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El Museo del Calzado de Brea

FRANCISCO TOBAJAS GALLEGO | Este interesante museo nace en mayo de 1998, tras la cesión al Ayuntamiento de las herramientas artesanales de Manuel Trasobares Gimeno. Entre sus objetivos destaca la creación de un Centro de Estudios dedicado a recopilar, conservar y divulgar materiales y testimonios históricos, siempre relacionados con la industria del calzado, desde sus orígenes hasta nuestros días. En sus paneles divulgativos se condensa la historia de las tenerías de Brea, ocupación que se reorienta más tarde hacia la producción del calzado. En sus vitrinas se exponen las distintas herramientas utilizadas para la confección del calzado, cedidas por la familia Trasobares Serrano, y algunos elementos relacionados con estas actividades.

Brea aparece documentada en 1128, bajo el mando de un tal Capoz, "Capoz in Brea". También aparece como lugar de realengo en 1254. Será en la segunda mitad del siglo XIII cuando debió engrosar el patrimonio de los Gil de Vidauré, pero en 1294, Jaime II confirma al Cabildo de Santa María del Pilar de Zaragoza las concesiones y donaciones hechas por sus predecesores.

El cultivo del zumaque por los musulmanes fue muy practicado en las riberas del Isuela y del Aranda, y esto demuestra una estrecha relación entre las actividades agrarias y las artesanales, ya que el zumaque era utilizado para curtir y para fabricar tinta, por su gran cantidad de tanino. Los musulmanes serán los que inicien en Brea el curtido de pieles, explotando los bosques de robles y carrascas, ampliando el escaso terreno de la vega, abriendo para ello dos acequias. La Molinar, que pasa por la villa, serviría para el curtido de las pieles en las tenerías. Pero la expulsión de los moriscos en 1610, deja vacías las tenerías. Los de Brea dispusieron de seis meses más de plazo para arreglar sus negocios y el 21 de julio salieron de Brea, dirigidos por Manuel Ponce de León, cruzando a Francia por Somport y declarando en la frontera 250.000 ducados en numerario.

En 1617 el Cabildo fija dos nuevos fueros y estatutos a la nueva población de Brea, que en 1650 ya cuenta con 129 fuegos. Dos años más tarde las tenerías ya se encontraban en pleno rendimiento.

Las fábricas de Brea fueron las únicas de Aragón en recibir incremento en el siglo XVIII. Hacia 1795 se contabilizaban 27 fabricantes con 40 oficinas. Por entonces se trabajaban 84.550 pieles. El Cabildo, para alentar la aplicación de los labradores, perdonó los atrasos que le debían algunas heredades de las faldas de los cerros, reduciendo también el treudo, quedando asimismo libres de décima por algunos años.

Por Real Cédula de 18 de marzo de 1783, se declaró que, en adelante, todos los oficios habrían de ser tenidos por honestos y honrados, el de curtidor, herrero, sastre, zapatero, carpintero "y otros a este modo". Se declaró también que dedicarse a ellos no envilecía a la persona ni a su familia, ni inhabilitaba para obtener empleos municipales y tampoco su ejercicio perjudicaba "para el goce y prerrogativas de la hidalguía, a quienes la tuvieran legítimamente".

A mediados del siglo XIX se superó la crisis gracias a la demanda de abastecimiento de botas para el ejército. Pero las crisis políticas de finales de siglo, la emergente mecanización de la industria del curtido y el descenso de población a causa del cólera, provocarán el cierre de las tenerías. Ante esta difícil situación, los vecinos de Brea reorientan su actividad hacia la producción de sandalias.

En 1930 trabajaban en Brea 300 zapateros. Por entonces aparecen las primeras máquinas de coser, aunque todavía se mantenía el proceso de producción artesanal. Los años 60, con la apertura de mercados exteriores y el Plan de estabilización, fueron muy favorables para el sector. Pero con la incorporación de las cadenas de fabricación del calzado y la fuerte competencia, Brea sufrirá varias crisis cíclicas, con reestructuración y cierre de empresas, que deberán soportar altibajos económicos y productivos. La Asociación de Empresarios del Calzado, que se fundó el 23 de febrero de 1977, cuenta en 1998 con 46 asociados, 14 de ellos de Brea.

Según Hulten, el museo del futuro "será el lugar por excelencia para la comunicación, para el encuentro, para la difusión, será un instrumento de reflexión". El Museo del Calzado de Brea tiene por delante una interesante, admirable, seductora y necesaria labor a realizar.

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