Por medio de Miguel Ángel Rodríguez nos llega una foto del busto del General Francisco Ballesteros, enterrado en el cementerio del Père-Lachaise en París. Allí entre las glorias militares napoleónicas, reposan los restos de este general y político español.
Nacido en Brea de Aragón (Zaragoza) en 1770, luchó contra los franceses en las guerras revolucionarias en 1794. Apartado del servicio en 1804, fue rehabilitado por Godoy, que le nombró Visitador General de la Renta del Tabaco y Resguardo de Aduanas del Principado de Asturias (jefe de aduanas). Empezada la Guerra de la Independencia, la Junta Suprema de Asturias le promueve el 24 de mayo de 1808 al empleo de coronel y es nombrado comandante general de la División de Vanguardia de Asturias, luchando (y perdiendo) contra los franceses en diversos combates en el norte de España. Después de eso, la división pasó al Ejército de la Izquierda al mando de Blake y Castaños y luchó con variado éxito en Extremadura y Huelva contra los franceses en la batalla de Villanueva de los Castillejos y en muchas otras acciones. Participó con su división en la batalla de La Albuera el 16 de mayo de 1811 y liberó Málaga de tropas francesas en agosto de 1812.
En 1815 fue nombrado Ministro de la Guerra por Fernando VII, aunque cayó en desgracia por culpa de la camarilla clerical de la corte, lo que le valió ser expulsado con media paga a Valladolid con la mitad de la paga. Tras el inicio de la Revolución de Riego en 1820 fue llamado de vuelta a Madrid, donde se negó a reprimir las manifestaciones civiles y exhortó al rey a firmar la Constitución de 1812, cosa que éste hizo el 10 de marzo con su Juramento que incluye el ahora famoso "Marchemos francamente, y yo el primero, por la senda constitucional" .
Francisco Ballesteros se convirtió en vicepresidente de la junta provisional desde cuyo puesto cerró muchas cárceles de la inquisición y devolvió las libertades municipales. El 7 de julio de 1822, se enfrentó con éxito a la Guardia Real y evitó la caída de la Constitución. Fue nombrado Capitán General de Madrid. En 1823 luchó contra los 'Cien mil hijos de San Luis' del Duque de Angulema en Navarra y Aragón, pero finalmente tuvo que entregarse en agosto de 1823.
El 1 de octubre de ese año, Fernando VII anuló todas las actuaciones del gobierno constitucional y destituyó a todos los funcionarios y oficiales que no habían sido fieles. Ballesteros se retiró a Cádiz, desde dónde huyó en un barco inglés, ya que la amnistía de 1824 le había excluido expresamente. A partir de ese momento se asentó en París, donde murió el 29 de junio de 1832.
La canción 'La Trágala' se refiere precisamente a la actitud del rey frente a la Constitución.