán. En las Maldivas unos piratas lo hicieron esclavo. Una vez libre pasó por las colonias holandesas de Asia, por China y las Molucas, siendo testigo de un terremoto en Manila. Se embarcó en junio de 1678 para Acapulco, donde llegó en enero del año siguiente. En Veracruz se embarcó para España, llegando a Cádiz a fines de 1679, ocho años después de su salida de Tarazona. Asistió en Madrid a la boda del rey Carlos II, para marchar luego a Roma, donde informó al papa de su viaje. Residió en Nápoles, donde editó en 1682 su libro Peregrinación del Mundo del doctor don Pedro Cubero Sebastián, dedicado a su protector el marqués de los Vélez. Allí murió en 1697.
En el Eco Bilbilitano del día 1 de abril de 1884 se anunciaba que el andarín aragonés Mariano Bielsa "Chistavín", aceptaba el reto de un nuevo competidor el segundo día de la próxima Pascua de Resurrección. El reto consistía en dar 250 vueltas a la plaza de toros de Zaragoza. Mariano Bielsa Latre, apodado "Chistavín", oriundo de Berbegal, provincia de Huesca, había sido ordenanza del general carlista Antonio Dorregaray y Dominguera (1823-1882). Era sobrino del conocido "El Andarín de Berbegal", que iba de Monzón a Barcelona a pie, andando de sol a sol.
Por cierto, al tren de Zaragoza a Alsasua, inaugurado en 1865, lo llamaron "matapobres", porque se creía y con razón que con él perderían su oficio muchos cocheros, carreteros, alpargateros y andarines.
En La Ilustración Española y Americana, José Fernández Bremón elogió el triunfo de "Chistavín" sobre un andarín profesional de fama mundial, el italiano Bargossi, que había lanzado un reto en Zaragoza para dar 80 vueltas a su plaza de toros. El 22 de octubre de 1882, los dos andarines fueron dando vueltas al ruedo, sin separarse el uno del otro hasta la vuelta 78, en que el aragonés se adelantó, entrando primero en la meta. "Chistavín", al ser preguntado por lo que comía antes de una carrera, contestó que una libra de carne y dos tragos de vino, aunque para ganarle al italiano dijo bastarle comer calabaza. Pero Bargossi no se dio por vencido y se negó a pagar la apuesta. Y aquella misma tarde Mariano Bielsa le apostó ir a cenar a Huesca o salir para Barcelona tal y como estaban. El italiano se rajó y las autoridades de Zaragoza le obligaron a pagar lo apostado. La Ilustración Española y Americana añadía: "Bielsa ha amputado las piernas a Bargossi; en otras partes podrá andar con orgullo, pero en Aragón es un tullido". Entonces Bielsa "tenía veintitrés años, era moreno, de regular estatura, enjuto de carnes y de complexión robusta".
Luis López Allué, en su cuento Alma montañesa, nos describe a "Perrincles", andarín y personaje central del cuento, como un "mozo con piernas de sarrio, de legítima cepa aragonesa, enjuto de carnes, que sabe caminar de sol a sol".
En 1883, Martín Igarabide, alias "Juanagorri", el mejor andarín navarro y vecino de Betelu, desafió al campeón aragonés con una apuesta de 1.500 pesetas. La prueba, consistente en dar 150 vueltas a la plaza de toros de Pamplona, o lo que es lo mismo, recorrer 18 o 20 kilómetros, tuvo lugar el 8 de septiembre de 1883. La carrera estuvo muy reñida hasta que, a sólo 20 metros de la meta, el aragonés se impuso al navarro, dos años más joven.
El 22 de mayo de 1884 Igarabide se enfrentó al aragonés Matías Sánchez, que residía en Sangüesa, en el mismo escenario y con la misma apuesta. Pero al poco de comenzada la prueba comenzó a llover. La lluvia arreció y el público quiso suspender la carrera, pero los andarines continuaron hasta la vuelta 51 que, por causas desconocidas, se retiró el andarín de Sangüesa.
Los cofrades nuevos que acuden a la romería de San Pedro de Montoro, en la provincia de Teruel, a la que concurren los vecinos de Villarluengo y Montoro para el día de San Marcos, deben recorrer 12 kilómetros descalzos, cubiertos con una gruesa capa de paño. El licenciado Luis de Zapata escribe en el siglo XVI, que llegando el día de San Marcos, el mayordomo sale la víspera con su asnillo en busca de un toro para la fiesta. Al invitar al animal a seguirle, el toro deja los pastos y corre delante. El toro, con los cuernos adornados con flores y guirnaldas, va en la procesión y asiste a la misa, para salir a su término "como un muchacho de escuela... volviendo a su braveza natural".
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