sus aptitudes musicales -no hay que olvidar
que era nieto del maestro Úbeda, autor y director de la Banda de
Bomberos de Valencia- comenzó sus estudios con gran sacrificio familiar. A los 24 años estrenó
en el Teatro Libertad (después de La Princesa) de Valencia la zarzuela
en dos actos con dieciséis cuadros musicales titulada "Rocío,
la Mejorana". En 1937 y en colaboración con el maestro Izquierdo,
director de la Sinfónica de Valencia, estrenó en el Teatro
Apolo valenciano "El mesón de la manchega", con tres actos y ocho
números musicales. En 19328 llegó a las 300 representaciones
en el Teatro Lírico de Valencia con "La moza del carrascal", zarzuela
de la que es autor de música y letra.
Entre su numerosa producción
tiene varias canciones para su hermano Ramón, que era barítono,
durante su campaña por América. Fue maestro director de la
Compañía de Zarzuela de la Barandalla y Araiz, y estuvo de
maestro titular en el Teatro Alcázar de Valencia, e incluso llegó
a tener una compañía de variedades. Ya en su etapa bilbilitana,
estuvo en el Festival Infantil de TVE con la canción "Dan, din,
don", compuso la letra y música del himno del C. D. Calatayud, no
en vano el fútbol era su deporte favorito, e hizo muchos arreglos
para la Coral Bilbilitana, como "Al viejo rincón", "La Olivera",
"Voy a subir a Covadonga"Ö Estuvo en el jurado de los dos festivales de
la canción juvenil que, "Imagen, Palabra y Letra" organizó
en Calatayud, y guardo como un tesoro la partitura del himno-marcha "Oh,
juventud", dedicado a dicho festival con música y letra de Vicente
Estarelles, compuesto en 1979, y que no se pudo estrenar, porque al año
siguiente desapareció el grupo cultural, que lo organizaba.
Terminada la guerra civil,
no le permiten trabajar en ningún sitio, haciéndole la vida
imposible, por lo que tiene que marcharse a Asturias en 1943, pues estando
con la compañía del maestro Padilla en gira por Galicia y
Barcelona, cuando llegaron a Valencia lo despidieron. Su delito (?) había
sido trabajar, y con éxito, en un trozo de España oficialmente
republicana.
Para Vicente Estarelles,
Asturias le guardaba a quien iba a ser su mujer, un mirlo blanco con sus
mismos gustos e ideas, como el músico decía.
Estarelles se ganaba la vida
dando clases y haciendo trabajos derivados de la música. Esta faceta
le hizo marchar a Soria a montar un órgano. Allí su
hija conoció a un hombre, que era de Calatayud, y el matrimonio
de ellos fue el empujón que llevó a Estarelles a fijar su
residencia a orillas del Jalón.
Vicente Estarelles tocó
el éxito y no le dejaron caminar sobre él, a cambio encontró
la satisfacción familiar en la que centró su vida bilbilitana.
El artista olvidó su bohemia y se encerró en su entorno,
quiso pasar desapercibido, pero no lo logró con quienes llegamos
a conocerle. (Sergio
Zapatería Guadalquivir)