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Una ronda en Saviñán
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FRANCISCO TOBAJAS GALLEGO | El sabio profesor y mejor amigo Mariano Amada Cinto me puso al corriente de los sucesos de una ronda en Saviñán, reseñada en el periódico zaragozano La Derecha el 7 de agosto de 1890. En el mismo diario se publicó el 18 de marzo de 1891 una curiosa noticia que decía que el alcalde de Saviñán, para evitar cualquier sorpresa de alguna cuadrilla de mal vivir, había acordado establecer patrullas nocturnas con armas.
Víctor Lucea, en su artículo publicado en el número 93 de Rolde titulado "La ira del pueblo: motines y acciones de protesta colectiva en el campo zaragozano (1890-1901)", achaca las protestas populares de aquellos años a los impuestos, a las subsistencias y al servicio militar, amén de otras causas relacionadas con el ejercicio de la administración pública y con las autoridades civiles, militares y eclesiásticas. El impuesto de consumos gravaba los artículos de "comer, beber y arder" sobre el consumidor. Las crisis de subsistencias y el aumento del precio del pan, con la devaluación de la peseta, provocaron gran cantidad de motines, sobre todo en mayo de 1898. La redención del servicio militar se lograba con el pago de 1.500 pesetas, cantidad que sólo podían pagar las familias adineradas.
Pero los consumos aparecen como causa de protesta en más ocasiones, como ocurre en Moros en 1892, en Tarazona en 1895 y en Épila en 1897. En Tarazona se produjo a raíz del pago del consumo sobre el aceite. El Ayuntamiento acordó que los labradores que molieran menos de 30 arrobas, debían pagar por el total, pero los que molieran más de 30 arrobas, no debían pagar del que dijeran que iban a vender fuera de la ciudad. El 20 de diciembre un grupo de braceros armados impidieron que los hombres fueran al campo y a las fábricas. Cerca de un millar de vecinos se manifestaron ante el Ayuntamiento, pidiendo la rebaja que proponía la asociación de labradores. Un grupo de amotinados subió al salón de sesiones, coaccionando al alcalde y a los concejales, que retiraron el impuesto. Mientras tanto los vecinos armados abrían las tiendas y las casas particulares, para coger municiones, y hasta insultaron y lanzaron piedras al obispo Soldevilla, que pedía calma a los exaltados. A los dos días llegaron 43 guardias civiles y 150 soldados de infantería del regimiento de Gerona. En Acered y en 1894, según la versión del recaudador, su auxiliar, al hacer los embargos por las casas, fue apuntado con escopetas por los vecinos, que intentaron llevarse del Ayuntamiento los fondos recaudados. En Ateca y en 1900 los deudores de retrasos de consumos (casi el 75% de los vecinos) firmaron pagarés al Ayuntamiento, que quiso cobrar una vez vencido el plazo a través de demandas judiciales, llegando hasta el embargo de bienes. El 6 de junio gran cantidad de vecinos se congregaron en la plaza. "Las mujeres del barrio de San Martín y de la Camarona, barrios populosos, se presentaron en grupos excitando a los hombres a apoderarse de los pagarés para destruirlos".
En Sestrica y en 1896 la Guardia Civil, cuando conducía unas cargas de leña decomisadas a Viver de la Sierra, fue atacada por el vecindario que se oponía al cumplimiento de la orden judicial. En 1894, durante la procesión de San Pascual Bailón en Calatayud, "el santo fue vapuleado, asaeteado y herido con lechugas, confites, etcétera, zarandeándolo de lo lindo los conductores de la peana". En 1900 el cura de Illueca tuvo que salir de la villa por negarse a que tocara la banda en la iglesia, en la inauguración de un altar. Su casa fue también apedreada. En 1893 y en Villarroya de la Sierra se dice que hubo irreverencias a la salida del Viático. En el mismo pueblo en 1895 un grupo de mozos cantaban de madrugada ante la puerta del Ayuntamiento, desobedeciendo el bando del alcalde al respecto y al mismo alguacil. En las fiestas de septiembre de Ateca en 1892, los mozos intentaron subir el novillo de la corrida al palco de autoridades. En el carnaval de 1893 en Villarroya de la Sierra, una comparsa representaba a personajes políticos, a los que seguían varios pobres harapientos, significando la mala administración del país. En la noche del domingo de Pascua de 1893, tres o cuatro mozos de Saviñán rondaban sin permiso del alcalde, que había disuelto otras rondas en días anteriores, provocando un cierto descontento. El sargento de la Guardia Civil intentó entonces disolver la ronda, pero los mozos se resistían con "frases fuertes". Los guardias consiguieron detener a cinco jóvenes. Al día siguiente los jornaleros no acudieron al trabajo, pues se corría el rumor que los presos iban a ser trasladados a Calatayud. Trescientos vecinos acudieron a la plaza pidiendo la libertad de los mozos y haciendo grupos por las calles. Pero el Gobernador envió a 20 parejas de la Guardia Civil para imponer el orden y el traslado de los presos a Calatayud se hizo de madrugada, sin enterarse los vecinos.
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