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Las exposiciones de 1930 y 1935
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FRANCISCO TOBAJAS GALLEGO | En el diario ABC de Madrid, el ingeniero agrónomo José Cruz Lapazarán publicó un artículo el 15 de noviembre de 1930, que dedicaba a la Exposición de Horticultura de Madrid. En él escribía que la Cámara Agrícola de Zaragoza había delegado su responsabilidad en Ignacio Montserrat, José María Salvador y en el ingeniero jefe de la Granja Agrícola de Zaragoza, quien confeccionó un plan y su desarrollo. Lazaparán consideraba que la horticultura aragonesa contaba con materias selectas que gozaban de una merecida fama, como las borrajas de Miraflores y de Huerta Honda, los cardos de Muel, las coliflores de Tarazona, las cebollas de Fuentes de Ebro, las alcachofas de Garrapinillos, los pimientos de Montañana y los espárragos de Gallur. Lapazarán escribía que la horticultura había estado unos años abandonada, ante la obsesión de los labradores por el cultivo de la remolacha azucarera, pero otra vez se habían vuelto a cultivar las hortalizas.
Aquel año no había sido demasiado bueno para las frutas, pero se habían presentado selectas manzanas Verdedoncellas, Orteles y Reinetas, peras de Roma y de Agua, que hacían famosos los lugares de Carenas, Calatayud, Montón, Bubierca y Ateca, entre otros. Excepcional importancia tenían los viveros de arbolado, en cuyo cultivo eran maestros los cultivadores de Saviñán, Paracuellos, Morata y Ricla. También habían tenido su espacio la conservería vegetal, las casas de semillas y el champiñón, que había sido fomentado por la Granja Agrícola de Zaragoza.
En la revista Aragón. Revista gráfica de cultura aragonesa, nº 63, de diciembre de 1930, José María Salvador escribía un artículo titulado: "La provincia de Zaragoza concurre a la I Exposición de Horticultura de Madrid". En él señalaba que la iniciativa de esta Exposición había partido de la Sociedad General de Horticultores de España, con domicilio en Madrid. En un principio se había pensado llevarla a cabo en la primavera de 1930, pero debido a los trámites exigidos para lograr la aprobación y la subvención de parte del Gobierno, se determinó llevarla a cabo del 6 al 12 de noviembre en el Parque del Retiro, en la llamada zona de Recreos. La inauguración, que fue aplazada dos días, contó con la presencia del rey, de los ministros de Estado y de Economía, del Director General de Agricultura y de los miembros del Jurado. La Casa Real, el duque de Alba, el conde de Peñaranda, el Jardín Botánico, la Casa Spalla, de Madrid, y otras importantes casas de Valencia, Murcia y Aragón, presentaron flores, plantas y frutas. Tampoco faltaron varias firmas dedicadas a maquinarias agrícolas. El pabellón de la Cámara Agrícola de Zaragoza ocupaba el teatro de verano del Retiro, que había sido proyectado por Fernando García Mercadal. En él se presentaron planos arquitectónicos de parques, procedentes del concurso abierto por el Ayuntamiento de Zaragoza, entre los que destacaba el de Regino Borobio, fotografías de monumentos y jardines de Zaragoza, debidas a Juan Mora y Agustín Serrano, semillas de Miguel Castiella y un amplio muestrario de conservas vegetales. En el centro del escenario se colocó el escudo de la provincia de Zaragoza, que había sido trazado por el maestro jardinero del Hospicio Provincial, José Ortiz.
Al aire libre se disponía el resto de los productos presentados por los expositores aragoneses. En el centro de este espacio destacaba un tapiz, debido al jardinero del Ayuntamiento de Zaragoza, García Gazulla. La zona próxima a la verja lo ocupaban los viveristas más importantes de la provincia, que eran: Pantaleón e Ignacio Montserrat, Mariano Cambra, Pascual Sanjuán y Alfonso Sanjuán, ambos de Saviñán, Miguel Andía de Borja, Cristóbal Guerrero de Ricla y Jesús Verón de Calatayud. La sociedad Ogal de Zaragoza ofrecía una curiosa instalación dedicada al cultivo de los hongos. En pequeñas casetas se exponían las frutas. Pascual Sanjuán y Mariano Uriol, de Saviñán, exponían frutas que llamaron la atención por su calidad y su confección. También presentó frutas Alfonso Sanjuán, de Saviñán. En Heraldo de Madrid, del 12 de noviembre, se podía leer que la caseta de Mariano Uriol "supera a cuantas instalaciones figuran en la Exposición y en su sección de fruta". Alfonso Sanjuán afirmó, "con un tantico de orgullo", que "todo aquello que vemos en aquel cachico de tierra es suyo propio".
La Sociedad de Hortelanos de Zaragoza aportó un rico muestrario de hortalizas. Castiella de Zaragoza y Manuel Muñoz de Montón, presentaron patatas.
La Cámara Agrícola de Zaragoza había tenido de asesor técnico agronómico al ingeniero agrónomo y director de la Granja Agrícola, José Cruz Lapazarán, y por colaboradores a la Diputación y al Ayuntamiento de Zaragoza. Se había contado también con la propaganda de la Asociación de Labradores y del Sindicato Central de A.A.C. de Aragón, así como la importante labor de la Comisión de la Cámara, encargada de organizar esta exposición, que estaba integrada por Jenaro Poza, Ignacio Montserrat y José Cruz Lapazarán, además del apoyo de la Casa de Aragón en Madrid, presidida por Justino Bernat.
El 15 de noviembre de 1930, Antonio García Romero, Presidente de la Sociedad Nacional de Horticultura y profesor de la Escuela de Ingenieros Agrónomos, publicó en ABC de Madrid un artículo en el que recordaba las dificultades y contratiempos con los que se habían encontrado en la organización de esta Exposición de Horticultura. Escribía que las provincias que más debían colaborar, como Barcelona y Valencia, se habían hecho las sordas, "por pequeñeces incomprensibles". En cambio la provincia de Zaragoza, "la siempre valiente, con la labor desinteresada y altruista de su Cámara Agrícola, dio un ejemplo que deben seguir en lo sucesivo otras muchas provincias de señalado relieve hortícola". García Romero señalaba: "Impulsemos, favorezcamos la horticultura en sus varios aspectos, hasta conseguir sea regla general lo que hoy constituye excepción". Y finalizaba: "Dios estuvo de nuestra parte ¡No ha llovido! Ahora falta que quieran estarlo también los hombres".
En el Boletín de la Asociación de Labradores de Zaragoza y su Provincia, nº 383, de octubre de 1935, se publicaba un artículo titulado: "La Exposición Regional de Productos de la Tierra". En él se escribía que por iniciativa de los centros regionales de Madrid y patrocinado por el Gobierno, se había instalado en el Retiro la primera de las Exposiciones regionales dedicada especialmente a Aragón y la Rioja. El comité gestor había pedido su apoyo a la Asociación de Labradores, que no se había podido negar, a pesar del breve plazo de tiempo que disponían para su organización. La instalación se preparó en tres o cuatro días, cumpliendo dignamente con el cometido. El pabellón se instaló en el Retiro, bajo vigilancia de dos muchachas vestidas de baturras. Estuvieron presentes los horticultores Sanjuán y Uriol, ambos de Saviñán, Benedicto y Cambra, de Zaragoza, y otros de Calatayud, Castejón y Carenas. También participaron los Ayuntamientos de Ricla y Calanda. Sobresalía la instalación de la Sociedad Avícola. El día 26, Tomás Quintín, vocal de la Junta de Gobierno, invitó a los ex-ministros Marraco, Feced y Del Río, al gestor del Ayuntamiento de Madrid, a varios concejales del Ayuntamiento de Zaragoza, a representantes de la Asociación de Agricultores de España, Instituto del vino y otras entidades de carácter agrícola, al vicepresidente de la Casa de Aragón, a la Comisión organizadora del Congreso Médico, que se estaba celebrando en Madrid, a varios diputados a Cortes y a otras personalidades aragonesas residentes en Madrid. En el pabellón de la Asociación fueron agasajados con vinos y dulces.
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