La Comarca de Calatayud
Archivo Bibliográfico - Enciclopedia - Directorio de Empresas - Páginas de Calatayud - Noticias - Tienda - Foro - Tablón de Anuncios

Inicio/ Noticias de Calatayud

Páginas de Calatayud
GEOGRAFÍA E HISTORIA
PATRIMONIO ARTÍSTICO Y MONUMENTAL
LITERATURA
FERIAS, FIESTAS, TRADICIONES
ARTE Y ARTISTAS
BIOGRAFÍAS
TURISMO
HOTELES Y RESTAURANTES
VIAJES
ECONOMÍA
DATOS ESTADÍSTICOS
INDUSTRIA Y COMERCIO
ADMINISTRACIONES PÚBLICAS
SALUD
DEPORTE
TRABAJO
ENSEÑANZA
INFORMÁTICA
ASOCIACIONES Y COLECTIVOS
MEDIOS DE COMUNICACIÓN
VARIOS

Búsqueda de información
Google
PUBLICIDAD

San Íñigo y Saviñán

FRANCISCO TOBAJAS GALLEGO | En el Compendio de la vida y milagros del glorioso San Iñigo Abad, escrito por el monje benedictino Cayo José de Ripa e impreso en Zaragoza por Francisco Magallón en 1816, se puede leer: "La ciudad de Calatayud, augusta en el renombre, y más augusta con la gloria de muchos hijos, que honraron su patria, ilustrando al mundo, corona sus timbres con el blasón de ser dichosa madre de San Iñigo, horror del abismo en la aspereza del desierto, astro brillante en el cielo benedictino, lustre de la iglesia en la perfección de sus virtudes, y asombro del mundo en la grandeza de sus milagros". Anteriormente ya habían tratado de la vida de San Iñigo, Miguel Martínez del Villar y el jesuita Juan Bautista Dameto, que publica su historia sobre San Iñigo en 1612, en la imprenta zaragozana de Juan de Lanaja y Quartanet. En 1599 fray Antonio de Yepes continúa la Crónica de la Orden benedictina, que iniciara fray Juan de Castañeda, y en 1610 Juan Briz Martínez, abad de San Juan de la Peña, publica la historia del monasterio, donde Eneco o Iñigo se acogió a la regla benedictina. El benedictino Gregorio Argáiz, tras arduas investigaciones, ofrece tres años fundamentales en la vida del santo. El año 1000, año de su nacimiento en Calatayud, el 1035 como el de su nombramiento como abad de Oña y el de su muerte, ocurrida el 1 de junio de 1068. El padre Fernando Rodríguez, nacido en Jaraba en 1654, es autor de una Vida de San Iñigo, raro ejemplar. Juan Miguel Pérez de Nueros, en su manuscrito sobre la historia de Calatayud, también glosa la figura de San Iñigo.

De Ripa recoge en su Compendio algunos milagros obrados por San Iñigo a endemoniados, tullidos y enfermos. Se cuenta que un paralítico sanó al rozar su sagrado cuerpo, antes de ser enterrado en el claustro del monasterio de Oña. Se cuenta que en la primera traslación de su cuerpo quedaron curados cinco enfermos, al sentir la fragancia del sepulcro. En la segunda traslación, realizada el 18 de enero de 1598, encontraron al santo debajo del altar de una capilla con un pergamino. En esta ocasión colocaron sus santos huesos en una arca de plata, que depositaron en la capilla dedicada al santo. Fue entonces cuando Calatayud envió una embajada al monasterio de Oña, con la súplica de que entregaran a la ciudad una reliquia del santo, cosa que consiguió en 1600, tras no pocos esfuerzos. Ya en 1595, estando en Madrid Sancho Zapata, síndico de Calatayud, había trasladado a los benedictinos de San Martín el deseo de su ciudad de obtener una reliquia de San Iñigo. Cayo José de Ripa escribe: "Entregó, pues, el monasterio una canilla del brazo del Santo, que recibieron los diputados, bajo juramento de guardarla con fidelidad, hasta entregarla a su noble patria: y correspondió el monasterio con otro juramento de no abrir jamás aquel precioso tesoro, ni franquear ora reliquia de él por empeño superior, que mediase. El regocijo con que recibió Calatayud la sagrada prenda de su ilustre Hijo, fue correspondiente a la esperanza entretenida en seis siglos de ausencia. Eligióse por patrón suyo, y le votó su fiesta, dedicándole nueva capilla en el monasterio de San Benito, donde siglos antes había tenido propio altar San Iñigo, y noble cofradía instituida a su culto". A su llegada a Calatayud se corrieron toros jubillos, se hizo una gran procesión de Santa María al monasterio de San Benito, donde se colocó la reliquia, se predicaron sermones piadosos, se abrió un concurso de poesías alusivas al asunto y se declaró su patronado, haciendo voto la ciudad de guardar su fiesta. En 1771, el padre Iñigo de Barreda, fraile en Oña, reescribe la vida de San Iñigo en un manuscrito que se conserva en el Archivo Provincial de Burgos. En él cuenta las fiestas que celebró Calatayud en honor a su Patrón en 1740, entre el 26 de mayo al 3 de junio. El día de San Iñigo, tras la misa y el sermón, hubo procesión. Delante iba un grupo de músicos valencianos, los gigantes y los enanos, los gremios de artesanos y labradores con sus banderas y tambores, los timbales y clarines de la ciudad y las cruces de las parroquias. Les seguían algunos frailes de las distintas Órdenes de la ciudad, el clero de las parroquias y el Cabildo de la Colegiata. Y tras él la estatua de plata de San Iñigo llevada en andas, con seis infantes de coro que la alumbraban, mientras otros seis iluminaban a su reliquia. Cerraba la procesión las autoridades civiles, con sus maceros y ministros. En estos días hubo corridas de toros en la Plaza Mayor.

En el libro primero de la parroquial de San Pedro Apóstol de Saviñán, mosén Pedro Garcés, vicario en 1601, recoge de puño y letra un mandato de Juan Bitrián y Pujadas, prior de Nuestra Señora de la Peña y entonces vicario general de Calatayud, para que a partir de entonces se rezase perpetuamente el 1 de junio, día de San Iñigo. Es lógico pensar que esta observación la haría llegar también a todas las parroquias del Arcedianado, aunque esta festividad sólo se ha mantenido en la ciudad de Calatayud.

Altas/Modificaciones - Contacto - Información
© Calatayud.org 1999-2012