Portada renacentista de la iglesia de San Juan (1480) |
La ribera del Manubles
fue siempre escenario de gestas guerreras, por ser valle de penetración
entre las tierras aragonesas y castellanas. En consecuencia, Torrijo sufrió
en su propia carne la guerra de los Pedros. Por entonces, la defensa se
organizó desde el airoso castillo
situado en la cota máxima del pueblo, "sobre ásperas peñas",
según Labaña. Su posición estratégica podía
valorarse más que la robustez de la propia fortaleza, construida
a base de tapial. Tenía planta alargada, de unos cuarenta metros
de longitud, con torre rectangular, de siete metros de altura. "Es interesante
la rampa de subida -destaca Guitart Aparicio-,
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paralela a la muralla y
protegida por otro muro-pretil, terminado en un tosco arco. La defensa
del pueblo se completa en la parte baja con una esbelta torre-puerta, de
piedra y tapial, rectangular y con arco apuntado; posteriormente
se recreció con dos pisos de arquerías renacentistas de ladrillo,
de gran efecto artístico, que recuerdan las del zaragozano torreón
de la Zuda". Sigue en pie esta hermosa
torre, dando la bienvenida al viajero. A través de su puerta de
arco apuntado se alcanza a contemplar el palacio de la Casa Consistorial,
con sus cuatro arcadas de ladrillos que destacan sobre columnas toscanas
de piedra. Todo el esplendor del siglo XVI está presente en estas
construcciones.
Torrijo suma tres iglesias:
la parroquial, conocida con el nombre de Ortal; la de San Juan, y la de
la Virgen.
La parroquial constituye,
según Cristóbal Guitart, "el más perfecto ejemplar
y más representativo de la nueva moda de nave única, y por
su buena cantería y decidido goticismo, no desentonaría en
las zonas españolas más alejadas del mudejarismo". El estilo
gótico se da con toda su pureza, en la portada abocinada. Es obra
de Francisco Barrón y su construcción está fecha en
el 1500. "Presenta la particularidad infrecuente en Aragón -señala
el propio Guitart Aparicio- de la gran altura de las capillas laterales,
casi igual a la de la nave central, con arcadas molduradas ligeramente
apuntadas, lo cual acentúa su afiliación a la época",
Hay valiosos retablos, correspondientes a los siglos XVII y XVIII.
La iglesia de San Juan es
asimismo de estilo gótico, con portada renacentista. Su construcción
data de 1480.
Finalmente está la
iglesia de la Virgen, que perteneció a un antiguo convento. Esta
iglesia sólo se abre el día de San
Pascual y cuando las mujeres la piden para hacer novenas.
Torrijo de la Cañada
se convierte así en un singular conjunto monumental, y ya no simplemente
por los edificios religiosos, sino también por los civiles. La casa
consistorial bastaría por sí sola para refrendar este aserto.
Abbad Ríos la describe así: "Es un edificio cuadrangular,
hecho de mampostería en su parte baja, con les esquinas de sillería,
un cuerpo central, en un aparejo de cuadrados hechos con ladrillo y relleno
de mampostería, aparejo semejante al del arte
mudéjar toledano, y un último cuerpo de ladrillo. El
edificio en sí tiene mucha personalidad, ya que se aparte del tipo
corriente empleado en Aragón para estas casas consistoriales, cercándose
más al de Castilla, lo que se explica por razones de vecindad, y
formando un subgrupo con otras de pueblos cercanos".
El edificio del antiguo arciprestazgo
cumple ahora como casino.
La ermita dedicada a San
Félix y Santa Régula se levanta en lo alto del cerro. La
de Campo Alavés, y la de Santa Bárbara, en la cota más
elevada del pueblo. (Alfonso Zapater Gil)
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