Ermita de San Marcos
La localidad cuenta con un
castillo,
que se llamó de Villafeliz -en fin de cuentas, es la traducción
correcta de Villafeliche-, y existía ya en época musulmana.
Alfonso VII de Castilla la dio al obispo de Sigüenza durante su breve
dominio en Aragón occidental, en 1135, y desde 1142 perteneció
a la comunidad de Daroca. Pedro II lo donó posteriormente a los
monjes del monasterio de Piedra,
y en 1229 lo recuperó Jaime I, que lo entregó al obispo de
Tarazona, primo -el documento lleva fecha de 11 de abril de 1253-, y
Sancho Fernández de Azagra, segundón de la casa de Albarracín,
cuatro años más tarde. "En 1366 -refiere Guitart- se produjo
un cambio de apellido por la boda de Emilia Ruiz de Azagra con Fernán
López de Luna, señor de Ricla. Un nuevo afeminamiento tuvo
lugar en el siglo XVI por el matrimonio de Francisca de Luna con Diego
de los Cobos, secretario de Carlos V, el cual recibió el título
de conde de Camarasa en 1543, y sus sucesores el de condes de Ricla (1589)".
El castillo se edificó
en un espolón, encima del caserío. Los restos que han llegado
a nuestros días -lienzos de muro, la torre mayor y varios torreones
cuadrados- datan de los siglos XIII o XIV.
El casco urbano se orienta
hacia la vega del Jiloca,
con algunas de sus casas escalonadas para adaptarse a los desniveles del
terreno. El Ayuntamiento se alza en la plaza, y es un edificio singular,
formado por cinco pilastras de ladrillo y dos plantas. Entre las pilastras
se voltean los arcos de medio punto, que luego han sido cerrados. Es obra
del siglo XVII. También quedan restos de la mezquita árabe
descrita por Madoz, que tenía capacidad para 400 personas; tenía
planta irregular bastante alargada, con puerta arquitraba en el muro sur,
de tapial y adobes, y contrafuertes de ladrillo.
La iglesia
parroquial está dedicada a San Miguel. Es un edificio de grandes
dimensiones, con fábrica de ladrillo y tapial. La portada se abre
con arco de medio punto, encuadrada por dos pilastras que sostienen el
correspondiente entablamento, y sobre él una hornacina, todo ello
correspondiente al siglo XVII. En principio, la fachada fue proyectada
para dos torres y luego sólo construyeron una, en el lado de la
Epístola; su primer cuerpo sube de planta cuadrada, decorado con
cuatro franjas de ladrillos en picos, y luego alza tres mas, octogonales,
con ventanas de arco de medio punto y fajas decorativas similares a las
del cuerpo inferior ya descrito. Remata en chapitel bulboso, que recuerda
un tanto al de la Seo de Zaragoza. La torre está fechada en 1618,
según puede leerse en su parte baja. Sobre la cubierta resalta asimismo
la cúpula, del siglo XVII, adornada con cerámica de reflejos.
El interior de la iglesia consta de tres naves, separadas entre sí
por pilares cuadrados, cubiertas por bóvedas de lunetos, y cúpula
sobre pechinas en el crucero, al igual que las dos capillas de la cabecera.
Tiene coro en alto, a los pies. Los retablos son de los siglos XVII y XVIII.
Uno de ellos está dedicado a San
Ignacio Delgado, hijo de la villa, que marchó a misiones a Filipinas
en el siglo XVIII, a finales, y murió mártir el 24
de julio de 1838, a los setenta y tres años de edad, siendo obispo
titular de Melipótamos y, como tal, vicario apostólico en
Tonkin oriental, hoy Vietnam del Norte.
Sobre un cerro próximo
al pueblo se levanta la ermita de San Marcos, que es barroca, del siglo
XVII, con retablos del XVIII. Alza espadaña de un vano y luce puerta
de arco de medio punto, con frontón curvo partido. Su fábrica
es de ladrillo y tapial. Su interior se compone de tres naves, planta de
cruz griega con los tres brazos terminados en ábsides circulares.
Las naves se cubren con bóveda de lunetos, el crucero con cúpula
sobre pechinas y los ábsides con cascarón reforzado mediante
nervios.
La ermita dedica a San Cosme
presenta la particularidad de reproducir casi exactamente la de San Marcos,
pero en tamaño reducido, y es asimismo obra del siglo XVII.
También se cita la
ermita de San Roque. (Alfonso Zapater Gil)
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