Castillo de La Vilueña
El castillo pudo ser levantado
por orden de Pedro IV, gran constructor de fortalezas, durante el siglo
XIV como consecuencia de las guerras
con Castilla, ya que la población se encuentra enclavada en
terreno llano y su defensa se hacía muy dificultosa.
Es un recinto amurallado
de planta rectangular de unos treinta metros de eje máximo, con
una de las esquinas formando un ligero chaflán por exigencias del
terreno donde se asienta, sobre un espolón en un extremo de la población.
Se conserva en toda su integridad y sus muros alcanzan una altura entre
tres y cinco metros. Su obra es de mampostería con la parte alta
de tapial prensado formando un encofrado que se ha ido erosionando a lo
largo de los siglos. Conserva la puerta de ingreso, rectangular y destacada
del muro, situada en la cortina que mira hacia la campiña, junto
a un robusto torreón cuadrado con aparejo de tapial y ya muy deteriorado.
En uno de los ángulos
se eleva otro torreón de la misma factura, pero mejor conservado;
en sus caras presenta saeteras y una ventana en arco de medio punto en
el paño que mira intramuros; sobre él se construyó
un cuerpo de campanas mudéjar rematado por un capitel.
La iglesia
parroquial, unida a los muros del recinto fortificado del antiguo castillo,
es de estilo gótico-mudéjar con nave cubierta con techumbre
de madera sobre grandes arcos apuntados. (Aurelio Cabañas Boyano)
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