Retablo de la Virgen del Rosario |
Sabemos
, por una vendición de comanda efectuada entre Miguel Jerónimo
de Rada, notario de Calatayud,
que el retablo de la iglesia parroquial de Villalba de Perejiles, fue dorado
y estofado en 1616 por el pintor Juan
Ferrer, vecino de dicha ciudad de Calatayud.
Por el mismo documento sabemos que dicha capitulación fue hecha
entre el mencionado pintor y mosén Domingo Hernández, vicario
y prior de la cofradía del Rosario de dicho lugar, el 12 de febrero
de 1616, ante Juan García Yus, notario de Belmonte. La obra fue
contratada en tres mil
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trescientos sueldos pagaderos en cinco plazos anuales
a partir del año 1617.
Los pagos se efectuaron en
los plazos previstos. según se deduce de un finiquito otorgado por
Juan Ferrer,
el 25 de enero de 1622, a favor de dicho prior mosén Domingo Hernández,
siendo testigo del mismo los plateros Domingo Ubau y Lucas Marcos, vecinos
de Calatayud.
Aunque de este retablo solamente
hemos encontrado los datos referentes a la policromía de mismo,
creemos que debe tenerse como obra salida de los talleres de los escultores
Francisco
del Condado y Juan de Velasco, dada la similitud existente entre los
rostros de los personajes que forman el relieve de la Venida del Espíritu
Santo y los rostros de los distintos personajes que integran el retablo
de la Virgen del Pilar de Fuentes
de Jiloca, realizado en 1615 por ambos escultores.
Es un retablo de pequeñas
proporciones. Mide 3 metros de alto por 2,50 de ancho. Un banco, un solo
piso y ático integran los elementos horizontales; tres calles, más
ancha la central que las dos laterales, integran los elementos verticales.
Sobre los cuatro plintos
del banco descansan los elementos sustentantes que forman el primer piso,
integrados por dos columnas corintias con los fustes decorados en su tercio
inferior y estriados los dos restantes, y dos pilastras con los fustes
acanalados y capiteles formados por una gran hoja de acanto a modo de ménsula
sobre los que descansa un entablamento formado por un arquitrabe liso,
friso decorado y cornisa muy volada.
El ático está
formado por un casetón central flanqueado por columnas corintias
con los fustes acanalados, sobre las que descansa un entablamento de las
mismas características que el del primer piso, rematado por un frontón
curvo.
Este retablo, teniendo en
cuenta la clasificación dada por J. J. Martín González,
puede incluirse dentro del tipo retablo-rosario, formado en este caso or
los misterios más íntimamente relacionados con la vida de
la Virgen. No hay orden cronológico alguno en la colocación
de los relieves. (Agustín
Rubio Semper)
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