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Paulino Pallás (II)


Paulino Pallás

FRANCISCO TOBAJAS GALLEGO | A principio del siglo XX, la sociedad española era mayoritariamente agraria, aunque ya se apreciaba un importante proceso migratorio a las ciudades. Tras el desastre de 1898, con la pérdida de Cuba y Filipinas, se producirá una recaída de la industria textil catalana. Coincidiendo con la Primera Guerra Mundial (1914-1918), se iniciará un periodo de expansión, recayendo en 1920. La industria catalana trabajaba para los aliados, por ello los alemanes montaron unos servicios de espionaje en los centros industriales y en los puertos. El barón de Koenig (un falso barón llamado Fritz Stallman) estaba al frente de este servicio de espionaje. Uno de sus subordinados sería Bravo Portillo, inspector de policía de Barcelona, a cuyas órdenes tenía a elementos armados del bajo fondo barcelonés, con la intención de atemorizar a los industriales y especuladores que abastecían a los aliados, intentando provocar huelgas para que no se pudiera cumplir con los pedidos. Para despistar asesinaban a patronos y a obreros.

En 1918, el diario de la CNT Solidaridad Obrera desenmascaró a Bravo Portillo, que fue destituido y encarcelado. Una vez libre y readmitido en el cuerpo, puso en funcionamiento a sus bandas de pistoleros contra la CNT. Al acabar la guerra en 1918, todos estos pistoleros y espías quedaron sin trabajo. El industrial Miró i Trepat, con la venia del capitán general de Cataluña, general Joaquín Milans del Bosch, ofreció sus servicios a la Patronal. El barón de Koenig ofrecía también su protección a los patronos más amenazados a cambio de dinero, aunque en muchos casos, la víctima no estaba amenazada. En julio de 1919 murió el militante de la sección de Tintoreros Pablo Sabater y dos meses más tarde le llegaría el turno a Bravo Portillo.

Con el despido de ocho trabajadores que habían organizado un Sindicato Independiente en la empresa La Canadiense, principal empresa suministradora de energía eléctrica, se iniciaría en solidaridad una huelga el 5 de febrero de 1919, que se prolongaría 44 días, convertida en huelga general. Con ella se paralizaría el 77% de la industria catalana. Barcelona se quedó sin energía eléctrica y dejaron de funcionar los tranvías, proclamándose el estado de guerra.

El entonces gobernador militar de Barcelona, general Martínez Anido (febrero 1919-octubre 1920) habló con el gobernador civil Carlos y Bas. Como los métodos pacíficos no daban resultados y los atentados se sucedían, Anido le propuso fusilar sin formación de causa a unos cuantos cabezas visibles de sindicalistas (Seguí, Pestaña…) y republicanos como Companys y Layret, abogados de la CNT. El gobernador le replicó: "Mi general, yo soy gobernador pero no asesino". Anido le animó a dejarle su puesto y a los pocos minutos el ministro de Gobernación le conminaba a Carlos y Bas a dimitir. Martínez Anido será nombrado gobernador civil el 7 de noviembre de 1920. El día 20 serán detenidos 64 sindicalistas y el día 30 más de 300 hombres, casi todos cenetistas, serán conducidos de la cárcel Modelo al barco La Giralda, que los llevará al castillo de La Mola, en Mahón. Aquel mismo día, al salir de su casa en la calle Balmes nº 26, acompañado de la esposa de Companys, para interesarse por los detenidos, fue asesinado Francisco Layret.

En el periódico El Sol del 28 de junio de 1934, Fulgencio Vera confesaba ser el autor de la muerte del abogado Layret, aunque inculpaba también a Pallás. Vera cobró menos que sus cómplices y Ramón Sales, líder del Sindicato Libre, le dijo que si quería cobrar como todos debía asesinar a Eduardo Layret, hermano de Francisco. Vera no aceptó y siendo amenazado pasó a Francia.

Ramón Sales ingresaría en el Sindicato Mercantil de la CNT, pero en desacuerdo con sus ideas libertarias, fundaría en diciembre de 1919 la Unión de Sindicatos Libres, con otros miembros carlistas del Ateneo Obrero Legitimista. En 1923 el Sindicato contaba con 200.000 miembros, las tres cuartas partes en Barcelona. Paralelamente, el Congreso Nacional de la CNT, celebrado en el Teatro de la Comedia de Madrid, del 10 al 18 de diciembre de 1919, reunió a 450 delegados, que representaban a más de 700.000 sindicalistas, más de la mitad en Cataluña. El 12 de diciembre tendrá lugar una reunión entre Anido y Sales, para crear una alianza entre ambos para acabar con la CNT.

La Voz informaba el 25 de mayo de 1931 que Paulino Pallás contaba que su padre, antes de morir, pidió a Anido que no abandonase a su familia. Pallás fue corneta en el regimiento del entonces oficial Anido, para pasar luego a otro de Artillería. Al licenciarse fue uno de los sindicalistas más exaltados de Barcelona. Fue detenido y torturado, pero con el tiempo se arrepintió e ingresó en el Sindicato Libre, a las órdenes de Anido y de Arlegui. El Sindicato Libre estaba apoyado por la Patronal, la España Industrial, el Fomento del Trabajo Nacional, la Hispano Suiza, Miró i Trepat y el Sindicato de Banca y Bolsa.

Con Anido y Arlegui, la policía inauguró un procedimiento de exterminio muy expeditivo, la Ley de Fugas. A horas intempestivas invitaban a salir a la calle a los presos de las cárceles o de los centros policiales diciéndoles que quedaban en libertad. Camino de casa eran asesinados por los pistoleros del Sindicato Libre. El 18 de enero de 1921 era asesinado el inspector Espejo. Aquella noche Arlegui dará orden de aplicar la Ley de Fugas a varios cenetistas. El 7 de febrero de 1921, el diputado socialista Besteiro preguntó al gobierno por la Ley de Fugas, pero siempre respondía con evasivas. En venganza, tres hombres de la CNT asesinaron en Madrid el 8 de marzo de 1921 a Eduardo Dato, presidente del Gobierno.

El 26 de agosto de 1922 Ángel Pestaña será objeto de un atentado mientras pronunciaba un discurso en Manresa, del que resultó herido. A las puertas del hospital lo esperaban los pistoleros del Libre para asesinarle. Alarmado, Indalecio Prieto llamó a Sánchez Guerra, Presidente del Consejo de Ministros, para informarle de lo que ocurría. Sánchez Guerra telefoneó a Anido para que destituyera a Arlegui, pero Anido no aceptó. Para evitar las dimisiones, Feced, un traidor al servicio de la policía, propuso atentar contra Anido y Arlegui, en inteligencia con sus falsas víctimas. Los dos asistirían a una función de gala en el Liceo. A su término pasarían por las Ramblas camino del Palacio de Gobernación, cruzando por la antigua jefatura de policía. Cerca de la Capitanía General, Feced y Tejedor lanzarían unas bombas cargadas de aserrín contra el coche oficial. Claramonte y Pellejero dispararían desde un sidecar, mientras cinco hombres estarían apostados para cubrir la retirada. Tejedor y Pellejero eran policías disimulados, que Feced dijo que habían llegado de Rusia. Feced hizo venir de Valencia a Claramonte con su sidecar y llamó a cinco hombres de acción de Badalona. Estos seis eran los auténticos terroristas. Feced y sus compinches llegaron en tren a Barcelona el día del atentado. En un bar cercano a la estación de Francia tenían que entregarles las armas y las bombas. Pero de los cinco terroristas, sólo tres entraron al bar, los otros dos desconfiaron y quedaron a la expectativa. A los cinco minutos salieron Feced y Tejedor con diez polizontes al menos, llevando de rehenes a los tres terroristas que se habían adelantado. Feced excusó a los otros dos, tachándoles de cobardes. Los dos terroristas que no se atrevieron a entrar al bar, sembraron la alarma entre los militantes más destacados de Barcelona. Las redacciones de algunos periódicos fueron informadas del atentado que se iba a producir. Pero la farsa continuó. Feced señaló el coche oficial. Claramonte puso en marcha la motocicleta, mientras Pellejero le apuntó con su pistola. Claramonte se adelantó y le disparó. Murieron los dos, pues Tejedor disparó a Claramonte. La noticia llegó al Gobierno y a Sánchez Guerra, que aquella misma madrugada destituiría a Anido y a Arlegui. Era el 24 de octubre de 1922. A primeras horas de la mañana las comisarías estaban a rebosar de detenidos. El atentado iba a servir para justificar un exterminio ejemplar, que se evitó con la destitución de Martínez Anido.

El 10 de marzo de 1923, pistoleros del Sindicato Libre asesinaron a Salvador Seguí e hirieron a su acompañante Francisco Comas, que moriría más tarde. En venganza de estos crímenes fue asesinado el 17 de mayo en León el gobernador de Vizcaya y el 4 de junio en Zaragoza el cardenal arzobispo Juan Soldevilla.

El 13 de septiembre de 1923 se produjo el pronunciamiento de Miguel Primo de Rivera, capitán general de Cataluña. La Correspondencia militar del 24 de mayo de 1931 contaba que durante la Dictadura de Primo de Rivera, Pallás se presentaba en Zaragoza como delegado de los Ministerios de Trabajo y de Gobernación. En la dictadura de Primo de Rivera, Martínez Anido fue nombrado Ministro de la Gobernación (1925-1929). Pallás hacía alarde de su historia de pistolero y mostraba con orgullo una herida causada por otros pistoleros, al evitar el secuestro en Barcelona de la hija de Martínez Anido.

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