Castillo de Torrijo de la Cañada
El núcleo y su castillo
pasaron durante la Edad Media de manos aragonesas a castellanas en varias
ocasiones, por lo que Pedro IV de Aragón ordenó en 1357 despoblar
la mitad del lugar y fortificar la otra mitad situada junto al río.
A pesas de estas medidas, al año siguiente fue conquistada por los
castellanos, quienes dejaron como alcaide a Hernán Gutiérrez
de Sandoval. Fue invadida nuevamente por Castilla en 1359 a causa de un
levantamiento de los vecinos y el asesinato del gobernador castellano.
Aunque fue recuperada por
los aragoneses, sufrió continuas invasiones en los años siguientes
y tuvo que ponerse en estado de defensa en los confrontamientos con Castilla
en 1452.
Airoso castillo situado sobre
la cota máxima de la población, enriscado sobre un imponente
peñasco. Su posición estratégica podría valorarse
más que su propia fortaleza.
Para su acceso existe una
pista que bordea la montaña por la parte posterior, aunque la puerta
de ingreso a este recinto se sitúa por el lado que mira a la población;
estaba protegida por una pasillo amurallado que asciende desde el poblado;
el acceso era en recodo. Los restos del castillo se componen de una torre
rectangular con obra de mampostería; situada en la cumbre del monte
en que se asienta, es de planta rectangular de site por tres metros y ya
está muy arruinada con sus paredes rebajadas en altura. Tenía
dos puertas que comunicaban con el recinto fortificado. Para su ingreso
desde el patio posee una rampa paralela la muralla y protegida por
un muro. Esta torre estaba a su vez protegida por un recinto alargado y
muy irregular, del que se conservan algunos muros coronados por almenas
piramidales.
En la población se
conservan parte de la muralla que la defendía. Destaca una torre-puerta
de arco apuntado que está rematada por dos pisos con arquerías
de ladrillo de estilo renacentista, seguramente fruto de un añadido
posterior a la construcción de la muralla. (Aurelio Cabañas
Boyano)
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