Esta población pasó
a manos cristianas a raíz de la conquista de Zaragoza, siendo posteriormente
el centro de un señorío eclesiástico cuya jurisdicción
se extendía también a Aguarón y Tabuenca. Según
la tradición, a mediados del siglo XII la castellana Toda Ramírez
obtuvo el beneplácito de San Bernardo de Carvajal para la fundación
de un convento femenino, sujeto a la regla cisterciense. Sin embargo, hasta
1188 Alfonso II no donó los términos de la villa, junto con
los de Tabuenca y Aguarón. Dos años más tarde la abadesa
otorgó a sus vecinos una carta de población. Espiritualmente
Trasobares dependía de los abades de Veruela, pero sobre sus vasallos
y sus tierras las abadesas tenía total poder y jurisdicción.
Los reyes aragoneses con sus privilegios y exenciones favorecieron en gran
manera a este monasterio. A la muerte de Martín I su abadesa se
declaró partidaria de Antón de Luna, aliado del candidato
Jaime de Urgel, no aceptando a Fernando I, elegido en el Compromiso de
Caspe; ante esto Benedicto
XIII decretó el fin del monasterio, aunque posteriormente Martín
I anuló esta decisión (Ana Isabel Lapeña Paúl)
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