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La justicia en una ocasión y el fuego en
otra, dieron al traste con el patrimonio
histórico de Purroy
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SANTIAGO GIMENO VAL | En el año 1591 Antonio Pérez, Secretario de Estado de Felipe II y oriundo de Monreal de Ariza, decidió huir desde Madrid a Zaragoza para ser protegido por los fueros aragoneses con el fin de eludir una condena del Rey, ya que Felipe II le quería detener por una serie de sucesos ocurridos en la Corte.
Ante la negativa de Felipe II a asumir que su secretario eludiese la justicia, decidió mandar un ejército formado por 40.000 hombres con el fin de que lo detuviesen y lo llevasen a Madrid para ser juzgado allí.
Ante dicha amenaza Juan de Luna y Celdrán, que en esos momentos era Diputado Noble de Aragón y Señor de Purroy, animó a Juan de Lanuza que era el Justicia Mayor de Aragón para que se pusiese al frente del ejército fuerista formado por 10.000 hombres para hacer frente a las tropas del Rey.
Debido a la diferencia de fuerzas entre un ejército y el otro, los aragoneses claudicaron ante las tropas de Felipe II, lo que conllevó a la ejecución de Juan de Lanuza como cabeza más importante al frente de Aragón.
Juan de Luna y Celdrán, Señor de Purroy, llevó la misma suerte, fue decapitado y su cabeza colgada con un clavo de la puerta de la Diputación, desde el 19 de octubre de 1592 hasta el 11 de septiembre de 1599, con un letrero para que alertase de lo que le podía ocurrir a los que desobedeciesen las órdenes del Rey.
Además su sentencia de muerte conllevó la confiscación de todos sus bienes y la orden de demolición de su castillo situado en Purroy y la propiedad del pueblo que fue a manos del fisco real.
Es decir, que en el año 1592, el castillo del Señor de Purroy, que según investigaciones sobre los restos que aun quedan, estaba ubicado en la parte alta del pueblo, fue destruido y eliminado del lugar.
Pasan los años, sigue la historia y el 13 de enero de 1609 el Rey concede el título de Barón de Purroy a Juan de Chavarri y Larrain, este construye un Palacio en las cercanías del río Jalón a finales del siglo XVII y con el paso de los años el día 22 de julio de 2009 con una temperatura de 41 grados centígrados a la sombra, un fuerte bochorno que soplaba del Oeste y los equipos de extinción de incendios en mínimos debido a que estaban apagando otro incendio que se había iniciado unos días antes en la provincia de Teruel, no pudieron hacer frente al devastador fuego, provocado según un testigo presencial por la caída de unas chispas con motivo de la fricción entre unos cables eléctricos, lo que originó la quema del Palacio del Barón de Purroy, teniendo que intervenir dos palas excavadoras y derruirlo para que el fuego no entrase en las casas contiguas.
El fuego siguió el curso del río Jalón, aguas abajo desde el puente de Purroy y calcinó completamente la vega de Purroy, la de Villanueva de Jalón, parte de la de Chodes, parte de la de Morata de Jalón y una zona de monte de Arándiga, dejando todo con un aspecto lunar, donde la vegetación había sido calcinada sin ninguna contemplación.
En total se calcinaron más de 400 hectáreas, la mayor parte de árboles frutales, campos de alfalfa, huertos y un sinfín de partidas en secano, quedando arrasados almendros, cerezos y olivos, bastantes de ellos centenarios.
Cosas del destino, 417 años después de que la justicia ordenase la demolición del castillo del Señor de Purroy, esta vez los avatares del destino quisieron que otra joya de la historia de Purroy, diese con sus paredes en el suelo y reducido a escombros.
En definitiva, en el año de 2009 el pueblo de Purroy se quedó huérfano de todo vestigio que mostrase su rica historia, en un caso la justicia y en otro un incendio, fueron implacables con su patrimonio.
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