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| Las escuelas de Morés
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FRANCISCO TOBAJAS GALLEGO | En un artículo publicado en la revista quincenal madrileña La Ilustración de la Mujer, en el número de 30 de noviembre de 1873, Faustino Sancho y Gil escribía: "Soy de los que encuentran un placer, a ninguno comparable, visitando todos los años el pueblo de mi nacimiento. Me agrada infinito contemplar el campanario de la iglesia en cuyas aras deposité las primeras flores que cogí siendo niño; oír el tañido de las campanas que anunciaron mi nacimiento, y ojalá sean ellas quienes anuncien mi muerte...! y no puedo mirar sin lágrimas la modestísima escuela donde un maestro cariñoso me enseñó los rudimentos primeros del saber; la casa donde vivieron mis padres, mis abuelos, en la cual cada piedra me habla de una travesura infantil, de una impresión de las diferentes que el hombre recibe en sus años más tiernos, de un disgusto que quizás mezcló mis últimas lágrimas de la infancia con las primeras de la edad reflexiva". Faustino Sancho, que había nacido en Morés el 10 de febrero de 1850, estudió primeras letras en la escuela del pueblo, que regía Manuel Arévalo Asensio. A los 10 años pretendió el ingreso en el Colegio de Valldemía de Mataró, para lo cual debió realizar un examen de prueba en la Universidad de Barcelona, quedando el tribunal impresionado por su conocimiento y elocuencia.
El edificio de las nuevas escuelas de Morés, según reza una inscripción en su fachada, fue donado por Francisca Gil al pueblo el 15 de noviembre de 1913, en memoria de su hijo Faustino Sancho y Gil. Tal actitud recibió las felicitaciones del Casino Independiente de Morés y del entonces rector de la Universidad de Zaragoza, Antonio Jiménez Soler. Francisca Gil, hija de José y de Antonia Larriba o la Riva, de Morés, había casado en 1849 con Faustino Sancho Gascón, hijo de Luis Sancho, de Jarque, y de su segunda esposa Felipa Gascón, de Clarés, con quien había casado en Morés en 1816. Había contraído primeras nupcias con Violante Lafuente, de Saviñán, de la que tuvo a Juan Sancho.
Faustino Sancho Gascón, nacido en 1824, morirá en 1855 a consecuencia del cólera. A los dos años de su muerte su viuda casará con su cuñado Manuel Sancho Gascón, abogado, del que enviudó en 1894. Francisca Gil de la Riva morirá en Morés en 1926, a muy avanzada edad.
En la fachada del Grupo Escolar Maestro Pablo Luna, de Alhama de Aragón, al lado del Ayuntamiento, está grabado que el investigador Jorge Francisco Tello realizó sus primeros estudios en aquella escuela. Jorge Francisco Tello y Muñoz había nacido en Alhama el 23 de abril de 1880, en lo que actualmente es el rehabilitado balneario de Guajardo. En 1875 su padre, José Tello, había implantado un establecimiento de baños que inauguraría en 1881, traspasándolo a Guajardo en 1893.
Jorge Francisco Tello acabó la licenciatura de Medicina en 1902, matriculándose para alcanzar el doctorado. En 1905 ya es el primer discípulo de Santiago Ramón y Cajal, quien le abrió las puertas del Laboratorio de Investigaciones Biológicas, más tarde Instituto Cajal, y le nombró profesor auxiliar de Histología, Anatomía Patológica y Bacteriología. En 1911 se le pensiona para estudiar en Alemania y a su vuelta formará a los más insignes histopatólogos del país. Por oposición celebrada en 1926, gana la Cátedra de Histología, Anatomía, Patología y Bacteriología, de la que será separado tras la guerra civil española. Al morir Ramón y Cajal en 1934, será nombrado director del Instituto Cajal.
El jesuita y escritor Baltasar Gracián estudiaría primeras letras en la escuela de la plaza del Hortal de Ateca, en las antiguas casas del Concejo, donde también tenía la vivienda el maestro. Su padre, el médico Francisco Gracián, había firmado en la torre de Gaspar de Sayas de Calatayud, el 11 de junio de 1602, un contrato con los jurados de Ateca por un período de seis años, contrato que se renovaría por otro de doce años, desde 1608 a 1620, fecha de su muerte acaecida en Calatayud.
De 1603 a 1605 y de 1610 a 1613, Juan de Morlanes se ocupó del magisterio de los niños de Ateca, compartiendo en 1613 la docencia con Matías López, que enseñó también de 1605 a 1610. A partir de 1613 Julián de Valera se ocupó de enseñar a los niños a leer y escribir, contar y decir la doctrina y buenas costumbres, según se apunta en el Libro de la Receta del Concejo.
Al acabar los estudios primarios, Baltasar Gracián marchará de Ateca para estudiar al lado de "el licenciado Antonio Gracián, mi tío, con quien yo me crié en Toledo", según confiesa el escritor en su libro Agudeza y Arte de ingenio.
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