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Patrimonio arqueológico y paleontológico de Saviñán
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En el terreno queda la huella de la extracción de una rueda de molino
FRANCISCO TOBAJAS GALLEGO | En el Plan Urbanístico de Ordenación Urbana de 2015, dentro del apartado Patrimonio Arqueológico y Paleontológico de Saviñán, aparecen tres yacimientos arqueológicos enumerados en la Carta Arqueológica de Aragón y por tanto reconocidos por la Dirección General de Patrimonio Cultural. Se trata de un conjunto de sílex, una cantera y la Torre de las Encantadas, esta última declarada Bien de Interés Cultural.
En las prospecciones arqueológicas llevadas a cabo por la empresa Arqueoexpert, para la construcción de la línea de alta velocidad en 1994, encontraron un pequeño conjunto de sílex manufacturado en la parcela 22 del polígono 8. Esta parcela se encuentra cerca de las vías del AVE y próxima a la casa del Pozo Morillo. Se trataba de restos de talla, láminas y lascas, aunque no se localizaron cerámica ni restos inmuebles. Les asignaron una datación relativa de Eneolítico-Bronce Antiguo. En las prospecciones llevadas a cabo en 1996 aparecieron nuevos restos en superficie y dispersos.
En el llamado Molar bajo, parcela 88 del polígono 7, en las prospecciones realizadas en el año 1994 por la misma empresa, se halló una pequeña cantera de sillares, sobre un afloramiento de calizas grises terciarias. En 1996 concluyeron que se trataba de una pequeña cantera, probablemente para ruedas de molino, pues encontraron huellas de extracción de piezas circulares, de un metro y medio de diámetro.
Hemos encontrado un protocolo del notario de Saviñán, Diego González y Campos, que recoge la fabricación y mantenimiento de unas piedras para el repaso de la oliva en el ruejo del Concejo, aunque no se cita la cantera donde debían ser extraídas. El 13 de enero de 1684, Diego de Casanova, cantero de Morata, otorgaba tener una comanda de 720 sueldos jaqueses de Miguel Jerónimo Laplana, arrendador del molino de aceite de Saviñán. Casanova debía apuntar y picar las piedras que molían el cospillo del molino desde aquel mismo día en adelante, por espacio de tres años. Entonces estaban concertadas dos piedras nuevas, una volandera y otra solera para el repaso del molino de aceite. Casanova debía darlas buenas y sanas. Si se rompía alguna piedra, debía hacer una nueva a su costa. Aquel mismo día Casanova otorgaba apoca de haber recibido esta cantidad.
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