Reconstrucción de la mezquita-iglesia de Villalba
(Dibujo: J. M. Establés) |
Villalba
de Perejil es un pequeño pueblo de 130 habitantes , situado en la
ribera del río
Perejiles, antes llamado río Miedes. Dista de Calatayud
unos 10 km. Su iglesia de San Cristóbal es barroca, como su torre.
Pero en 1983 se descubrieron en el exterior del muro oriental de la iglesia
tres pequeños arcos de herradura cegados, que han sido identificados
como pertenecientes a una mezquita ìno anterior al último tercio
del siglo
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XI. Casi en prolongación de este muro de los arcos,
y alineados con él, se encuentran los restos de una torre de mampostería
de yeso revocada, de planta cuadrada algo irregular, con unos 4,40 m. de
lado . Actualmente tiene solo unos 11 m. de altura, pues fue desmochada
y hoy se cubre con un sencillo tejado a un agua. Se accede a la torre desde
la sacristía a través de una puerta de arco apuntado. La
parte inferior es una estancia cubierta con bóveda de cañón
apuntado, perpendicular al muro de arcos. Su nivel está por encima
de la base de los arcos. Se ilumina por una saetera en el lado oriental,
por donde se aprecia el grosor de la pared, 85 centímetros. Por
encima de la sacristía se puede entrar en la parte superior de la
torre, ya ahí completamente hueca, que tenía dos plantas
más, sobre forjados de madera, disminuyendo el grosor de los muros
con la altura.
Como se puede apreciar, la
estructura de esta torre es la misma que la de algunos torreones defensivos
de la zona. Pero hay un importante indicio que señala que si fue
un torreón militar, no fue esa su única función: Al
exterior, y en lo más alto del paramento Este, hay empotrados dos
discos de cerámica vidriada, de color verde oscuro, de unos 20 cm.
de diámetro. Son cóncavos y su ala es vertical, mostrando
un perfil igual al de los ataifores de los siglos X y XI, como ya comentábamos
en las generalidades sobre decoración cerámica. En el lado
sur se ven restos y huellas de otros tres discos. Sin duda una banda de
estas piezas (unas 8 ó 9 por lado) circundaba la torre a esta altura.
No sabemos si la decoración se prolongaría más arriba,
o si continuaría la obra en ladrillo, como en otras torres próximas.
Lo que es innegable es que la cerámica tiene una misión ornamental,
por lo que la torre, aparte de sus cualidades defensivas, tuvo una función
religiosa. Lo más lógico es suponer que sirviese como alminar
de la mezquita cuyos restos se conservan, quedando la duda de si en su
origen sería una torre defensiva, posteriormente decorada y convertida
en alminar, o se edificaría a la vez que la mezquita con esa doble
función. (Agustín
Sanmiguel Mateo)
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