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Pozo Morillo
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FRANCISCO TOBAJAS GALLEGO | En un pleito civil de 1758 se incluye un plano con los ocho azudes del barranco de Trasmón, con sus correspondientes acequias, a un lado u otro del cauce. El primer azud era el del Cubo, aún en el término de El Frasno, del que nacían dos acequias madres, la de la Dehesa, a la derecha del cauce, y la de San Blas, a la izquierda, que alimentaba el albercón. Del octavo y último azud nacía una acequia que regaba el Pozo Morillo.
Este pleito se inició en 1758 entre los regantes de las Sangreras y los regantes del Pozo Morillo. Los regantes de las Sangreras decían tener derecho desde antiguo a levantar un azud con cal, piedras, céspedes o estacas en el barranco de Trasmón, en la partida de las Olmedillas, por el que tomaban agua para regar las Sangreras. Lo habían levantado en 1755. Juan Jerónimo Martínez y Luis Larraga, regidor de Calatayud, se otorgaban el mismo derecho para regar sus heredades del Pozo Morillo, de día y de noche, en cualquier tiempo del año.
Para revisar estos azudes se eligieron a dos personas peritas, Francisco Villalba y Juan de Afuera, quienes reconocieron el quinto azud de las Olmedillas, comprobando que era de cal. Aseguraron que el escorredero que había en la acequia lo había hecho Juan Jerónimo Martínez, después de reedificarse este azud, pues no se encontraba en la acequia antes de construirlo.
Entonces era regador de Trasmón, Pedro Matheo, ermitaño, al que el anterior regador, Miguel Hernández, le había entregado un libro titulado Libro de las hanegadas de Trasmón para riego, donde estaban inscritas todas las heredades que se regaban con el azud, divididas en cuatro partidas. La primera se llamaba la parte de allá del barranco, la segunda la entrada, la tercera el Cerro y la cuarta el Plano. En los meses de abril y mayo, toda el agua era para los trigos. El regador no regaba las heredades de las Sangreras, que se regaban con este nuevo azud de las Olmedillas, pues lo hacían sus dueños.
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